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Sobre este blog

Elena Zudaire (Pamplona, 1976) es vitoriana de adopción desde hace 14 años. Licenciada en Periodismo ha ejercido en la radio y la prensa local y vasca. Hace cuatro años cambió su rumbo profesional hacia la gastronomía inaugurando la escuela de cocina 220º pero sigue vinculada a la comunicación con colaboraciones habituales como esta columna, una mirada con un punto ácido hacia una ciudad en constante cambio.

¿Podrá Podemos?

Elena Zudaire

Tenemos formación nueva en el horizonte electoral. Se llama Hemen Gaude/Sumando y tiene detrás al partido que ha tambaleado la tranquilidad de las poltronas de la política tradicional de nuestro país. ¿Lo ha adivinado? No se crean, la cosa no es fácil de entender. Podemos en Álava no se puede presentar como tal a las elecciones municipales por imperativo de su matriz estatal y ha votado en asamblea construir lo que llama un partido instrumental, es decir, un cajón en el que concurran personas con mentalidad política similar. Objetivo: la alcaldía. Y si no, al menos un porcentaje del quesito electoral que hasta ahora siempre se han repartido los mismos. Eso sí, Podemos controlará el proceso de principio a fin. Con las forales es otro cantar, porque quizá sí se presenten bajo su nombre original. Lo que no está claro es cuánto podrá Podemos con tanto cambio de nomenclatura. Qué lío.

Quién está detrás de esta formación en Álava y qué programa propone es algo que todavía está en el aire. Su secretario general, Fernando Iglesias, no se prodiga mucho en los medios. Imagino que la cocción del guiso programático tiene su miga. Imagino que empezar desde cero es complicado. Imagino que coordinar a todas las mentes que se han sumado a esta iniciativa es difícil. Imagino que ser consecuente con una estructura tan asamblearia es desesperante. Imagino que separar el polvo de la paja es peliagudo. Imagino que no pertenecer al panorama político y meterte en este jardín es emocionante y terrible.

Resulta esperanzador que, después de escuchar tantas críticas sobre el adormilamiento de la sociedad en el estado del bienestar, surja un movimiento ciudadano con ganas de irrumpir en las instituciones y con intenciones reales de cambiar las cosas. Solo podía nacer, seguramente, en el momento en el que estamos, donde la corrupción ha ampliado sus siglas y cuenta con demasiada impunidad, donde la justicia se ralentiza y a veces se orquesta hacia un fin poco justo. El caso es que está aquí y, sin siquiera estar materializada, la opción Podemos empieza a resquebrajar las encuestas, se abre a codazos un hueco en el futuro político vitoriano, alavés y estatal. Con el consiguiente miedo del resto de partidos que, lejos de perjudicarles, les aúpan cada vez más con sus críticas a menudo rocambolescas. En Álava, quizá porque todavía no tenían cara ni se sabía si concurrirían o no a las elecciones, o porque los políticos son demasiado soberbios, ni siquiera les mencionan por el momento.

Todavía recuerdo cuando se criticaba al movimiento del 15M por carecer de un brazo político. Bueno, aquí está. Ahora se le critica por tener poca experiencia, por basarse en postulados chavistas, por querer llevar a la ruina a un país que ya está arruinado… Me da la risa cuando los profesionales de la política advierten de que es peligroso prometer cosas que no pueden cumplirse. Y me río porque, señoras y señores, eso es lo que han estado haciendo ustedes durante años y años y mas años. Que se lo digan a Rajoy, por ejemplo. El miedo tiene muchas formas y me temo que el de la política convencional podría llamarse Podemos y es un monstruo que amenaza con arrebatarle el chollo. Porque, hay que reconocerlo, gracias a Podemos y sólo a ellos, se habla de eliminar los aforamientos, de transparencia… Flipen a gusto. Y lo que nos queda.

Sin embargo, y volviendo a Álava, la irrupción de Podemos en las municipales es complicada porque no es tal. Es decir, Podemos se presenta a las elecciones pero no, porque en realidad lo que hace es apoyar una plataforma que todavía ni siquiera se ha creado, que sólo tiene un nombre, Hemen Gaude/Sumando (nomenclatura, por cierto, filtrada por alguien de la propia organización a un medio de comunicación concreto un día antes de presentarlo oficialmente en rueda de prensa; mal empezamos…), de la que pretende controlar su código ético y sus condiciones, a la que puede sumarse cualquier ciudadano, y a la que apoyará sí y sólo sí hace lo que propone. Algo así.

Apenas quedan tres meses para las elecciones y Hemen Gaude/Sumando no tiene programa ni candidatos visibles. No se sabe qué harán, quién lo hará ni cómo, aunque en el hecho de carecer de propuesta programática concreta se parecen bastante a su matriz estatal. En la votación donde se decidió concurrir a las elecciones municipales gasteiztarras como partido instrumental apenas votaron a favor 160 de las 1.200 personas que apoyan la organización en Álava. Y si usted quiso votar y no se enteró, quizá fuera porque tenía que haberse dado de alta por internet y rebuscar en los entresijos de la página web del partido hasta encontrar el lugar adecuado donde poder expresar su opinión telemáticamente.

Se abre un período de construcción de una nueva opción política que ya tiene reflejo en las encuestas. Pero la proximidad de las elecciones y la inexperiencia juegan en su contra. Para algunos es la gran esperanza, el fin de la casta. Para otros es el lobo que acecha. Para muchos es el ojalá fuera cierto. Para otros es la devastación del país. Muchos les idolatran y otros muchos les señalan con el dedo, les acusan justa o injustamente de comportarse, en el fondo, como esos políticos a quienes tanto critican. Por el momento, han logrado agitar los enquistados cimientos de la política. De pronto, el centro, la derecha y la izquierda (que ya no lo es) se preocupan por ser transparentes y perseguir a los corruptos que infestan sus filas. De pronto, todos luchan por esa democracia tan herida y vapuleada. Lo que suceda está por ver. Y lo empezaremos a ver enseguida.

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Elena Zudaire (Pamplona, 1976) es vitoriana de adopción desde hace 14 años. Licenciada en Periodismo ha ejercido en la radio y la prensa local y vasca. Hace cuatro años cambió su rumbo profesional hacia la gastronomía inaugurando la escuela de cocina 220º pero sigue vinculada a la comunicación con colaboraciones habituales como esta columna, una mirada con un punto ácido hacia una ciudad en constante cambio.

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