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La importancia de no aplazar cirugías por la covid

Médicos operando en un quirófano.

Mercè Palau

Desde hace unos meses la covid está en la mente de todo el mundo. Y por una lógica razón: se están viviendo tiempos únicos y situaciones excepcionales. Cuando las noticias y la información cambian de forma rápida, la seguridad y la salud de todos es lo principal. Durante este tiempo es muy importante cuidarse y obtener y recibir la atención médica urgente necesaria. Pese a la nueva situación sanitaria, las condiciones de salud crónicas no se han tomado un descanso porque haya aparecido el coronavirus. Hay afecciones crónicas, como las enfermedades cardíacas o la diabetes, que necesitan chequeos regulares y visitas con los especialistas para que realicen un seguimiento y para que garanticen que el tratamiento está funcionando. 

Durante la pandemia también han continuado habiendo casos de cirugías y otros procedimientos esenciales. Aunque, tal como reconoce el Colegio de Cirujanos estadounidense (ACS), algunos procesos quirúrgicos podrían posponerse indefinidamente, la gran mayoría están asociados con una enfermedad progresiva como el cáncer o la enfermedad cardiovascular. En estos casos, retrasar la intervención “aumenta el riesgo de que reaparezcan como emergencias más graves en un momento en el que son menos fáciles de tratar”. 

Coronavirus y freno en las intervenciones quirúrgicas

Desde el inicio de la pandemia, se ha tenido que sopesar el riesgo de demora con el beneficio de seguir adelante con el plan de atención de las cirugías. Durante las 12 semanas de interrupción máxima debido a la covid, se han cancelado o se han pospuesto un gran número de operaciones a causa del parón provocado por esta enfermedad. 

La mayoría de las intervenciones canceladas (90,2%) han sido por enfermedades benignas(90,2%).Este dato es coherente con los resultados del estudio multicéntrico PIACO (“Estudio de los patrones de presentación de los procesos inflamatorios agudos quirúrgicos durante la pandemia por Covid-19”) , publicado en British Journal of Surgery, y liderado por el Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz junto con el Hospital Universitario de La Princesa y en el que han participado 17 centros. En este estudio se describe como los pacientes con procesos leves no acudieron a los hospitales.

Y es que durante esta crisis sanitaria, uno de los aspectos que más se ha visto alterado han sido las consultas en los centros sanitarios. El nuevo virus ha modificado de manera significativa la manera en la que se ofrece la atención médica y quirúrgica. La respuesta de los distintos países ha sido variable, desde la imposición de bloqueos masivos a cuarentenas. Sin embargo, desde el inicio se ha visto que luchar contra la Covid-19 solo puede lograrse manteniendo la infraestructura de los sistemas sanitarios y su capacidad para adaptarse a un aumento de las necesidades de atención médica.

Por qué no es necesario demorar la cirugía

Este impacto ha sido medido  en los pacientes que han sufrido procesos inflamatorios quirúrgicos agudos como apendicitis, colecistitis, absceso anal y diverticulititis, y en el número de intervenciones que necesitan estos procesos. En concreto, durante el pico de la pandemia (del 14 de marzo al 2 de mayo), el número de pacientes atendidos por este tipo de proceso descendió en un 36,6% respecto al mismo periodo del año 2019, tal como confirma el estudio PIACO y como reconoce el Dr. Damián García-Olmo, co-investigador principal del estudio y jefe del Departamento de Cirugía General y Digestiva de la Fundación Jiménez Díaz.

Esta reducción se da especialmente en los casos más leves porque, “en números absolutos, han acudido el mismo número de casos graves”, admite el Dr. Héctor Guadalajara, jefe del Servicio de Cirugía de la Fundación Jiménez Díaz, que ha liderado la investigación PIACO.

La razón que explicaría esta realidad es la recomendación actual de demorar los tratamientos quirúrgicos de los pacientes infectados por Covid-19, que tendrían una mortalidad de un 20%, según algunas publicaciones. 

Sin embargo, y de acuerdo con la nueva investigación, considerada relevante a nivel mundial, la cirugía es la mejor opción terapéutica para abordar estos procesos inflamatorios. Es más, la situación de pandemia provocada por la covid “no afecta negativamente a la morbimortalidad de los pacientes operados por este motivo”. Para Guadalajara, resultados como los observados en el estudio suponen un cambio radical en las recomendaciones actuales de demorar y aplazar los tratamientos quirúrgicos de los pacientes infectados por Covid-19. “Muchos pacientes a nivel mundial se beneficiarían de un tratamiento inmediato de su patología”, admite Guadalajara.

Debe tenerse en cuenta, además, que los hospitales cuentan con protocolos de prevención de infecciones que tienen como objetivo proteger a pacientes y personal sanitario del Covid-19. De hecho, en el caso de la Fundación Jiménez Díaz cuentan con el certificado ‘Protocolo Seguro frente al Covid-19’ emitido por AENOR tras acreditar que es un espacio protegido y saludable tanto para su personal como para los pacientes, controlado y alineado con los estándares más exigentes frente al coronavirus. 

Para los expertos, los gobiernos deben mitigar esta importante carga para los pacientes con la creación de planes de recuperación y la implementación de estrategias que ayuden a restaurar la actividad quirúrgica de manera segura. 

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