Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.
La carrera de Casado y Rivera por ser nuestros Salvinis
Si algo tienen en común algunos telediarios de las cadenas privadas y los aspirantes a liderar la derecha en España es que son máquinas perfectamente engrasadas para fomentar el miedo entre la gente. El miedo es rentable. Muy rentable. A los telediarios amarillos el miedo les da audiencia y a Casado y Rivera, votos.
Esta carrera la empezó Casado avisando de que Pedro Sánchez estaba abriendo las puertas a África entera y parte de Oceanía y la Antártida. Rivera no tardó en marchar a Ceuta para abrazar guardias civiles. Casado redobló la apuesta sacando del cajón a una ETA que ya no existe. Y en las últimas horas, Ciudadanos ha lanzado su órdago lepenista señalando a los manteros y llamando al orden y la seguridad en las calles como en los tiempos de Paco el Rana. Todo comenzó a finales de julio y no hemos llegado todavía a la virgen de agosto: a este ritmo, antes de que acabe el año se proclama la monarquía (república no puede ser en España) de Gilead.
El miedo es un arma muy poderosa. No hay más que escuchar los anuncios de las empresas de seguridad privada que nos piden cada mañana por la radio que instalemos misiles tierra-aire en nuestros hogares para defendernos de los criminales que recorren las calles como si cada noche fuera la noche de La Purga. Al PP y Ciudadanos les pasa lo mismo: retuercen la realidad, obvian los datos, para exagerar con mentiras la entidad de problemas que tienen soluciones complejas. Pero quién quiere soluciones complejas a problemas complejos cuando lo sencillo es poner la diana sobre un colectivo débil y mandarlo a la jauría de una opinión pública alimentada de temores y noticias falsas.
No subestimen el discurso contra los inmigrantes. La derecha populista, derecha extrema o extrema derecha -como ustedes prefieran- ha conseguido numerosos éxitos electorales en los últimos años en buena parte de Europa. En España se suponía que estábamos vacunados pero Casado y Rivera se han convertido en los antivacunas de la convivencia democrática.
A Albert Rivera se le reconocen los tics en el pasado de sus relaciones con partidos extremistas europeos y además la máscara del centro derecha renovador de Ciudadanos se ha ido descascarando con el paso del tiempo. A Casado, por su parte, le ha orientado bien su discípulo Maroto.
En Vitoria, Maroto montó su propio laboratorio populista. Lanzó la ciudad contra los inmigrantes. Se negó a censurar los insultos que recibían magrebíes en las calles después de que encendiera la mecha de la xenofobia desde su responsabilidad institucional. Sus colaboradores llegaron incluso a intoxicar a la prensa amiga sobre el pasado de una persona que había sido agredida cuando salió en defensa de una mujer extranjera. Una parte de la ciudadanía se enfrentó a esta ola de racismo institucional y los partidos se pusieron de acuerdo para echar a Maroto de la ciudad, pero no olvidemos que, pese a todo, obtuvo un resultado electoral excepcional. Maroto lo sabe. Echar la culpa a los inmigrantes de los males de la sociedad moviliza a mucha gente y no sólo a los votantes conservadores. Maroto es el número 3 de Casado.
Ahora queda por saber cuál de los dos, Casado o Rivera, saldrá victorioso de la Cúpula del Trueno de la derecha nacionalista antiinmigrante en la que andan enfangados. A no ser que pierdan los dos.
Sobre este blog
Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.