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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

El Gobierno vasco del Cambio, en seis claves

Ander Gutiérrez-Solana

Profesor Derecho Internacional Público UPV y miembro de Podemos–Ahal Dugu —

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En las elecciones del 20D la ciudadanía demostró su hartazgo con la política tradicional en Euskadi rompiendo el cuadrilatero clásico y dando la victoria a Podemos – Ahaldugu. Esta revolución electoral no puede ni debe ser trasladada directamente a una previsión de resultados para las elecciones autonómicas pero sí demuestra dos dinámicas cruciales: el PNV vive un lento pero inexorable desgaste tras 40 años ostentando todas las ramas de poder en nuestro país y la ciudadanía vasca necesita una política que priorice sus derechos y necesidades diarias al margen de intereses clientelares.

Sobre este panorama, las próximas elecciones al Parlamento de Gasteiz se presentan como una oportunidad única para consolidar la ilusión de miles de personas en Euskadi que apuestan por llevar al PNV a la oposición, a sabiendas de que ahora sí es posible llevar los vientos de cambio hasta Ajuria Enea. Para consolidar este reto, hace poco sólo un sueño para mucha gente, es necesario reflexionar sobre seis claves.

1.- Candidatura. Las elecciones generales han otorgado a Podemos – Ahal Dugu una situación compleja pero fascinante. Ha sido la herramienta elegida por la mayoría de la ciudadanía vasca para llevar a Madrid una voz vasca fresca, combativa y honrada. La construcción, en torno a Podemos – Ahal Dugu, de una candidatura que luche por la Lehendakaritza es un objetivo indispensable para las personas que defienden un Gobierno vasco del Cambio, de la gente. Podemos se nutre de la calle, de las movilizaciones sociales y vecinales y de las personas indignadas que quieren una alternativa. Ya ha ampliado su ámbito al acoger en sus listas a líderes de Equo (ahora diputadas vascas). Es urgente ampliar estas colaboraciones, buscando formulas cómodas para todos, incluyendo más personas provenientes del tejido asociativo y del político, con Ezker Anitza–IU como referente evidente.

2.- Clientelismo. La candidatura del Gobierno vasco del Cambio debe ofrecer una alternativa al secular clientelismo practicado, como forma soft de corrupción política, por un partido jeltzale empeñado en no debatir (junto a su siempre fiel PSE) sobre ninguna cuestión política, de higiene democrática o control ciudadano. La red creada en torno a ciertas empresas y profesionales mágicamente tocados por la varita de adjudicaciones varias, el carnet de partido sugerido para promocionar laboralmente, las puertas giratorias como práctica habitual y descarada (Ardanza e Imaz son sólo los casos más visibles), la presión a los medios para silenciar los múltiples casos de corrupción y la apropiación de los símbolos e instituciones vascas como propias del PNV, deben tener fecha de caducidad. Una candidatura que ponga el centro de atención en la transparencia y las auditorias independientes, revolucionará la política vasca al abrir sus puertas y ventanas.

3. Derecho a decidir. El protagonismo otorgado por Podemos al derecho a decidir, no sólo en Euskadi sino en todo el Estado, ha revuelto un debate que parecía eternamente infructuoso. Una candidatura del cambio debe presentar un proyecto comprensible, factible, profundamente democrático y radicalmente ajeno a cuestiones identitarias. No es un dato baldío la coincidencia en una misma papeleta de electores que han votado históricamente izquierda abertzale, socialista o nada en absoluto. Es un inicio en la reparación de heridas mutuas tras la violencia, un saludable comienzo de relleno con votos de antiguas trincheras. Al margen de los legítimos sentimientos nacionales, el espíritu democrático de una candidatura del cambio propondrá una estructuración del derecho a decidir la relación de Euskadi con el resto del Estado. Pero también del derecho a decidir el modelo económico, ecológico, o institucional y, claro está, el derecho de las mujeres sobre sus cuerpos. Que los pueblos hablen en libertad sólo trae nuevas propuestas y aires renovados.

4. Emergencia social. El Gobierno vasco de Urkullu, junto al coro de instituciones públicas y privadas que le acompañan, insiste que la crisis no afecta tanto a Euskadi. Siempre comparando nuestra tierra con Extremadura, sin la ambición de hacerlo con Francia o Dinamarca. ¿Dudan sobre nuestras posibilidades? Sin embargo, al margen de la propaganda, la ciudadanía ha comprobado el deterioro de servicios como Osakidetza (para beneficio de empresas privadas del sector sanitario), la UPV/EHU (donde la investigación sufre un frenazo y su infrafinanciación se ha convertido en crónica), el fin de los convenios colectivos (gracias también a un gobierno frecuentemente portavoz de Confebask), las deficitarias ayudas sociales o acceso a una vivienda digna o incluso a la alimentación (véanse informes de Cáritas o el Banco de Alimentos). Un Gobierno vasco del Cambio debe situar esta como su gran prioridad: ni una sola persona puede ser desahuciada sin alternativa habitacional digna, las instituciones velarán por la salud física y mental de la ciudadanía, la gran empresa deberá ofrecer su parte para desahogar a emplead@s y autónom@s. La pobreza no puede ser un elemento normal en nuestra sociedad. No falta pan, sobran…

5. Ecología. No hay ninguna duda que las políticas llevadas a cabo por PNV y sus cómplices habituales, PP y PSOE, en el plano ecológico tienen un resultado desalentador. Somos incapaces de ofrecer un transporte sostenible en un país territorialmente muy pequeño, el PNV impulsa el fracking amenazando nuestros pantanos, la producción de energía sostenible no es un objetivo de las instituciones vascas y ni siquiera han utilizado su notable influencia en Madrid para cerrar Garoña. Una candidatura del cambio debe plantear una revolución energética y ecológica, confiar en nuestras capacidades para ser líderes en tecnología limpia y unos medios de transporte respetuosos con nuestro pasado y garantes de nuestro futuro.

6. Alianzas. Un Gobierno vasco del Cambio no es creíble sin asumir que la política vasca es plural, y así debe ser. Y una candidatura ganadora que desaloje al PNV de Ajuria Enea debe entender la necesidad de dialogo y pacto. La izquierda abertzale puede verse confrontada a una decisión difícil: apoyar un gobierno del cambio que abra puertas y ventanas, o mantener al PNV en el poder en base a viejos y falsos criterios identitarios. Un gobierno que priorice los intereses de la gente, un gobierno con memoria pero sin rencores y con el respeto a los Derechos Humanos (DDHH) de todas las personas como motor, no debería ser imposible de apoyar para mucha gente en la izquierda abertzale.

Respecto al PSE, su caótico discurso y comportamiento en los últimos años, siendo el puntal de un PNV en horas bajas, hace imprevisible su actuación. Un Gobierno vasco del Cambio es posible y está al alcance de nuestra mano. Una mujer lehendakari del cambio, que realice una política de género transversal a todos los ejes, será la mejor opción de una verdadera entrada en el siglo XXI de la política en Euskadi.

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