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La OIT pide garantizar un “salario vital adecuado” para todos los trabajadores con un ojo puesto en las plataformas digitales

Un repartidor de Glovo, en una imagen de archivo.

Laura Olías

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El futuro del trabajo ya está aquí y exige tomar medidas para aprovechar sus ventajas, pero sobre todo para limitar sus peligros. La Organización Internacional del Trabajo presenta este martes su estudio Trabajar para un futuro más prometedor, en el que ofrece una guía para afrontar los avances tecnológicos que modificarán el mundo laboral tal y como lo conocemos. Entre ellas, recomienda establecer una “Garantía Laboral Universal”, con unos derechos mínimos reconocidos para todos los empleados, incluidos los que tienen contratos a tiempo parcial y los de las plataformas digitales.

El informe, que se presenta esta mañana en Ginebra, ha sido elaborado durante 15 meses por 27 miembros de la Comisión Mundial de la OIT para el Futuro del Trabajo. Los expertos piden tomar medidas a los gobiernos de todo el mundo por, “si dejamos que la economía digital siga como hasta ahora, probablemente se ensancharán la brecha regional y la brecha de género”, recoge el informe.

El organismo pone el foco especialmente en las plataformas digitales, como esa muestra de la digitalización del mundo laboral que ya se está implementando en la actualidad. La comisión advierte de que “los sitios web de trabajo en plataformas de microtareas y el trabajo mediante aplicaciones que conforman la economía de plataformas podrían recrear prácticas laborales que se remontan al siglo XIX y futuras generaciones de 'jornaleros digitales”.

La OIT la urgente además de afrontar este debate sobre el futuro laboral teniendo en cuenta la necesidad de apostar por una economía sostenible con el medio ambiente y que asuma el “desafío demográfico” de los próximos años, que envejecerá las poblaciones de muchos países desarrollados (como España) y que disparará el número de jóvenes de otros, como los del continente africano.

Unos derechos laborales y protección mínimos

La comisión de expertos de la OIT ofrece una hoja de ruta con algunas recomendaciones para mitigar los aspectos negativos del futuro del trabajo. Una de sus apuestas más destacadas consiste en establecer una “Garantía Laboral Universal”, que comprenda unos derechos mínimos de todos los trabajadores laborales, “independientemente de que tengan un empleo a tiempo completo o de que su trabajo consista en realizar microtareas en línea, en la producción a domicilio para cadenas mundiales de suministro o con un contrato temporal”.

Entre estos mínimos garantizados, la organización enumera los “derechos fundamentales de los trabajadores: la libertad sindical y el reconocimiento

efectivo del derecho de negociación colectiva y del derecho a no ser sometido a trabajo forzoso, trabajo infantil o discriminación“, y además ”un conjunto de condiciones de trabajo básicas“, como 'un salario vital adecuado', la limitación de las horas de trabajo y una mayor seguridad e higiene en los lugares de trabajo.

La OIT considera que esta garantía es un “punto de partida” que puede responder a los “desafíos” de una diversidad cada vez mayor en las situaciones en las que se presenta el trabajo “y, en particular, el fenómeno emergente del trabajo digital a través de la economía de plataformas”.

Además, la comisión también considera necesaria la implantación de una “protección social universal desde el nacimiento hasta la vejez”, que incluya a todos los ciudadanos. Esa protección debe contar con un “piso de protección social” público y el “ahorro personal” solo debe ser una opción voluntaria. Para financiarla, “incluso si llega el momento de que los fondos públicos no den más de sí”, la OIT considera que “los gobiernos tienen otras opciones para ampliar el margen fiscal”, entre otras,

la reasignación del gasto público y el aumento de los ingresos fiscales.

Otras de las medidas más subrayadas es reconocer “un derecho universal al aprendizaje permanente”, que acompañe al ciudadano toda su vida laboral. Como recomendación, la OIT propone acordar un sistema de derechos de formación a través de “seguros de empleo” o de “fondos sociales”, que permitan a los trabajadores tomarse tiempo libre remunerado de sus trabajos para participar en la formación.

Transparencia salarial contra la brecha de género

El informe recoge que la igualdad de género ya no es una meta cuestionable. Se trata de un “el imperativo social y económico”, pero la OIT reconoce que ya se han aprobado muchas medidas para tratar de alcanzarla y el ritmo de cambio ha sido “frustrante por su lentitud durante los últimos decenios”.

Por ello, la comisión propone seguir avanzando. Ir más allá a través de “un programa transformador y mensurable para lograr la igualdad de género en el futuro del trabajo”. Este programa tiene, fundamentalmente dos líneas de actuación: la primera, el hogar, con políticas públicas que equilibren los cuidados entre hombres y mujeres y entre los ciudadanos y el Estado; y la segunda, apostar por la “rendición de cuentas”, es decir por medir la desigualdad para combatirla allá donde exista.

Entre las propuestas de medidas “mesurables”, la OIT apuesta por cuantificar el trabajo de prestación de cuidados no remunerado. La comisión considera que el PIB es un indicador restrictivo para medir el crecimiento económico y sugiere que se incluyan otros índices complementarios al Producto Interior Bruto, como “un indicador para el trabajo no remunerado realizado en los hogares y en las comunidades”.

También recomienda instaurar políticas de transparencia salarial, como el cumplimiento de “requisitos obligatorios de presentación de información” por parte de las empresas que arrojen luz sobre la brecha salarial y permitan combatirla. Los datos y la rendición de cuentas también debe llegar a otras medidas más instauradas, como las cuotas y los planes de igualdad.

Todas las recomendaciones pasan también por un refuerzo de las instituciones del trabajo, es decir, la normativa laboral, políticas públicas y los agentes sociales (organizaciones empresariales y sindicales), y la posibilidad de acudir a la OIT como ese actor de referencia a nivel mundial en una economía cada vez más interconectada. La comisión pide tomar nota de que todas las cuestiones, porque “aun siendo difíciles de resolver, atengámonos a las consecuencias si las ignoramos”.

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