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El envejecimiento de la población y el riesgo de la dependencia

los octogenarios ya representan el 6,1% de toda la población en España.

Mercé Palau

Se calcula que para el año 2068 el número de personas mayores de 65 años puede llegar a más de 14 millones, un 29,4% del total de la población, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). A día de hoy, sigue creciendo la proporción de octogenarios, que ya representan el 6,1% de toda la población y que se prevé que sigan ganando peso, según el estudio Un perfil de las personas mayores en España, 2019.

Estas cifras sobre el aumento de la esperanza de vida plantean varios desafíos y retos a los que hacer frente. Se ha producido, por ejemplo, un desequilibrio sobre la idea de los hospitales (pensados para tratar patologías) y el ingreso de las personas mayores cuyas necesidades asistenciales van, en ocasiones, más allá de la enfermedad. Este sector de la población presenta estancias más largas que el resto de personas, con el hándicap de que son más vulnerables y, por tanto, la hospitalización puede llegar a ser también más compleja.

Para María Herrera, jefa del servicio de Geriatría del Hospital Universitario Infanta Elena (HUIE), “las personas cada vez vivimos más y, por tanto, tenemos más riesgo de dependencia”. Por este motivo es importante, en el campo de la sanidad, contribuir a que las personas mayores sean cada vez más activas y menos dependientes.

Por qué es importante la terapia ocupacional en personas mayores

La terapia ocupacional juega aquí un papel decisivo. Porque durante el ingreso, si no se atienden todas las circunstancias de forma efectiva, puede haber más complicaciones, como una disminución de las capacidades cognitivas y motrices y que, en el momento del alta, el paciente sea más dependiente que antes del ingreso.

De entre las numerosas definiciones que hay sobre terapia ocupacional, el Consejo de Terapeutas Ocupacionales para los Países Europeos (COTEC) lo resume de la siguiente manera: “la terapia ocupacional valora y trata a la gente usando actividades propositivas para prevenir la discapacidad y desarrollar la independencia funcional”. Por tanto, estamos ante una disciplina que ayuda a mejorar el funcionamiento de la persona a partir de la rehabilitación de las actividades diarias, desde el autocuidado (vestirse, comer, ir al baño) al desarrollo de actividades comunicativas y de relaciones sociales, así como tareas domésticas como lavar la ropa o cocinar.

Si el ingreso hospitalario de las personas mayores se trata desde una perspectiva multifactorial, en la que se involucren distintos equipos de expertos, se consiguen varios beneficios:

  • Mejora la recuperación
  • Aparecen menos dolencias
  • Aumenta la independencia
  • Racionalización de los gastos derivados de este tipo de ingresos

Por todos estos motivos, la terapia ocupación se usa cada vez más en centros sociosanitarios y residenciales, con el fin de mejorar la calidad de vida de los residentes. Y es que cada vez más hay un reconocimiento creciente de que, a medida que la población envejece y la presión sobre los recursos sanitarios continúa, es necesario desarrollar formas de apoyo a estas personas, dentro y fuera de los hospitales.

Los equipos multidisciplinares, con médicos, enfermeras y otros profesionales, son cruciales. Como reconoce Herrera, “con la inclusión de la terapia ocupacional en la cartera de servicios del hospital queremos que el paciente anciano recupere su movilidad y sea más autónomo y pueda realizar sus tareas básicas y rutinarias”.

Los terapeutas ocupaciones, gracias a su formación y experiencia para promover una mayor movilidad, son un ingrediente clave en este enfoque multidisciplinario. No se trata solo de la prevención en el ingreso ni de tratar exclusivamente la patología por la que se ingresa, sino también de conseguir que el paciente, cuando salga del hospital, tenga la misma situación funcional (o muy parecida) a la que tenía en su casa antes.

En España ya se están llevando a cabo varias iniciativas como respuesta a la necesidad de adaptar el modelo asistencial actual, como el Programa del Paciente Frágil, del Hospital Universitario Infanta Elena (HUIE). La clave está, según los expertos, en movilizar al paciente anciano lo antes posible y, también muy importante, formar a los sanitarios y a sus familiares sobre cómo tratarlos.

Estas iniciativas se incluyen en parte de los objetivos que establece la Estrategia Global y Plan de Acción sobre Envejecimiento y Salud (2017) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Incluye, entre otros, la importancia de armonizar los sistemas de salud con las necesidades de las personas mayores y fomentar sistemas sostenibles para ofrecer atención a largo plazo.

Acercar la Navidad a los mayores ingresados

Con las calles iluminadas y decoradas ya de colores y luces, empieza para muchos unos días entrañables, pero no todos lo pueden vivir de la misma manera. Estas Navidades, muchas personas tendrán que permanecer en algún hospital, y la mayoría de ellas serán personas mayores. Se calcula que más del 50% de todos los ingresos hospitalarios corresponden a personas de más de 65 años. Con el fin de paliar el aislamiento y la soledad que puedan sentir, no solo por el hecho de tener que estar hospitalizados, sino también por tratarse de unos días especiales, la Asociación Benéfica Geriátrica (ABG) impulsa la campaña 'Ningún mayor sin regalo'.

Decenas de voluntarios recorrerán las habitaciones de distintos hospitales, entre ellos el Hospital Infanta Elena, para hacer llegar a los mayores que están ingresados, no solo un regalo u obsequio, sino también su compañía, algo muy valorado durante estas fiestas. El objetivo para este año es aumentar el alcance de la iniciativa al máximo número de mayores posible, llegando a superar, si cabe, los 1.500 mayores de 12 hospitales que se visitaron el año pasado.

Villancicos, charlas, sonrisas… las visitas se traducen en una mejora en el estado de ánimo de los mayores y sus familiares porque abren un paréntesis en su hospitalización.

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