Los planes de BBVA y Sabadell sin la OPA: lluvia de dividendos y vida en solitario a la sombra de fusiones europeas
La vida sigue. El fracaso del intento de compra (OPA) de BBVA por Sabadell ha dejado a las dos entidades con la exigencia de seguir adelante con sus planes de negocio en solitario. Una estrategia que llevaba 17 meses marcada por una operación corporativa que no ha materializado por el rechazo mayoritario de los accionistas del banco catalán. Ahora, ambas partes tienen que plantearse el camino a seguir que, aunque plagado de incertidumbres, también presenta certezas, sobre todo, por la lluvia de dividendos que han prometido a sus respectivos accionistas.
Lo primero que parece despejarse –al menos, de momento– es que las dos entidades van a mantener a sus respectivos equipos directivos. El de Sabadell sale muy reforzado de la OPA, porque ha triunfado su hoja de ruta y, sobre todo, porque tiene un amplísimo respaldo entre los pequeños accionistas. En el caso de BBVA, el batacazo de la oferta podría haber abierto la puerta a la salida de la presidencia a Carlos Torres, más aún cuando ha intentado dos veces la misma fusión y en ambas ocasiones ha tropezado. Sin embargo, el directivo ha dejado muy claro que piensa continuar.
Analizamos qué tienen por delante tanto Sabadell como BBVA y qué puede pasar con dos de las cinco mayores entidades financieras de España.
Sabadell, un futuro en solitario, pero siendo más pequeño
Una de las diferencias entre el Banco Sabadell previo a la OPA y el que sale de ella es que va a ser una entidad más pequeña con un foco de actividad exclusivamente centrado en España. En pleno verano y como contraataque a la operación de BBVA, Sabadell anunció la venta de su división en Reino Unido a Santander por 2.900 millones de libras (el equivalente a unos 3.400 millones de euros). No es un negocio pequeño, al margen de que suponía ser su única baza fuera de España. Por ejemplo, en 2024, TSB aportó 208 millones al beneficio neto del grupo, el 11% de todo lo que ganó en el ejercicio.
Decidió venderlo porque con esos ingresos dio luz verde a un megadividendo histórico, de 2.500 millones de euros que sus accionistas –también los que acudieron a la OPA y ahora recuperan sus títulos– cobrarán el año que viene, una vez se cierre la venta a Santander. Además, ese megadividendo va a ser mayor, porque superará los 6.400 millones hasta 2027, lo que le va a exigir mantener el ritmo de crecimiento de su rentabilidad.
Por tanto, cuando se cierre esa desinversión de TSB, Sabadell será un banco local en un mercado donde hay tres entidades más grandes, tanto en activos como en red comercial: Caixabank, Santander y BBVA. Así que si quiere engordar tiene dos opciones: o aumentar su capacidad de crecimiento sabiendo que tiene que destinar una parte considerable de sus recursos a la política de retribución a los accionistas o buscar una unión con otro banco. Ahí entran opciones como Bankinter –que hasta ahora no ha entrado en el baile de fusiones– y los dos nombres que más han sonado hasta el momento como posibles socios: Abanca y Unicaja. En ambos casos, porque su presencia territorial sería bastante compatible con la de Sabadell.
De momento, parece que la apuesta pasa por crecer en solitario. “Nosotros tenemos una cuota del 8%, progresivamente iremos aumentando esa cuota, despacito, para no romper nada. Seremos muy relevantes porque generaremos competencia y, por lo tanto, habrá financiación, a las pymes, en particular”, aseguró el consejero delegado de Sabadell, César González-Bueno, en una entrevista con elDiario.es.
Además, la entidad tiene que coser un roto provocado por la OPA: su consejo de administración. Su principal accionista individual, David Martínez, que suma el 3,8% del capital, se desmarcó de la OPA y aceptó la oferta de BBVA. De hecho, González-Bueno reconoció abiertamente en esa entrevista que la relación con el mexicano estaba rota.
Otro de los mayores accionistas individuales de Sabadell es el promotor de centros comerciales Tomás Olivo. En este caso, no llega al 3% y no acudió a la OPA, según recoge Expansión. Su opinión puede ser determinante porque Olivo es el segundo mayor inversor de Unicaja, con el 9,4% del capital, solo por detrás de la Fundación Unicaja, que supone el 30%.
BBVA no supera a Santander en España
Tras asumir en la noche del jueves su patinazo en la OPA, BBVA se apresuró a lanzar un mensaje al mercado: ahora que no va a ir a por Sabadell va a tener más fondos para retribuir a los accionistas y para seguir creciendo. Lo que no mencionó es que se ha roto su sueño de ser el segundo banco más grande de España gracias a la aportación de Sabadell.
Su consejero delegado, Onur Genç, recalcó el viernes cuáles son los pasos a seguir que, a día de hoy, no contemplan más compras. Además, en el caso de Sabadell, la legislación le impediría lanzar otra OPA en, al menos, un año. “Crecimiento orgánico”, repitió en varias ocasiones el directivo turco. “Si vemos el sector europeo, en comparación con los 15 mayores bancos, crecemos más. En los últimos 12 meses, hemos crecido en la cartera de préstamos un 16% y, en España, un 6%. Estamos ganando cuota, tenemos que seguir creciendo”, repitió.
