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Los inversores sacaron 250 millones de la gestora de fondos de Credit Suisse en España en solo tres meses

Vista de una sede de la entidad financiera Credit Suisse.

Diego Larrouy

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Credit Suisse tenía escaso negocio en España y va camino de ser todavía más bajo. El banco que colapsó hace unas semanas ha visto cómo salían de su gestora de fondos de inversión en España 250 millones de euros de partícipes españoles durante el primer trimestre del año. El gigante financiero suizo, caído en plenas turbulencias del sector a nivel mundial, retrocede así en su principal negocio en España, la gestión de activos.

Los datos son recopilados por la patronal Inverco, que representa a las empresas de inversión en España. Credit Suisse tiene una posición limitada en España y gestionaba a cierre de febrero algo más de 1.000 millones de euros de inversores españoles a través de su gestora Credit Suisse Gestión.

La salida de dinero de esta gestora ha sido escalonada y ha ido aumentando en cada uno de los tres meses que componen el primer trimestre del año. En enero, la diferencia entre las entradas y las salidas de la gestora era de una pérdida de 78,7 millones de euros. En febrero, la salida acumulada del año subía hasta 116,7 millones de euros. Solo en marzo, en plena tormenta bursátil que acabó con su venta a UBS, fueron 133 millones de euros los que salieron de la gestora de Credit Suisse en España.

El año pasado ya fue negativo en cuanto a la salida de fondos de Credit Suisse Gestión. Si bien el ritmo se ha acelerado durante el primer trimestre de este ejercicio. En 2022, durante sus doce meses, salieron de la gestora 352,6 millones de euros, una cifra a la que la mala evolución del arranque de este año se ha aproximado. A la mala inercia en cuanto a la captación de clientes se han unido también los problemas que tuvieron los fondos de inversión durante el pasado año: perdió en 2022 una cuarta parte de su patrimonio bajo gestión y este año acumula otra caída de más del 8%.

La evolución del negocio de gestión de activos en Credit Suisse contrasta con la evolución general de las gestoras de fondos de inversión en España, que han arrancado el año con una vuelta al crecimiento e importantes captaciones de capital de inversores. Por ejemplo, en el mismo mes en que salieron 133 millones de Credit Suisse Gestión, entraron más de 400 millones en las gestoras de Kutxabank, BBVA o Ibercaja, según datos de Inverco.

Las estadísticas de la patronal muestran que durante el primer trimestre del año se han logrado más de 9.000 millones de suscripciones netas (diferencia entre la entrada y salida de capital de inversores). Este dato supone el mejor registro en cinco años para la industria de la gestión de fondos de inversión. La renta fija, es decir, la emisión de deuda, es el mercado en el que más está creciendo este sector en cuanto a la captación del dinero de clientes.

De este modo, el principal negocio de Credit Suisse en España se hace todavía más reducido. Tras el colapso de la entidad financiera, varios medios se han hecho eco de la posibilidad de que la gestora española acabe siendo vendida a alguno de sus rivales en el mercado.

El colapso de Credit Suisse ha tenido un impacto directo reducido en España. Sí se ha visto indirectamente a través de un tormentoso mes de marzo para los bancos españoles en Bolsa, que se han visto afectados tanto por la caída del banco suizo como de la intervención de distintos grupos bancarios en Estados Unidos. Sin embargo, las entidades españolas apenas tenían exposición al negocio de Credit Suisse. Según palabras del Banco de España de hace unos días, era “marginalísima” esta exposición.

Despidos, juicios y enfado

El mercado bursátil se ha calmado desde su último gran coletazo de esta crisis bancaria, que fue la caída de Deutsche Bank hace dos semanas. Por el momento, no se han presentado nuevos sustos para el sector bancario en Bolsa y queda ahora integrar los movimientos de las últimas semanas.

En ese impasse se encuentra ahora Credit Suisse, que será absorbida por su rival suizo UBS en una de las mayores operaciones del sector bancario europeo de los últimos años. Sin embargo, esta integración no está llamada a ser sencilla. El primero de los escollos afectará a la plantilla. Los medios suizos informaron este lunes que UBS plantea recortar entre un 20% y un 30% de la plantilla de la entidad, lo que afectaría a entre 25.000 y 36.000 personas.

El segundo se dirimirá en sede judicial. Varios accionistas e inversores de Credit Suisse han anunciado demandas contra la operación. Especialmente aquellos propietarios de bonos que han visto desaparecer toda su inversión en el banco en su adjudicación a UBS. Un grupo de estos bonistas ha contratado a un bufete de Los Angeles, Quinn Emanuel, conocido en el sector como “el más temible del mundo” por su papel en litigios y arbitrajes empresariales. Este bufete ya participó en una demanda similar en el caso del Banco Popular.

Por otro lado, la Fiscalía suiza ha abierto una investigación en busca de irregularidades en la operación. El fiscal general, Steffan Blättler, centraría sus pesquisas en posibles violaciones de leyes penales suizas por parte de miembros del Gobierno, reguladores y ejecutivos de los dos bancos, a raíz de la compra cerrada el 19 de marzo por 3.000 millones de francos suizos (3.020 millones de euros, 3.280 millones de dólares).

En este ambiente, el banco ha celebrado este martes la última junta de accionistas antes de ser absorbido por su rival UBS. El encuentro ha estado marcado por el malestar de los inversores por la situación que ha vivido la entidad y, en especial, por aquellos que han perdido su dinero en bonos de la entidad. Entre gritos en el público y grandes medidas de seguridad, estos accionistas mostraron que se sienten “engañados” y exigieron “compensaciones” por las “grandes sumas de dinero” que han perdido.

El encuentro ha estado marcado por los discursos de sus dos altos ejecutivos: el presidente, Axel Lehmann, y el consejero delegado, Ulrich Körner, que ha reconocido su incapacidad para sacar adelante la entidad ante la crisis reputacional que vivía y por su desaparición. “Pido disculpas porque no pudimos detener la pérdida de confianza y por decepcionarlos”, aseguró Lehmann. El presidente de la entidad suiza creyó en el éxito de los esfuerzos por cambiar Credit Suisse, “hasta el comienzo de la fatídica semana”, pero reconoció que la combinación del aumento de las tasas de interés, la inflación y la volatilidad del mercado sacudieron la confianza y, tras los problemas relacionados con los bancos estadounidenses, hubo temores de un contagio mundial. Cerró su intervención apuntando a que las únicas dos opciones eran “fusión o bancarrota”.

Por su parte, el consejero delegado, Ulrich Körner, apuntó que entiende que los accionistas “se sientan decepcionados, conmocionados o enfadados”. “Comparto la decepción con ustedes porque después de 167 años, Credit Suisse está renunciando a su independencia”, subrayó, pero defendió que “ya no teníamos elección”.

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