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“¿Dónde van a comer los niños la semana que viene?”, se preguntan las familias de un colegio público de Bilbao que ha cerrado el comedor

Padres, madres y niños comen en el suelo para reivindicar que se suspende el comedor en su colegio

Maialen Ferreira

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Marta es madre de Zoe, Marcos y Emma, de entre 8 y 10 años. Los cuatro se han sentado frente al colegio de los pequeños, el Colegio Público Maestro García Rivero en Bilbao a comer junto al resto de los niños y padres del centro a modo de protesta porque el comedor escolar en el que diariamente comen 80 niños -gran parte de ellos cuenta con una beca- ha tenido que cerrarse al no cumplir con el protocolo de seguridad por el coronavirus. Con mantas sobre las que sentarse, tarteras de comida precocinada y bocadillos, cerca de una treintena de familias ha protestado por que sus hijos se quedarán sin comedor este curso.

“Sentimos mucha angustia e incertidumbre por no saber dónde van a comer la semana que viene. Hasta ahora nos hemos adaptado con nuestros trabajos a los horarios de los niños, pero con las condiciones con las que quieren que vuelvan no sé si vamos a poder. Hemos apostado por una escuela pública, una escuela de calidad, nosotros hemos estudiado en escuela pública y queríamos lo mismo para nuestros hijos, pero al final te das cuenta de que tiene unas carencias. Siempre ha habido carencias en la escuela pública, pero la COVID-19 las ha acentuado”, lamenta Marta, que es trabajadora social y por su trabajo le es imposible estar a la hora de comer con sus hijos.

A unos metros de Marta, separadas por cruces blancas pintadas en el suelo para que durante la protesta los niños no se sienten cerca de otros que no forman parte de su clase 'burbuja', Iratxe y su familia también reivindica con un 'picnic' el hecho de no poder llevar a sus hijos al comedor en su colegio. “La semana que viene empiezo a trabajar en una panadería y con mi horario no me da para venir a recogerle, darle de comer y volver a llevarle a clase. Mi marido también trabaja. Estoy pensando en dejarle con mi madre, pero me da miedo porque es de alto riesgo y no sé si sería lo más adecuado”, señala a este periódico Iratxe, madre de un niño de cuatro años.

Igor Uribe, padre y uno de los promotores de la protesta, ha denunciado a este diario que visto la falta de espacios y recursos que ofrecen tanto el Gobierno vasco como el Ayuntamiento de Bilbao, es “imposible aplicar el protocolo establecido en el plan de contingencia de esta escuela”, por ello el colegio se ha visto obligada a suspender ese servicio, “con todo lo que ello supone: la imposibilidad de una conciliación, el hecho de que para muchos de estos niños el comedor es su única comida, etc”. Además, ha lamentado que los trabajadores de ese comedor se han quedado en paro al suspender el servicio y ha criticado que no les ofrecen ninguna alternativa. “De momento a la 13.00 salen y hay que llevarlos a casa”, señala.

“Hemos parado el tráfico en una de las calles principales de Bilbao y tenemos a los chiquillos comiendo en el suelo para que se vea claro ya, que den más medios y espacios a esta escuela y a todas que lo necesiten”, ha exigido Uribe, que para solucionar el problema aboga por que desde la Administración se le otorgue algún otro espacio municipal al centro como se ha hecho “en otras partes de Europa”.

Trabajadoras de comedores, limpieza y transporte se unen a la huelga

Azucena Salas trabaja en un comedor escolar como monitora y office. A pesar de que en el colegio en el que trabaja, a diferencia del Maestro García Rivero, sí que ha mantenido el servicio de comedor, Salas denuncia que las trabajadoras no dan a basto, por lo que se les dificulta cumplir con las medidas de seguridad para evitar contagios entre los menores. Su trabajo se basa en preparar la comida ya precocinada, colocar las mesas y servir la comida a los alumnos. El problema surge cuando a raíz del coronavirus los niños tienen que dividirse en más grupos, pero el tiempo para darles de comer y el número de trabajadoras de comedor sigue siendo el mismo.

“En estos momentos el problema fundamental es de tiempo. Se requieren más turnos para poder dividir a los niños en más grupos y que no se mezclen.Se han aumentado los turnos, pero no el tiempo del comedor. Eso supone que tenemos que dar de comer en 20 o 30 minutos, higienizar y que venga el siguiente grupo y así sucesivamente. Al final lo que supone es que las trabajadoras estamos literalmente corriendo, no estamos haciendo nuestras horas porque no hay tiempo”, critica Azucena.

Otra de las cuestiones que critica esta monitora es que al salir al recreo que hay después de comer los alumnos de diferentes aulas y grupos burbuja salen con una misma monitora. “Los grupos burbuja que hay en cada aula se mantienen en el comedor, pero al salir al patio, aunque hay zonas específicas para cada grupo, la monitora es la misma y hay momentos en los que tú estás con dos grupos diferentes y si pasa algo tienes que atender a los niños de ambos grupos. Hace falta personal para cumplir los ratios que han puesto por clase y más tiempo para que los turnos se hagan en condiciones y los niños coman”, denuncia esta trabajadora.

Debido a estas condiciones y a la “exclusión” que han sentido por parte del Gobierno vasco, el colectivo de trabajadoras de las subcontratas de comedores escolares, limpieza y transporte escolar de la comunidad educativa en el País Vasco han mostrado su adhesión a la convocatoria de huelga en la enseñanza del próximo 15 de septiembre.

“Es voluntad política querer garantizar unos servicios y que estos ofrezcan garantías sanitarias. Desde antes del final del curso estábamos demandando al Departamento de Educación y a las patronales mantener una reunión y no se nos ha dado respuesta”, ha lamentado la responsable de Colectividades de ELA, Noemi Etxebarria, durante una protesta convocada por los sindicatos ELA, LAB, CCOO y UGT que ha tenido lugar este viernes en Bilbao.

A pesar de que el Departamento de Educación se reuniera este jueves con los sindicatos de enseñanza para hablar sobre las cuestiones que tienen que ver con el inicio de las clases y la huelga, los trabajadores de las subcontratas critican que a ellos “no se nos ha convocado”. “Al margen de que trabajemos para empresas privadas somos subcontratas, trabajamos en los mismos centros y el último responsable de estos servicios es el Departamento de Educación”, ha sostenido Etxebarria.

Por ello, anuncian que se adherirán a la huelga, a la que están llamadas cerca de 10.000 trabajadoras, porque además de otras cuestiones, critican que el departamento de Educación “ha dejado en manos de cada centro la decisión de dar el servicio de comedor y aquellos centros que no pueden garantizar las medidas sanitarias están tomando la decisión de suprimir el servicio”.

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