Mientras, en un encuentro con empleados, Torres defendió el viernes la mirada a largo plazo del banco, tras la oportunidad perdida de la compra de Sabadell, y expuso que ahora hay que pisar el acelerador para seguir adelante.
A diferencia de Sabadell, BBVA tiene más patas de negocio fuera de España, pero ahí tienen relevancia dos mercados condicionados por la inestabilidad geopolítica: Turquía y México. De hecho, ambos pesan mucho en sus resultados, más que España. En el caso turco, el pasado año aportó 21.414 millones de euros a sus ingresos ordinarios. México supuso 25.498 millones y España 19.388 millones de euros.
A partir de ahora, si quiere crecer en España tendrá que hacerlo a pulmón, con sus recursos propios, sabiendo los elevados compromisos que se ha marcado en la retribución al accionista: por un lado, 36.000 millones de euros en dividendos hasta 2028, de los que 13.000 los abonará en el corto plazo. Por otro, una compra inmediata de acciones por valor de 1.000 millones, a la que se sumará otra megacompra en un futuro próximo, porque tiene intención de solicitar al Banco Central Europeo (BCE) que le permita una “significativa recompra adicional”, que aún no ha cuantificado.
Precisamente, el BCE va a pesar en las decisiones a futuro de BBVA y de Sabadell, porque el supervisor lleva tiempo reclamando fusiones transfronterizas entre diferentes países europeos, para conseguir que la eurozona tenga algún banco que sea capaz de competir cara a cara con las grandes entidades estadounidenses y asiáticas.
De momento, no parece que esté cocinándose ninguna operación corporativa supranacional que afecte a las entidades españolas. Sin embargo, el mismo día en que BBVA tropezaba con la OPA, la presidenta de Santander abría la opción de mantener conversaciones, en algún momento, con el consejero delegado de JP Morgan, Jamie Dimon. “No estoy sugiriendo una OPA hostil, pero siempre estoy abierta a negociar”, aseguró Ana Botín en un evento del sector financiero.
Todo el mundo mira a la Bolsa
Al margen del futuro a medio y largo plazo, casi desde el instante en el que se supo el rechazo a la OPA, el mercado mira las acciones de los dos bancos, para ver si la OPA estaba funcionando como tope o como lastre para las entidades. De momento, la primera sesión tras conocerse el final de la operación se saldó con una caída de Sabadell del 6,7% y el despegue de BBVA, que repuntó un 6%.
En el siguiente gráfico se ve la evolución de las dos entidades desde los meses previos a la OPA.
Ese despegue de BBVA se explica porque “se ha eliminado el riesgo de una ampliación de capital, que era lo que el mercado estaba empezando a temer si se daba el potencial escenario de una segunda OPA en efectivo. Por otro lado, al retirar la OPA ha reanudado la política de retribución”, lo que premian los mercados, explica Nuria Álvarez, analista de Renta 4 Banco. “En el caso de Sabadell, había mucho inversor esperando a una segunda OPA a un precio mayor y en efectivo”, algo que ya no va a producirse.
Cambiar la Ley de OPAS
Otro de los factores que sobrevuela el futuro de los bancos –y de todas las cotizadas– es el marco y las condiciones que impone la Ley de OPAS. Y crecen las voces que piden cambios normativos, para evitar que las operaciones corporativas se prolonguen más de año y medio, como en este caso, y acaben, prácticamente, en la casilla de salida.
Torres, por ejemplo, reclamó en rueda de prensa la reforma de esta ley. “Se ha puesto de manifiesto que necesita un refresco, porque hemos visto, en este largo proceso, que determinados artículos no son claros, están sujetos a ambigüedades y hay situaciones que no están recogidas”. “No recoge el comportamiento de los fondos pasivos, que no tienen información sobre las aceptaciones. Merece la pena revisarlo”, aseguró.
Esa misma opinión la han señalado representantes de la patronal y de los sindicatos. El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez-Llibre, pidió el viernes una ley “eficiente” que “se adapte a las necesidades del siglo XXI”, ya que Sabadell y BBVA “han perdido oportunidades porque sus equipos de gestión han estado centrados en las operaciones”.
“España tiene que revisar el procedimiento vigente de las OPAS, porque 17 meses en esta situación tiene muy poco sentido”, señaló en la misma dirección el secretario general de UGT, Pepe Álvarez.
Lo mismo aseguró hace unas semanas el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá. “Esto se está prolongando mucho y es deseable repensar en el futuro si no tendríamos que ver un conjunto de normas que acortaran los plazos. Porque no es deseable tener a entidades tan importantes en el sistema bancario español dedicando muchas energías a este ministerio, o energías que podrían dedicarse a otras cosas”. Desde la noche del pasado jueves, ese escenario, el de cada uno a sus cosas, es el que ya viven los equipos tanto de Sabadell como de BBVA.
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