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Escándalo Volkswagen: la industria presiona para diluir los límites de emisiones

Ernest Urtasun

Jesús Hernández —

La contaminación del aire provoca casi medio millón de muertes prematuras en Europa cada año y sus efectos en la salud cuestan hasta 940 millones de euros al año. 75.000 muertes prematuras en Europa son provocadas por la superación de los estándares de calidad del aire para las emisiones de NO21, y de éstas un 93% son causadas por los escapes de óxidos de nitrógeno (NOx) de los vehículos diésel.

El actual escándalo alrededor de la manipulación de las cifras de emisiones por parte de Volkswagen, descubierto por la acción reguladora de las autoridades ambientales de Estados Unidos, representa el mayor fraude jamás cometido por la industria europea. Cuando se descubrió que el fabricante de automóviles había engañado con sus límites de emisiones en Estados Unidos, los reguladores competentes tomaron medidas obligando a Volkswagen a retirar y arreglar los coches, además de emprender acciones legales para una compensación financiera. Así, se demostró que en realidad los vehículos diésel emiten 5 veces más que el estándar de NOx establecido por la UE.

A raíz de la medida adoptada en Estados Unidos para erradicar este tipo de manipulaciones, la Comisión Europea -con la aprobación de las autoridades técnicas de los Estados miembros- tomó una decisión escandalosa. El pasado 28 de octubre adoptó un proyecto de reglamento que legaliza la superación de los anteriores límites establecidos por la UE. Los llamados factores de conformidad introducidos para Emisiones en Conducción Real permitirán superar los valores límite de emisiones de NOx de la UE hasta en un 110% hasta el año 2021 y en un 50% a partir de entonces. Los límites de la UE para los vehículos diésel se establecieron en la legislación de 2007 y ya permitían unas emisiones de NOx significativamente más altas que en Estados Unidos.

Según el servicio jurídico del Parlamento Europeo, el proyecto de reglamento de la Comisión daría lugar “a una derogación de facto de los límites de emisiones aplicables”, es decir un incumplimiento efectivo de la regulación 715/2007 sobre emisiones y, peor aún, una legalización de facto de la infracción. Se incumpliría la exigencia de una “reducción considerable de las emisiones de óxido de nitrógeno de los vehículos diésel” que la propia norma considera “necesaria para mejorar la calidad del aire y respetar los valores límite de contaminación atmosférica”.

El escándalo de Volkswagen está poniendo de manifiesto con toda su crudeza la falta de transparencia en la toma de decisiones de la UE. Impera la desigualdad en el acceso a los espacios de toma de decisiones de los actores interesados y vemos un grave conflicto de intereses en la aplicación de la legislación.

El grupo los Verdes/ALE decidimos realizar un informe sobre la “Influencia del Sector Automovilístico en la Política de Emisiones NOx de la UE”2. Las conclusiones del informe son alarmantes. La más grave de todas: España ha sido el actor europeo que ha pedido unas normas ambientales más débiles ¡Incluso los fabricantes de coches y sus lobbies pedían estándares ambientales más elevados!

También hemos podido comprobar que los representantes de la industria tienen un acceso privilegiado al proceso de toma de decisiones cuando se trata de desarrollar reglamentos, normas y procedimientos de prueba. La presión de la industria, incluyendo la organización empresarial ACEA (Asociación europea de fabricantes de coches), ha invertido importantes recursos en debilitar y retrasar la regulación de emisiones de automóviles de la UE. Ejercen una influencia hasta límites insospechados, llegando a colocar a su personal en organismos clave en la Comisión Europea. El presidente de la asociación automovilística alemana (VDA) ha estado en el gobierno junto a Merkel. BMW es una fuente de financiación importante de la CDU.

En general, todos los Estados Miembros tienen una fuerte obediencia a lo que les propone la industria del motor. Si bien España e Italia han estado proponiendo regulaciones muy débiles, rozando el ridículo, Alemania ha sido el estado más activo y el que ha ejercicio mayor liderazgo proponiendo estándares y niveles de control menos estrictos, junto con el Reino Unido y Francia.

La única buena noticia en todo este asunto es que aún estamos a tiempo de evitar este esperpento. El Parlamento Europeo puede bloquear el reglamento propuesto por la Comisión y los Estados Miembros. El miércoles de la semana que viene, 3 de febrero, votaremos para rechazar la chapucera reforma de la legislación de la UE, usando la capacidad legal del Parlamento para vetar este tipo de piezas legislativas. Un rechazo que recomienda incluso el propio Comité de Medio Ambiente de la Eurocámara. Los diputados y diputadas tendremos que tomar este martes una decisión clave: o defender los límites a la contaminación que codifica nuestra legislación hasta hoy para proteger la salud de la ciudadanía europea, o bien encubrir a los fabricantes de automóviles que quebrantan la ley mediante la legalización de su infracción. Reescribiendo las normas ambientales establecidas con criterios técnicos, se demostraría la debilidad de los reguladores de la UE frente a la presión de la industria del coche. Y cambiando leyes a la carta de un sector, se erosiona el principio del estado de derecho y del propio proceso democrático en la Unión.

1 Informe de la Agencia Europea del Medioambiente No 5/2015 “Air quality in Europe — 2015 report”, p. 8 y p. 44.

2 influencemap.org/site/data/000/167/Greens_EP_Automotive_Jan_2016_report.pdf

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