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El futuro de la investigación: así funcionan los ensayos clínicos adaptativos

Un investigador.

La pandemia ha provocado mucho sufrimiento en estos dos últimos años, pero también ha acercado la ciencia a la sociedad. Entre los conceptos con los que los ciudadanos se han familiarizado está el de ensayo clínico. Se trata del último paso en el desarrollo de fármacos nuevos para demostrar su eficacia y seguridad antes de su autorización por las agencias reguladoras, y uno de los más complejos y costosos.

Según Farmaindustria (la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica), y en circunstancias normales, el descubrimiento de un nuevo fármaco conlleva entre 10 y 12 años de investigación y desarrollo, y una inversión que ronda los 2.400 millones de euros. Esta elevada cifra es el resultado de sumar el coste de investigación y desarrollo no sólo de cada tratamiento que llega al mercado sino también de todos aquellos medicamentos que se quedan por el camino. Se calcula que sólo un 10% de los fármacos candidatos que logran probarse en ensayos clínicos reciben luz verde por parte de las autoridades sanitarias. Es decir, solo 1 de cada 10.000 compuestos logra convertirse en nuevo medicamento.

Con el objetivo de optimizar los tiempos de desarrollo clínico y disminuir el coste de los nuevos fármacos, el diseño de los ensayos clínicos está evolucionando de un modelo fijo a uno más flexible. El resultado de esta nueva metodología son los ensayos clínicos adaptativos en los que se permite modificar el protocolo para integrar el conocimiento adquirido durante el transcurso del ensayo.

 “El desarrollo clínico es la categoría más importante de inversión en I+D de la industria farmacéutica. Y la inmensa mayoría del dinero invertido en ensayos clínicos se destina a moléculas que fracasan”, señala Miquel Balcells, Director Médico de la farmacéutica biotecnológica Amgen en España. “Por esta razón, necesitamos aumentar la cantidad que invertimos en medicamentos que llegan a los pacientes y disminuir la cantidad que gastamos en aquellos que no lo consiguen”, reflexiona.

Mayores probabilidades de éxito

En los ensayos clínicos convencionales, el protocolo de un estudio queda establecido de manera inamovible antes de que se reclute al primer paciente. Sin embargo, las metodologías más novedosas utilizan ensayos clínicos adaptativos, que permiten no sólo acelerar el desarrollo de fármacos sino también aumentar la probabilidad de éxito.

“El nuevo diseño adaptativo de los ensayos clínicos permite modificar el protocolo del estudio para integrar e introducir los hallazgos lo antes posible y acelerar el proceso de desarrollo del fármaco. De esta forma es más sencillo aplicar ‘en directo’ los resultados y refinar de manera más precisa los criterios de elegibilidad, ajustar el tamaño muestral y la proporción de la aleatorización, así como considerar la adición de nuevos tratamientos”, explica la doctora Elena Garralda, investigadora del Grupo de Desarrollo Clínico Precoz de Fármacos del Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO).  

Al proporcionar una evaluación intermedia del rendimiento de un ensayo clínico, los diseños adaptativos permiten realizar correcciones que pueden conducir a mejores resultados.

Más rapidez y menos coste

En opinión de la doctora Garralda, “este tipo de estudios adaptativos presentan múltiples ventajas respecto a los estudios convencionales ya que son más rápidos, menos costosos y muestran mejor los riesgos y beneficios de un medicamento. Además, son útiles para corregir o detener el ensayo clínico en marcha si el medicamento no proporciona resultados satisfactorios, permitiendo que los fármacos más prometedores avancen más rápido”.

Los ensayos clínicos adaptativos permiten cambiar el estudio gracias a los datos recopilados ampliando, por ejemplo, la muestra o la duración para mostrar mejor el impacto real del fármaco sin comprometer la validez ni su integridad.

“Cuanto antes sepamos si un fármaco o una dosis funciona o no, antes podremos decidir si lo pasamos a la siguiente fase de desarrollo o si dejamos de probarlo en los pacientes. Asimismo, al reducir el gasto en moléculas que finalmente fracasarán, podemos invertir en fármacos más prometedores de una manera mucho más eficiente de lo que sería posible con el modelo tradicional de investigación clínica”, subraya Balcells.

Además de generar una mayor claridad sobre el potencial de un fármaco que se está probando, los diseños adaptativos son también una oportunidad para que los pacientes accedan a los nuevos tratamientos en sus fases más tempranas de investigación.

“Gracias a los nuevos ensayos adaptativos será posible que los pacientes puedan disponer antes de los nuevos fármacos que se están desarrollando con el beneficio que esto les repercute, sin la necesidad de hacer estudios independientes para cada una de las aplicaciones, como era preciso hasta ahora”, apunta la doctora Garralda.

Si bien el concepto de diseño de ensayos clínicos adaptativos existe desde hace tiempo, la adopción de esta nueva metodología está empezando a ser utilizada por las principales compañías biotecnológicas. “En Amgen hemos apostado por aplicar diseños de ensayos adaptativos como configuración predeterminada para nuestra investigación clínica para poder realizar un desarrollo clínico lo más rápido y menos costoso posible y con una mayor tasa de éxito”, concluye Balcells.  

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