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El 'viacrucis' de Audi

El expresidente de Audi, Rupert Stadler.

Aldo Mas

Berlín —

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Audi es la empresa alemana del lujo del fabricante de coches Grupo Volkswagen. Engloba a otras firmas como Lamborghini o Bentley. Pero, lejos de la belleza que algunos verán en el lujo de esas marcas, Audi está en un lugar menos bonito, incluso algunos dicen que está en el “infierno”.

Si existe ese lugar y allí acaba la lujosa firma del Grupo Volkswagen, el gran fabricante alemán y europeo de coches, tal vez sea por sus 'pecados' pasados. La empresa de los anillos, con sede en Ingolstadt (sur alemán), en cualquier caso, no despega en tiempos de digitalización y electrificación.

Prueba de ello parece ser que, “aunque las ventas de China han alcanzado un pico, la mayoría de los coches [Audi] vendidos son coches con motor de combustión”, según apuntaba el pasado fin de semana el diario Financial Times. En China, donde hace buena parte de sus negocios el Grupo Volkswagen, solo hay un modelo de coche eléctrico de Audi en venta: el Q4 e-tron. No solo es un problema en China. También se está quedando por detrás de sus competidores BMW y Mercedes-Benz en otro mercado importante como el de Estados Unidos.

En las páginas económicas del Frankfurter Allgemeine Zeitung señalan que no se ve ni rastro del tradicional lema con el que Audi se buscó un hueco en el Olimpo de las marcas alemanas de coches: “Progreso a través de la tecnología”.

Cierto es, sin embargo, que el volumen de negocio de Audi ha crecido considerablemente en los últimos dos años. De un pandémico y mal 2020, en el que la firma de Ingolstadt registró un volumen de negocio de algo menos de 50.000 millones de euros, en 2022 casi alcanzaba los 62.000 millones de euros, según los datos del portal de estadística alemán Statista. Unos 614.000 coches del total de 2,8 millones que vendió el Grupo Volkswagen en 2022 eran de Audi.

Ahora bien, que se diga que Audi ha dejado de ser referente, además de coherente con su lema sobre “progreso” y “tecnología”, resulta sintomático.

También lo es, por ejemplo, que se acabe de anunciar el cambio en la presidencia del fabricante de coches de lujo del Grupo Volkswagen. Hace unos días, se anunciaba que Markus Duesmann será sustituido al frente de la compañía por Gernot Döllner. Duesmann llevaba como jefe de Audi desde 2020. Había llegado procedente de BMW para sustituir al neerlandés Bram Schot. Este último había estado al frente de una empresa “en proceso de saneamiento”, según la expresión de la revista económica Manager Magazin, entre otras cosas, por los destrozos que había dejado tras de sí Rupert Stadler.

Rupert Stadler, un expresidente de Audi, condenado por fraude

Stadler fue considerado culpable, entre otras cosas, por fraude en el 'dieselgate', aunque no ha entrado en la cárcel. Audi, como en buena parte del sector del automóvil alemán, también se vio afectada por el 'dieselgate', el mayor escándalo de fraude industrial que se recuerda en Europa. Los motores diésel se trucaron para hacer que parecieran menos contaminantes.

Rupert Stadler aparece en este escándalo como uno de los grandes nombres. Entre otras cosas porque, con Stadler al frente Audi, la firma siguió vendiendo coches con el motor trucado pese a que ya había saltado a la luz el escándalo. En concreto, los coches con motores diésel de Audi de seis y ocho cilindros.

A nadie se le ha escapado que la condena contra Stadler, que llegó a ser detenido en 2018 y pasar hasta cuatro meses encerrado en la cárcel, es la primera condena penal contra un directivo del Grupo Volkswagen. Por eso decían en sus páginas económicas el diario Süddeutsche Zeitung que era “una condena histórica”.

Stadler, a sus 60 años, no irá a la cárcel. Tendrá que pagar una multa de 1,1 millón de euros. Ha estado pendiente de su juicio casi tres años.

Solo una fracción de ese tiempo han estado al frente de Audi sus sucesores, Schot y Duesmann. Este último entregará las llaves de Audi a partir del próximo mes de septiembre a Döllner, de quien dicen que es un “estratega bien conectado”.

Döllner llegará a Audi después de haber sido jefe de estrategia del Grupo Volkswagen. Döllner es “la persona acertada, para afinar la estrategia de producción y el posicionamiento en los mercados importantes para Audi”, según Manfred Döss, presidente del Consejo de Vigilancia del Grupo Volkswagen.

La llegada de Döllner es una forma, para Oliver Blume, el presidente del Grupo Volkswagen, de poner a un hombre cercano al frente de una marca que sigue en dificultades también por los problemas de liderazgo que acusaba Duesmann. Él es, hasta ahora, la última 'víctima' del viacrucis que parece ser estar al frente del lujo en Volkswagen.

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