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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

No es concordia, es desmemoria

Un mural del 'Guernica', en las calles del centro de Gernika

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En relación al golpe militar contra el Gobierno legítimo de la II República, la violencia y la dictadura franquista, no es ninguna novedad que los principios equidistantes sigan siendo para la derecha más importantes que las libertades y valores fundamentales sobre los que reposa la estructura democrática de cualquier Estado, y, en todo caso, de la democracia española sustentada en la Constitución de 1978.

Sin embargo, transcurridos 85 años del golpe de Estado franquista, que provocó la Guerra Civil, y 43 desde la aprobación de la Constitución que acabó con el régimen dictatorial de quien encabezó el golpe, no faltan los que, hoy por hoy, intentan blanquear al franquismo. Y de paso blanquean también la violencia y la dictadura franquista, humillando a las víctimas de la Guerra Civil y de esa ideología fascista que se impuso a toda la ciudadanía española.

Siguen siendo muchos -gran parte con escaño en el Congreso de los Diputados, cuando no con asiento en el Consejo General del Poder Judicial-  los que persisten, día a día, trabajando en ese blanqueo. Y se siente, pero igual que ETA fue una banda terrorista que sembró el terror en todo el territorio español, matando, agrediendo, humillando y persiguiendo a las personas que pensaban de una manera determinada, Franco y los franquistas lo fueron también, asesinando y aterrorizando a españoles y españolas durante años, indiscriminadamente. Tal cual. Tal para cual.

El pueblo español sufrió inmensamente esos años... y algún tiempo más diría yo, porque luego quedaron los estertores violentos de un régimen dictatorial que tardó en morir del todo. Y sufrió, además, sin descanso, aguantando ejecuciones, humillaciones, persecuciones, juicios injustos, plomo y metralla Y se venció al franquismo, como al terrorismo, con democracia. 

Creo que al igual que sucede con la deslegitimación del terrorismo -que va a hacer falta mucha más democracia, y más contundencia democrática- para acabar con la legitimación del franquismo va a pasar tres cuartos de lo mismo. Por no decir todos los cuartos. Me duele la democracia cuando la derecha y ultraderecha en España siguen insultando a las víctimas del franquismo sin pudor, y casi sin contestación.

Me duele especialmente cuando lo comparo con lo que ha sucedido en Alemania e Italia respecto al fascismo, unos países en los que no se ha dudado en condenar autocríticamente el pasado fascista y donde cuentan con una derecha europea y civilizada. Me duele que en España pase al contrario, llamando a cualquier cosa concordia. A cualquier insulto, reconciliación. Y a cualquier bofetón, perdón.

Concordia clama el Partido Popular frente al proyecto de ley de memoria democrática impulsada por el Gobierno de España, mientras llevan desde el golpe de Estado del 36 sin reconocer la legitimidad del Gobierno de la II República. Concordia dicen en la derecha española, mientras clavan palabras como puñales en la dignidad de las víctimas del franquismo, acusando al Gobierno de la II República de ser el responsable directo de la Guerra Civil, cuando lo fueron Franco y los franquistas.

Concordia dicen mientras disparan al corazón de los y las descendientes de esas víctimas acusando a un Gobierno legítimo, el de la II República, en la tribuna del Congreso, de ser un Gobierno sin ley. Sí, lo hizo el que se dice su líder, un tal Casado. Concordia, dice ese tal Casado, de forma simultánea a abofetear la memoria de las personas asesinadas, enterradas y escondidas por las cunetas de toda España.

Concordia dice, pidiendo reconciliación y perdón, con la misma sonrisa que calla y permite que sus huestes acusen a familiares de esas víctimas de vivir de las subvenciones para desenterrar a los abuelos.

Concordia, dice.

Concordia, dicen.

Concordia decían también antes. Porque igual la pedían hace más de 10 años, con la aprobación de la primera ley de memoria de 2007, mientras se mofaban del presidente Zapatero, acusándole de sacar el cadáver de su abuelo a pasear con la ley de memoria. Pues ellos dirán que es concordia, pero no lo es. Es desmemoria. Desmemoria que oculta, bajo la teoría de los dos bandos iguales, una violencia infame que empezó el golpe militar del 36, y continuó después, con opresión y dictadura.

Al igual que no hubo dos bandos cuando ETA persiguió para matar al diferente, tampoco hay dos bandos cuando un grupo de fascistas con armas dan un golpe de Estado contra un Gobierno legítimo, provocan una Guerra Civil, e imponen un régimen totalitario que mata y masacra a España y los españoles durante casi medio siglo.Porque no fue una lucha de igual a igual, ni fueron las mismas violencias. Claro que no. Y nunca será igual, porque nunca será lo mismo un Gobierno legítimo que una dictadura provocada por un golpe militar fascista.

No, señores y señoras, no nos engañan. O se engañan si creen que van a convencernos. Lo suyo no es concordia, es blanqueo de la historia. Y de la memoria, para así ocultar el profundo carácter antidemocrático y asesino de Franco y su régimen. No, no es concordia, lo suyo es un atentado a la memoria democrática de España. Y ya es hora de decirlo. Alto y claro. 

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