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Veinte años de la clausura del único periódico en euskera: “Presidente, creo que ha sido un error cerrar Egunkaria”

Agentes de la Guardia Civil durante la clausura de la sede de 'Egunkaria' en Bilbao, en febrero de 2003

Iker Rioja Andueza

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“Presidente, creo que ha sido un error cerrar 'Egunkaria'”. “No he sido yo, Gorka, ha sido la Justicia”. El “presidente” es José María Aznar y “Gorka” es Gorka Landaburu, periodista, editor de prensa y víctima de ETA. La conversación, narrada por el segundo, tuvo lugar en La Moncloa, un par de días después de que la Guardia Civil, comisionada por la Audiencia Nacional, clausurara 'Egunkaria', el único diario en euskera. El marco era muy simbólico, ya que era un almuerzo-recepción del Gobierno de España a víctimas del terrorismo. Las acusaciones contra el rotativo, precisamente, se fundamentaban en la premisa de que daba cobertura a ETA, extremo que la propia Audiencia Nacional desmontaría después. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estraburgo, asimismo, condenó a España por no investigar debidamente las denuncias de torturas de varios de los procesados en este sumario, incluido el director del periódico, Martxelo Otamendi, que narró haber tenido una pistola en la sien o haber sido desnudado.

Que una víctima de ETA, en presencia de muchas otras, alzara la voz en La Moncloa muestra que el rechazo al cierre de 'Egunkaria' halló apoyos más allá del mundo 'euskaltzale' o independentista vasco. “Me posicioné claramente. Siempre he tenido claro como periodista que era un acto totalmente atropellado. Nos retrotraía a tiempos de Francisco Franco”, explica ahora Landaburu. Una de las voces señeras del periodismo conservador en España, Luis María Anson, hizo popular la expresión de que “los periódicos no delinquen”. El exdirector de EFE, 'ABC' o 'La Razón' dijo en 'El Mundo' lo que sigue: “O se está con la libertad de expresión o se está contra la libertad de expresión. Si se está con la libertad de expresión hay que hacerlo con todas sus consecuencias. El periodista no es un ciudadano impune. Si delinque debe pagar su culpa, dentro del ordenamiento jurídico de la democracia pluralista. Pero los periódicos impresos, hablados o audiovisuales no delinquen. Cerrarlos es una atrocidad que fractura la libertad de expresión en su misma raíz. Un juez puede procesar a cuantos periodistas o gestores de un medio entiende que están cometiendo delitos. No puede arremeter contra el propio medio”. Anson criticó igualmente el cierre de 'Egin'.

La clausura de 'Egunkaria', a lo que siguió meses después otra operación contra su estructura empresarial y económica, todo ello dirigido por el juez instructor Juan del Olmo, motivó multitudinarias manifestaciones o que Fermin Muguruza protestara en una recordada entrega de premios musicales en Madrid, donde fue abucheado. La redacción precintada, por su parte, reaccionó con una solución de urgencia, un diario improvisado llamado 'Egunero' y que ya estaba en los quioscos al día siguiente. Se trataba de un producto de pocas páginas (16 ó 32, a lo sumo), en blanco y negro y que, en su primera noche, se tiró merced a la colaboración de 'Diario de Noticias', 'Gara' y 'El Diario Vasco'. En junio surgió ya 'Berria', el diario referencial en euskera que continúa a la venta ahora y que alcanza los 6.106 ejemplares editados, muchos más que los 3.789 que alcanzó su predecesor, surgido en 1990. Imanol Murua ha descrito en un libro el proyecto de 'Egunero'. “Era clave poder sacar un periódico al día siguiente y decir: 'Aquí estamos'”, ha contado en algunas entrevistas con motivo de la efeméride.

La propia edición de 'Berria' de este domingo recopilaba los hechos que rodearon a aquella madrugada de febrero de 2003 y la investigación posterior. La portada buscaba imitar la del día siguiente al cierre. Los periodistas que aún continúan en activo recuerdan que el despliegue de la Guardia Civil no se limitó a Andoain, la redacción central. También hubo entradas y registros en las delegaciones del resto de ciudades. Edurne Begiristain, de Vitoria, cuenta que rompió a llorar cuando conoció la noticia. Eneko Bidegain, de Baiona, lamenta que en Francia apenas tuvo eco la noticia.

