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El 3 de marzo, en cartelera

Imágenes de la policía durante el 3 de marzo de 1976.

Natalia González de Uriarte

El relato sobre aquel fatídico día en que la Policía desalojó a balazos a los trabajadores reunidos en asamblea en la Iglesia de San Francisco permanece vivo 40 años después gracias, entre otras acciones, a los documentales que reproducen los hechos. Los recuerdos que rememoran los testigos del episodio más grave que ha marcado la historia de Vitoria tienen su correspondiente filmografía. Son varias las cintas dedicadas a recordar la tragedia, cada una con su sello y enfoque característico, pero realizadas con una intención compartida: la denuncia, la reclamación de justicia y reparación y la lucha contra el olvido.

Y lo cierto es que su visionado consigue trasladar al espectador a ese momento y hacerle revivir el miedo, dolor, impotencia e indignación que imprengó la ciudad esos días.

Recogen desde extractos de las grabaciones de las conversaciones de la Policía durante el desalojo, a testimonios de los obreros, entrevistas a familiares de las víctimas u opiniones de diversas personalidades.

Reflexión: “¿Hemos llegado a la democracia que pretendíamos?”

La guionista de la última cinta ambientada en el 3 de marzo, 'Democráticos tiranos' es Alba Veryser. El documental se esfuerza por trasladar a la pantalla “las grandes semejanzas que unen la transición democrática con la convulsa situación actual”, según explica Veryser. Para ello mantiene un hilo conductor entre ambas épocas, el testomonio de varios protagonistas. Habla, por ejemplo, Andoni Txasko, uno de los manifestantes que aquel 3 de marzo resultó herido y en paralelo, Esther Quintana, la mujer que perdió un ojo tras la huelga general del 14-N en Barcelona.

Según recoge la sinopsis del documental son dos personajes con un mismo sino que encarnan la lucha por los derechos y libertades de los ciudadanos. La guionista entiende este montaje como una “reflexión para ver, si después de 40 años, hemos llegado a la democracia que pretendíamos”, dice, “porque igual hay que poner en tela de juicio el texto constitucional que se aprobó entonces”.

Escalofriantes conversaciones policiales

Ricardo García Martínez abre su documental “Unidos por un sueño” con el extracto de las escalofriantes grabaciones de las conversaciones mantenidas por la Policía durante el desalojo de los trabajadores.

¡Sacarlos como sea!

-Se acaba la munición...

-Después de 1.000 tiros, ¡imagínate!

-Hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. De verdad...esto es una masacre

El documental recrea los hechos para mantener viva la memoria de aquella lucha y de aquel fatídico día en el que no solo “se asesinaron personas”, también “sueños y razones”. A lo largo de más de hora y media se da cumplida cuenta de lo que ocurrió ese día y los meses anteriores, donde se fue gestando e incubando el movimiento obrero que desembocó en el 3 de Marzo. “El título lo puse al final, después de escuchar todos los testimonios. Es vital recordar los sueños que les empujaron a aquella lucha. Se asesinaron personas, sueños y razones. Lo que he ido descubriendo es que hay que recuperar aquellos valores, que hoy deberían estar más vigentes que nunca”, dice su autor.

La cinta clandestina

Adolfo Garijo grabó de manera clandestina el documental Vitoria: marzo 1976 y se encargó después de distribuir aquella película en la reprimida España post-franquista. Parte del Colectivo de Cine de Madrid (CCM)se desplazó, impulsado por “una mezcla de pasión, inconsciencia y militancia”, recuerda Garijo, a la capital alavesa, para filmar en secreto el día después del 3 de marzo. Entonces Garijo tenía solo 22 años. “En un día agotador, caída ya la tarde tras la impresionante manifestación que fue el entierro, la gente de Comisiones nos llevó al escenario donde habían ocurrido los hechos. En las paredes se veían los impactos de bala y aún quedaba sangre en el suelo donde alguien había sido abatido” rememora al detalle.

Tras la multitudinaria protesta Garijo y su equipo insistieron en realizar una última entrevista a familiares de las víctimas, un encuentro que jamás olvidará. El enlace de Comisiones les acercó hasta un piso de protección oficial donde les esperaban un hombre de 50 años, su mujer y una hija. “De un golpe, se nos pasó la alegría de ver a una ciudad entera en la calle manifestándose contra la dictadura. La policía había matado a su hijo. La euforia de vernos entre una multitud que gritaba contra la dictadura había dado paso al tremendo drama humano de una familia ante la muerte”.

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