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El nuevo mapa del alojamiento turístico: la guerra abierta entre hoteleros y Airbnb

Unos turistas caminan con sus maletas por el barrio de La Barceloneta./ Foto: EFE

Marta Garijo

El anuncio del Ayuntamiento de Barcelona de imponer una moratoria sobre las nuevas licencias de hoteles y apartamentos ha vuelto a poner sobre la mesa la cuestión de cómo gestionar el alojamiento turístico. La capital catalana se ha convertido en el principal foco de una polémica centrada en si existe un exceso de oferta de apartamentos vacacionales en el centro de las ciudades y en cómo regularlos. Además de buscar una regulación efectiva en un área que evoluciona más rápido que la norma, el sector se enfrenta, por un lado, al reto de encontrar un modelo turístico que evite la masificación y, por otro, dar con el perfil turístico adecuado.

“Creo que esta medida (la moratoria de Barcelona) tiene sentido siempre y cuando no genere inseguridad jurídica para las partes interesadas, es positivo en cualquier caso que se plantee un análisis previo del modelo turístico y que se haga respecto a todos los servicios”, apunta Miguel Ferrer, colaborador de Sharing España. “Parece que últimamente algunos interesados han pretendido que todo el debate gire entorno a los apartamentos turísticos y el alquiler de viviendas entre particulares, cuando es un asunto transversal de todo el modelo turístico”, añade.

La introducción de grandes plataformas que ponen en contacto a particulares con propietarios de viviendas como Airbnb, Homeaway o Niumba ha puesto sobre el tablero a un nuevo jugador y esto no convence al alojamiento tradicional. En las últimas presentaciones de las previsiones del sector, la coletilla que ha seguido a los buenos datos registrados en el turismo ha sido que estos podrían haber sido mejores si se regulara esta forma de alojamiento. El lobby turístico Exceltur -dentro del cual se encuentran grandes cadenas hoteleras- lleva meses en pie de guerra contra estas nuevas formas de alojamiento que califica de ilegales.

El problema no reside tanto en el tipo de alojamiento -apartamentos los ha habido siempre- sino en que las nuevas plataformas entre particulares, como Airbnb, han hecho crecer su oferta de forma exponencial. Desde 2010, último año antes de la penetración de las principales plataformas online especializadas en el alquiler turístico, el uso de la vivienda alquilada por parte de los turistas extranjeros se ha elevado un 59,7% según los datos de Frontur recogidos por Exceltur en un informe realizado junto con E&Y.

Problemas de legislación

Entre los problemas normativos se incluye por un lado la vertiente de pago de impuestos de sus propietarios y por otro la relativa a los requisitos que deben cumplir estos apartamentos. La ley de arrendamientos urbanos de 2013 deja fuera de la normativa nacional la relativa a vivienda turística dado que la considera parte de la regulación turística y queda, por tanto, en manos de las comunidades autónomas. El resultado ha sido una amalgama de legislaciones que van desde la prohibición balear hasta la limitación de la comunidad de Madrid, que permite este tipo de alojamiento a partir de cinco noches.

“Es evidente el crecimiento y esto se ve con los datos de Airbnb a nivel mundial”, explica Albert Cañigueral, consultor y conector para España y Latinoamérica de OuiShare, que señala que los datos de la principal plataforma de alojamiento muestran que cada noche 800.000 personan utilizan Airbnb, con picos que llegan al millón. “Evidentemente la regulación está yendo bastante a remolque”, añade. 

No solo las cadenas hoteleras quieren la regulación. Desde la Asociación Española de Economía Digital, dentro de la que se incluye por ejemplo la plataforma Home Away, también se pide una normativa para el sector. “Todos entienden, con matices, que estamos ante un cambio de modelo que necesariamente exige una nueva regulación”, apuntaba hace unos meses José Luis Zimmermann, presidente de Adigital. Aunque de momento se desconoce cómo será.

Ese retraso de las nuevas normativas con respecto a la realidad se suma a que además cuentan con el handicap de que varían de una a otra comunidad. La clave residiría en los matices y en cómo regular un tipo de alojamientos con menos plazas que un hotel con unas normas que protejan al turista.

¿Turismo 'low-cost'?

En 2014, las llegadas de turistas internacionales repitieron por segundo año consecutivo récord al ascender a 64.995.275, un 7,1% más. Sin embargo, el gasto medio por turista por persona cayó un 0,6%, hasta 971 euros. El cambio del modelo turístico es una de las grandes asignaturas pendientes del sector. Algunas voces culpan en parte a este nuevo tipo de alojamientos.

En el informe elaborado por Exceltur señalan que el gasto medio de los turistas que eligen esta forma de alojamiento está por debajo de la media. “Los viajes asociados a la oferta de viviendas de alquiler turístico por cortas temporadas demuestran que generan una derrama económica diaria en destino un 84,8% inferior a la promovida por la oferta reglada”, señalan en el documento.

Las partes implicadas se defienden. Airbnb presentó hace unos días un informe sobre el impacto económico que está teniendo en Madrid. Dentro del documento, sus autores cifran en 323 millones de euros el impacto económico total máximo estimado sobre el conjunto de la economía española del gasto de Madrid, junto con la creación de 5.130 puestos de trabajo generados gracias a los gastos realizados por los huéspedes y anfitriones de Airbnb.

“Los anfitriones de Madrid atraen nuevos visitantes que desean tener contacto con la comunidad local y disfrutar de experiencias auténticas”, aseguraba Arnaldo Muñoz, director general de servicios de marketing de Airbnb en España, en la presentación del documento. “Ellos son los responsables de que el turismo se diversifique y los beneficios lleguen a los ciudadanos, a las familias y a los comercios de los barrios”, añadía Muñoz.

El deterioro de la calidad de vida y la convivencia, junto con la expulsión de la población residente, son dos de los grandes problemas denunciados por Exceltur. Una situación que se ha vivido, sobre todo, en algunos barrios de Barcelona donde las asociaciones vecinales han protestado por la masificación de este tipo de alojamientos. En la capital catalana la cuantía de plazas de servicios de alojamiento turístico en viviendas de alquiler ya se sitúa en 137.196 (casi duplicando la oferta reglada), seguida por Madrid, con 40.319 plazas, y Málaga con 28.763 plazas.

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