Los detenidos fueron, además de Otamendi, Joan Mari Torrealdai, Luis Goia e Inma Gomila, ya fallecidos, e Iñaki Uria, Txema Auzmendi, Xabier Oleaga, Fermín Lazkano, Pello Zubiria y Xabier Alegría. En 2009 y 2010 se celebró el juicio en la Audiencia Nacional contra cinco de ellos. La Fiscalía no pidió condenas y la acusación quedó en manos únicas de Dignidad y Justicia y de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). La resolución absolutoria fue contundente. Uno, “el cierre provisional o cautelar de 'Euskaldunon Egunkaria', único diario que existía en euskera, no tenía habilitación constitucional directa y carecía de una norma legal especial y expresa que la autorizara”. Dos,  “las acusaciones no han probado que los procesados tengan la más mínima relación con E.T.A., lo que por sí determina la absolución con todos los pronunciamientos favorables. Pero, más allá de esto, tampoco se ha acreditado ni directa ni indirectamente que el periódico 'Euskaldunon Egunkaria' haya defendido los postulados de la banda terrorista, haya publicado un solo artículo a favor del terrorismo o de los terroristas ni que su línea editorial tuviese siquiera un sesgo político determinado, esto último, además, no sería delictivo”. Y, tres, “en la valoración de las declaraciones de los procesados tiene especial relevancia que las denuncias de estos sobre malos tratos y torturas sufridos durante la detención incomunicada -que fueron relatadas con detalle en la vista oral y antes ante el instructor y objeto de denuncia en los tribunales- son compatibles con lo expuesto en los informes médico-forenses emitidos tras ser reconocidos en el centro de detención”.

La Audiencia Nacional avisaba de la peligrosa deriva del 'todo es ETA', es decir, de la asociación de lo euskaldun o lo vasco con fines terroristas. “Las acusaciones afirman que E.T.A., históricamente, se organizó en diversos 'frentes', político, militar, económico y cultural, 'teniendo este último tanta importancia como el militar pues uno de los objetivos intermedios de la organización terrorista era el fomento y expansión del euskera y la cultura vasca' (literal, página 4 del escrito de acusación de la Asociación Dignidad y Justicia, en adelante D y J). Añade que ese 'frente cultural' tuvo como tarea el fomento y fortalecimiento de aspectos de la cultura vasca, empleando el euskera como instrumento para unificar fuerzas independentistas llevando a cabo una estrategia de intervención cultural que, dentro de la llamada 'acumulación de fuerzas' le condujera a su objetivo político 'un País vasco independiente y socialista (comunista)' (literal). A partir de ahí, las acusaciones dan por supuesto que E.T.A. ha tenido que intervenir en la gestación, nacimiento y gestión del periódico en euskera 'Euskaldunon Egunkari'a y, más allá de esto, que como la lengua vasca es un instrumento primordial para E.T.A. en su estrategia, y 'Egunkaria' es el único diario íntegramente editado en lengua vasca, tuvo que nacer porque E.T.A. lo quiso, siendo sus gestores y cuadros directivos miembros o colaboradores de la banda terrorista. La estrecha y errónea visión según la cual todo lo que tenga que ver con el euskera y la cultura en esa lengua tiene que estar fomentado y/o controlado por E.T.A. conduce, en el proceso penal, a una errónea valoración de datos y hechos y a la inconsistencia de la imputación”, se puede leer en el fallo.

En 2012 llegó un sopapo de Europa a España. Estrasburgo, en un fallo unánime, acordó una indemnización a Otamendi de 24.000 euros al entender que la sala de instrucción de la Audiencia Nacional “permaneció pasiva” ante las denuncias de malos tratos en sede policial. El director ahora también de 'Berria' permaneció cinco días incomunicado. “Yo no fui el único. Quiero recordar que durante el 'caso Egunkaria' hubo otros torturados”, dijo tras esta nueva victoria judicial. No fue hasta 2014 cuando se cerró la pieza económica, ya en la Audiencia de Gipuzkoa. “La Justicia debería reparar todo el daño psicológico, físico, el patrimonial, el sufrido por nuestras familias, ... Esto sí da tranquilidad al final, pero se debería reparar todo lo anterior”, clamó Torrealdai entonces.

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