A pesar de que tiendo a quererme me cuesta definirme y decir lo que soy. Periodista, empresario, analista, abogado economista, politólogo, ... Me gustan poco las etiquetas pero me quedo con la de ciudadano activo y firme defensor de la libertad de prensa. He trabajado en la tele y en alguna revista, salgo de vez en cuando en la radio pero lo sitios donde más tiempo he trabajado han sido el Gobierno vasco y el diario El País. Lo que siempre he buscado en el trabajo es divertirme y que me dé para vivir.
Gallinero, déficit y solidaridad
Creo que contento de verdad no ha quedado nadie tras repartirse el déficit autonómico. Y es bien sencillo, a cada uno le preocupa su bolsillo y no el común. Vamos, un gallinero. El gran debate estriba en saber si es correcto que los más incumplidores sean los más beneficiados. Madrid lidera que cada uno aguante su vela y que se premie al que más ha cumplido. Visto fríamente puede tener razón, pero en el fondo es un dislate. El barco es uno, guste a quien guste y lo que pase al vecino te va a afectar sí o sí. Pero la postura de Madrid casa perfectamente con su liberalismo descarnado y declarado.
Nos atrevemos a pedir en Europa tratos asimétricos y rechazamos la asimetría en casa, pues tiene poco sentido. Está claro que en España los peores gestores de lo autonómico han estado bañados por el Mediterráneo de norte a sur. A causa de esto, ahora sus necesidades son ilimitadas y se acercan hacia la hecatombe de la sanidad, por ejemplo. Vamos que el boquete que acompaña sus cuentas públicas o lo apoyamos, o se va todo al garete.
Nos puede dar rabia que los catalanes o los valencianos o los andaluces hayan sido más o menos derrochones o manirrotos. Y paso de entrar en el sentimental debate sobre el expolio de España a algunos territorios. Cuando los gobernantes llevaron a sus comunidades al dislate financiero tenían un marco económico pactado y sabían a qué atenerse en ese momento. Me da igual si ahora quieren otro marco y les corresponde más o menos dinero. La realidad es que sabían lo que tenían y se les fue la mano. Dejemos el sentimiento del color que sea y seamos fríos. Se gestionó mal o muy mal (lo que se sabía que se tenía). El debate sobre el futuro se puede abrir, pero que no sirva para ocultar los errores de los gobernantes del pasado.
La España gallinero autonómico parece que nunca estará contenta y menos en tiempos de crisis. Valencia ansiaba un poco más y es la más beneficiada pasando del 0,7% del déficit al 1,6%. A Cataluña le parece poco el 1,58% y Andalucía calla. Madrid protesta y Extremadura que fue duramente criticada por sus recargo a los depósitos bancarios guarda silencio pese a haber hecho los deberes. Euskadi pide bilateralidad y no se conforma con una más que generosa mejora para una comunidad que cumplió el objetivo de déficit en 2012, el 1,2%, cinco décimas más de los previsto, unos 65 millones por décima.
Supone pasar de un límite de 462 millones a otro de 792. Pero el País Vasco sueña con rascar una décima más. Asegura que así podrá hacer frente a un plan de revitalización que anunció hace unos meses. La realidad es que el aumento del déficit lleva consigo un aumento de deuda, algo que el PNV gobernante criticó duramente en la oposición. Pero no es eso lo peor. La mala marcha de la recaudación que difícilmente empatará con la del pasado año, hará que esta deuda no vaya a ningún plan como se anuncia, si no a tapar agujeros.
Bienvenido sea el déficit asimétrico que servirá como en Euskadi en toda España, para arreglar goteras y suavizar ligeramente el martirio del culto a la austeridad.
Sobre este blog
A pesar de que tiendo a quererme me cuesta definirme y decir lo que soy. Periodista, empresario, analista, abogado economista, politólogo, ... Me gustan poco las etiquetas pero me quedo con la de ciudadano activo y firme defensor de la libertad de prensa. He trabajado en la tele y en alguna revista, salgo de vez en cuando en la radio pero lo sitios donde más tiempo he trabajado han sido el Gobierno vasco y el diario El País. Lo que siempre he buscado en el trabajo es divertirme y que me dé para vivir.