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Marketing feminista

Un grupo de mujeres canta 'Un violador en tu camino' en Madrid, durante la manifestación del 8M. / Olmo Calvo

Lina Gálvez

Eurodiputada del PSOE —

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“El día Internacional de la Mujer será un día para reivindicar y manifestarse, un momento de hacer visible una lucha que durante los 365 días del año debe buscar una transformación social que nos lleve a una igualdad real y efectiva”.

Si planteara una adivinanza y preguntara de la declaración institucional de qué gobierno está sacado este párrafo es muy posible que no lo acertaran ni siquiera los propios miembros de ese gobierno, porque ese gobierno es el actual gobierno de la Junta de Andalucía.

El mismo gobierno de PP y Ciudadanos que depende de un partido antimujeres y antifeminista como Vox para gobernar. Un gobierno que ha aprobado un teléfono de violencia intrafamiliar –lo cual es en sí mismo es una negación a la violencia de género como violencia estructural–, que casi aprueba un pin parental en los colegios, que encarga estudios para ver si es verdad que existe una brecha salarial de género. Un gobierno cuya consejera de igualdad llamó “chiringuitos feministas” a las asociaciones de mujeres y que, aunque luego se retractara, ha dejado a día de hoy a más de 200 de estas asociaciones sin subvenciones.

Así que vuelvo a leer la declaración institucional entera donde se habla de andaluces y andaluzas por parte de un gobierno que ha abandonado el lenguaje inclusivo, y hasta se hace referencia al movimiento feminista: “La sociedad ha logrado avances en materia de igualdad de género sin precedentes en las últimas décadas, producto del trabajo de muchas mujeres, del movimiento feminista y de su impulso a la movilización ciudadana.”

Y lo vuelo a leer y me parece una declaración de otros tiempos, de otros gobiernos andaluces, si no fuera porque no se mencionan las políticas públicas que han permitido esos avances, ni las instituciones que los han desarrollado, como el propio Instituto Andaluz de Mujer, ni las referentes que han empujado para que esos avances fueran posibles.

Pienso que todo puede ser fruto del año bisiesto, ya que hablan de 365 días y este 2020 tiene 366; quiere eso decir que hay un día en el que se puede revertir la realidad, como en el carnaval, y que ese día debe caer este año en 8 de marzo. Pero de regreso de la manifestación de Sevilla en el momento de escribir estas líneas, donde no había ningún representante de los dos partidos de gobierno y mucho menos del tercero que los sustenta, me convenzo de que la realidad es mucho más triste y que estamos frente a un puro ejercicio de marketing feminista. Y no nos lo merecemos, no nos merecemos que utilicen la lucha feminista vaciando sus palabras y sus objetivos.

El año pasado escribí un artículo titulado Manoseando el feminismo donde hacía un análisis del tratamiento de la palabra “feminista” en los programas electorales de los partidos políticos para las elecciones del 28 de abril de 2019. Ningún partido de derechas la incluía en sus programas a excepción de Vox, y este lo hacía para proponer una “supresión de organismos feministas radicales subvencionados”. No se puede decir que, allí donde han alcanzado el poder, PP y Cs estén llevando a cabo políticas feministas por la sencilla razón de que, salvo excepciones, le deben sus gobiernos a Vox, que no tiene pudor en declarar su antifeminismo presentando el feminismo como lo contrario al machismo, inundando el debate público de noticias falsas, negando los estadísticas oficiales y haciendo creer que los que están legalmente discriminados son los hombres, que son condenados por ser hombres cuando, en realidad, lo son solamente aquellos que se ha demostrado que son maltratadores, violadores o asesinos, aquellos que han cometido delitos contemplados en nuestro código penal.

La prensa está llena estos días de análisis que interesadamente muestran las diferencias en el seno del feminismo y del consejo de ministras del Gobierno de España a cuenta de la aprobación del anteproyecto de Ley de Libertad Sexual. Las maniobras para debilitar al movimiento feminista y al Gobierno son tan burdas que demuestran un desconocimiento enorme de lo que es el feminismo en su triple vertiente de teoría política, movimiento social y forma de vida. Las divisiones dentro del feminismo son continuas y antiguas, como no podía ser de otra manera tratándose de una teoría política rica y compleja, que busca una transformación radical de nuestras sociedades y que apela a una reinvención del contrato social y a una modificación de nuestros comportamientos públicos y privados, los de mujeres y hombres que estamos atravesados por muchas otras desigualdades, además de las de género.

Me gustaría encontrar la prensa llena de artículos relativos a la hipocresía feminista que destilan muchos gobiernos, empresas y personas famosas que el resto del año hacen políticas y declaraciones sencillamente antifeministas y que el 8M se tiñen de un violeta en el que no creen. Ahí es donde radica el verdadero enemigo del feminismo y no en las divisiones internas que, aunque sean profundas, no niegan lo esencial del feminismo, el cual, en cualquiera de sus versiones –quedando la denominada amazónica excluida–, es una teoría que defiende una concepción del mundo basada en la igualdad entre mujeres y hombres, que aborrece la discriminación y cualquier tipo de privilegio de la superioridad de las personas de un sexo sobre las de otro.

El año pasado, ni PP ni Cs secundaron las manifestaciones del 8M, que fueron amplias, transversales, ciudadanas y populares, algo de lo que di testimonio en mi artículo 8M: Feminismo Popular. Los resultados electorales no les fueron bien en el 2019. No sé si el ejercicio de cinismo político demostrado por el Gobierno andaluz de PP y C's es lo más adecuado para revertirlos y, en el caso andaluz, cualificarse para mantener el Gobierno de la Junta de Andalucía con el apoyo de un partido abiertamente antifeminista como Vox.

Cuando alguien no cree en algo, no le importa vaciarlo de contenido y significado y usarlo sin más intencionalidad que la oportunidad, la de una fecha en el calendario. El 28 de febrero, el presidente Moreno Bonilla se declaró andalucista y este 8 de marzo, feminista a través de la declaración institucional aprobada por su gobierno. Quién sabe si el 14 de abril se declarará republicano. Total, el papel lo aguanta todo.

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