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El ozono que nace en el Gran Bilbao amenaza los ecosistemas del interior de Euskadi

Parque Natural de Valderejo

Luis Miguel Barcenilla

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La ola de calor que dio la bienvenida al mes de agosto trajo consigo el ozono, un contaminante que saturó alrededor de 200 estaciones de medición de la calidad del aire de todo el Estado. Entre ellas, la estación que se encuentra en el Parque Natural de Valderejo, en el municipio de Valdegovía (Álava) el pasado día 3 de agosto. “Es un problema recurrente en los periodos de verano, tanto en Valderejo como en Urkiola”, han señalado desde Ecologistas en Acción.

El ozono nace con la reacción de otros contaminantes en la atmósfera cuando hay presencia de alta radiación solar. Por ello, del día 1 al 5 de este octavo mes del año, cuando el sol azotaba la mayor parte de la península, se registraron estos niveles de polución. Unos niveles que se consideran por encima del umbral de información a la población, es decir, de 180 microgramos de ozono por metro cúbico de aire.

En el caso del territorio vasco, destaca que ocurra en un parque natural alejado de la zona urbana, pero la explicación de Miguel Ángel Ceballos, portavoz de Ecologistas en Acción, es reveladora: “La contaminación que produce el tráfico y la industria del Bajo Nervión y, sobre todo, en la aglomeración del Gran Bilbao, se traslada al resto de Euskadi. Si esto sucede en días calurosos, esa contaminación transformada en ozono se traslada hacia el interior mediante el aire y las brisas. Aunque se produce en Gran Bilbao, es allí donde también una parte se destruye por la presencia de otros contaminantes. En Urkiola o Valderejo no existen esos contaminantes y por ello, el ozono se acumula. Es un fenómeno químico particular que explica que, aunque presumiblemente sean parques naturales con aire más limpio, en verano se contaminan más que las propias ciudades”.

Aunque la densidad de población de las zonas del interior es menor que la de la costa, y por ello, también menor el riesgo de afección humana, la Administración está obligada a informar cuando se superan los niveles establecidos. Esta cuestión es denunciada por Ecologistas en Acción (Ekologistak Martxan en Euskal Herria), que denominan a las autoridades como “pasivas”. “En Valderejo lo único que se puede hacer es informar a la población. Cosa que se está haciendo de forma poco eficaz desde el Gobierno vasco. Pasa desapercibido. Donde se tiene que actuar es en el Gran Bilbao”, ha indicado Ceballos, que ha sugerido medidas de atención puntual que se han desarrollado con buenos resultados en otros países como la limitación de la circulación de automóviles, la restricción de vehículos motor diésel o la prohibición de aparcamientos céntricos para fomentar el transporte público. “En última instancia estas medidas podrían mejorar la calidad del aire no solo del Bajo Nervión sino también en el interior de Euskadi, lugar que se lleva la peor parte”, ha informado. Solamente Valladolid posee un protocolo para hacer frente a la contaminación por ozono en todo el Estado español.

Los problemas físicos que puede ocasionar el ozono son variados. A corto plazo y con menor riesgo, afecta a las vías respiratorias y puede dar lugar a irritación en los ojos. A largo plazo, cualquiera podría padecer enfermedades respiratorias o cardiovasculares: asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y en los casos más graves, infartos de miocardio o infartos cerebrales. Estos últimos episodios, “si se exponen personas sensibles a niveles de contaminación de ozono muy elevados”, advierte Ceballos.

Problemas para la flora

Pero la población no es la única que sufre la acumulación de ozono. La oxidación de este gas afecta a los ecosistemas y a la diversidad natural. Las plagas y enfermedades se apoderan de la flora, según apunta el portavoz de Ecologistas en Acción, “debilitando los bosques, las plantas, afectando a la fructificación y producción de semilla”.

La superación del umbral de información es en palabras de Ceballos, “preocupante”, pues “no significa que sólo exista contaminación de forma temporal, sino que se ha dado de forma estructural durante todo el verano”. Un problema que podría suponer irreparables daños en la vegetación vasca y en la población que habita el territorio: “El Gobierno vasco está obligado a actuar y elaborar planes de acción para estos episodios. No lo está haciendo, como el resto de gobiernos autonómicos. En el Estado español no se ha hecho absolutamente nada, las autoridades españolas, y en este caso vascas, demuestran que están menos preocupadas que las autoridades de países como Francia”.

Desde el consistorio del municipio de Valdegovía, su alcalde Juan Carlos Ramírez Escudero, ha señalado que no hay registros en el ayuntamiento del episodio de contaminación de pasado 3 de agosto y ha recalcado que es papel de la Diputación Foral de Álava. También ha tachado de “suceso raro” que se concentre ozono en el Parque Natural de Valderejo.

Entre 1.600 y 1.800 muertes anuales relacionadas

Miguel Ángel Ceballos ha apuntado que “se dan entre 1.600 y 1.800 casos de muerte prematura en el Estado español cada año” por causas relacionadas con la exposición a la contaminación por ozono según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que ha vuelto a tachar de “preocupante” que se sigan dando estos episodios.

Pocos territorios se salvaron del ozono durante esta ola de calor de primeros de agosto. De las comunidades afectadas, Cataluña fue la que más, con 39 municipios. Tras ella, Madrid, con 15 municipios por encima de umbral de información. En Castilla-La Mancha se registraron siete localidades damnificadas. La Comunidad Valenciana contabilizó tres y Galicia otros dos municipios perjudicados. Extremadura, Asturias y País Vasco sufrieron la contaminación por ozono en un municipio respectivamente.

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