Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.
Rubalsacabó y... ¿más de lo mismo?
Fue una ruptura -con el marxismo en Suresnes- la que llevó a Felipe González a dirigir al PSOE y más tarde a la histórica victoria del 82. Fue una ruptura con el aparato felipista la que encendió la espita con la que Zapatero consiguió que el PSOE recuperara la Moncloa. Sólo una ruptura con la vieja política y las viejas caras podría insuflar a los socialistas el ánimo suficiente para evitar el precipicio. El anuncio de un Congreso apadrinado y tutelado por las élites del partido antes que unas primarias abiertas apunta a más de lo mismo. Como repartir palas para seguir cavando hasta la derrota final.
De la reacción agresiva contra las acampadas en las plazas, el PSOE giró a una compresión paternalista que ha desembocado en un chanante intento de récord guinness de selfies en las últimas europeas. El PSOE nunca entendió lo que estaba pasando en la calle. Y parece no haberlo entendido del todo todavía.
Ahora que las primarias han sido relegadas a la sala de espera, da la impresión de que la dirección del PSOE ha pasado de tener miedo a las plazas a tener miedo a su propia militancia y sus simpatizantes.
Y no será porque nadie les avisó. Incluso dentro del partido. Desde hace tres años un grupo de militantes del PSOE en Euskadi vienen alertando de que sólo un cambio profundo les puede poner de nuevo con opciones de victoria en la parrilla de salida de una cita electoral. A finales de 2012, el secretario general de los socialistas vascos, Patxi López, auguró un cambio de “ideas, propuestas, organización y personas” para salvar al partido. Nada de aquello se cumplió. O se cumplió a medias. Al frente del partido siguieron los mismos y los militantes críticos no fueron escuchados, primero, y fueron expurgados después. El tiempo les ha dado la razón.
“El electorado español ha girado a la izquierda”, ha dicho Rubalcaba y ¿tiene que girar a la izquierda el PSOE? En las promesas electorales parece haberlo buscado pero las promesas ya no son suficientes. Muchos de sus electores no les creen y los dirigentes que abrieron la puerta a la austeridad y a la reforma exprés de la Constitución pactada con el PP otorgan parecida credibilidad que los intentos de desintoxicación de Belén Esteban.
Por si fueran pocos los problemas, a su izquierda le han aparecido al PSOE nuevas formaciones políticas que saben conectar mejor con el descontento social, y aunque el terreno ideológico en el que se mueven no es el del PSOE –enclavado en la socialdemocracia que abandonó para contentar a toda costa a los mercados y la banca–, el PSOE podría aprender de esas nuevas apuestas que la gente que se siente más o menos progresista no quiere otra ración de lo que ha llevado a denominar casta a la clase política española. Las intrigas palaciegas que rodearán al Congreso de julio para elegir a su nuevo secretario general no van a ayudar demasiado.
En definitiva, el PSOE ha preferido que unos pocos decidan primero sobre su futuro en vez de que lo hagan todos. Como en los viejos tiempos. Como siempre.
Nunca creí del todo en esa hipótesis que vaticina un descalabro como el del PASOK, pero parte de lo que se ha vivido en Grecia ha llegado con un eco algo más débil a España. La austeridad empobreció a los griegos y ha empobrecido a los españoles. El PASOK se ha hundido y el PSOE corre el mismo peligro. Cada vez les queda menos tiempo.
Sobre este blog
Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.