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Banco Santander ha destinado ya más de 50.000 millones a ‘financiación verde’

Un brote de una planta.

Construir un mundo más responsable y sostenible es uno de los principales retos que se ha propuesto Banco Santander. Dentro de este objetivo de contribuir a una economía más verde, el apoyo a la financiación de proyectos en favor del medio ambiente se ha convertido en una de las piezas claves para la entidad. Desde 2019, el grupo español ha alcanzado ya una inversión de 51.198 millones de euros en financiación verde y, de esta cifra, 17.427 millones corresponden a los primeros nueve meses de este año, según su último informe financiero

Todo ello forma parte del camino hacia el compromiso adquirido por el grupo de movilizar a este fin 120.000 millones de euros en 2025 y 220.000 millones en 2030. “El cambio climático es una emergencia global. Somos uno de los mayores bancos del mundo, con más de 150 millones de clientes, y por eso tenemos la responsabilidad y la oportunidad de apoyar la transición ecológica y animar a más personas y empresas a ser más sostenibles”, comenta Ana Botín, presidenta de Banco Santander. Y recuerda que “solo desde 2020, los proyectos de renovables que hemos financiado han creado energía suficiente para abastecer una ciudad tres veces el tamaño de Londres”.

En 2019, Banco Santander se marcó una hoja de ruta con 11 objetivos ligados a los ODS de Naciones Unidas para cumplir en cinco años (hasta 2025) y, a partir de ahí, acelerar el paso en el camino hacia la descarbonización. De hecho, el pasado mes de febrero, la entidad, miembro fundador de Net Zero Banking Alliance (NZBA), anunció su intención de alcanzar cero emisiones netas de carbono en todo el grupo en 2050 para apoyar los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático. 

Este reto que va mucho más allá de la propia actividad del banco. Incluye todas las emisiones de sus clientes derivadas de cualquiera de los servicios de financiación, asesoramiento o inversión que ofrece el grupo. Sus objetivos de descarbonización tienen la primera meta en 2030. A partir de entonces, el bancoalineará su cartera de generación de energía eléctrica con el Acuerdo de París, dejará de dar servicios financieros a clientes de generación de energía eléctrica cuyos ingresos dependan en más de un 10% del carbón térmico y eliminará por completo su exposición a la minería de carbón térmico en todo el mundo.

Los orígenes de esta apuesta por la financiación verde se remontan a hace ya 20 años, cuando la entidad comenzó a financiar las primeras plantas fotovoltaicas en España. Ahora, es líder mundial en inversión en energías renovables, según los datos de Dealogic a cierre de 2020, con el respaldo a proyectos de nueva creación (los denominados greenfield) con una capacidad total instalada de 13.765 megavatios (MW), suficiente para suministrar energía a 10,3 millones de hogares y evitar la emisión de 60 millones de toneladas de CO2. También ha contribuido a la ampliación, mejora y mantenimiento de proyectos de infraestructura de energías renovables existentes (brownfield ) con una capacidad instalada de 8.106 MW. 

Entre los proyectos que ha impulsado este año destacan la financiación de casas de mayor eficiencia energética (ha sido el primer banco en Reino Unido en lanzar EnergyFact, un informe gratis sobre la energía del hogar) y el apoyo a los agronegocios en su transición hacía un uso más sostenible de los recursos con créditos para la modernización de regadíos y renovación de maquinaria. En Polonia ha financiado una cartera de parques solares en el último trimestre.

También en América Latina ha desarrollado proyectos en todos los países en los que opera el grupo. Por ejemplo, en Colombia, la división Santander Corporate & Investment Banking (SCIB) ha actuado como asesor financiero único en la fusión de En el Green Power Colombia y sus filiales energéticas del continente, con el Grupo de Empresas de Bogotá; en Argentina, ha liderado la primera emisión y colocación de un bono corporativo vinculado a la sostenibilidad, adjudicado por un valor superior a 50 millones de dólares; en Chile ha puesto en marcha el producto pyme verde y ha ejecutado por primera vez en América Latina un swap vinculado a la sostenibilidad con la naviera Ultranav; y, en Uruguay, ha lanzado el primer crédito de vehículos que busca neutralizar las emisiones adquiriendo bonos de carbono neutros. Gracias a estos proyectos, el grupo ha sido reconocido por Euromoney como el Mejor Banco Sostenible de América Latina, mientras que Santander Chile y Santander México han recibido el premio conjunto de Global Finance de “liderazgo sobresaliente en finanzas sostenibles” en la región.

Además del respaldo financiero a proyectos verdes, la entidad española avanza con otras iniciativas. Entre ellas, nuevas soluciones financieras (hipotecas verdes, financiación de vehículos eléctricos, servicios de compensación de carbono, financiación de cargadores eléctricos, paneles solares, sistemas de calefacción verde, fondos de inversión o planes de pensiones sostenibles), el lanzamiento del reto global Santander X Environmental Challenge, para aportar soluciones sostenibles a algunos de los problemas que enfrenta la sociedad actual en su transición hacia una economía verde, o la promoción de los microcréditos en Latinoamérica para apoyar negocios inclusivos y sostenibles

La reducción de huella ambiental es otro de sus desafíos: a finales de 2020 consiguió ser 100% neutro en carbono en su propia actividad y espera eliminar este año el 100% del plástico de un solo uso de sus oficinas y edificios corporativos. Para 2025, el objetivo es que el 100% de la electricidad que utiliza proceda de energías renovables (en España ya lo ha conseguido al 100% y en un 60% a nivel global).

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