El Cáceres del hambre vs el Cáceres del despilfarro
A mi puesto de trabajo se han acercado esta mañana un matrimonio de mediana edad. Calculo que no más de 45 años. Acompañados de una chica joven, que supongo que sería su hija, ya que no se separaba de ellos ni un metro. Querían información sobre qué pasos podían dar, atendiendo a su situación actual de necesidad.
Al poco rato de comenzar su exposición detecto una vez más un nuevo caso de desprotección absoluta por parte de la administración. Sentí impotencia. Poco o nada podría aportar yo como solución a esta familia.
No me equivocaba. La situación era dramática, no disponían de ningún tipo de ingreso, no tenían derecho a ningún tipo de ayuda o prestación, se encontraban desamparados y sin saber dónde recurrir. Hasta ahora todas las puertas de las administraciones públicas se habían cerrado, por no cumplir uno u otro requisito.
Mientras el hombre relataba todos sus problemas, la mujer tenía la cabeza inclinada. Miraba hacia el suelo, hacía enormes esfuerzos por no llorar a pierna suelta delante de mí. Pero ese dolor no se puede controlar. Esas lágrimas no tienen muros que no puedan superar. Ese sentimiento no hay vergüenza que lo esconda.
Este pequeño relato, duro donde los haya, es una pequeña muestra de la realidad que sufren miles de cacereños y cacereñas. Y son el reflejo inequívoco de las políticas del Partido Popular en nuestra ciudad.
Estas líneas pretenden denunciar el gasto público, innecesario por otra parte, que desde el ayuntamiento de Cáceres se está realizando. Para ello era indispensable mostrar la cruda realidad que respiran nuestras calles: la realidad que vive el cacereño de a pie. Y cómo la mala gestión sigue provocando situaciones de exclusión.
Gastar 380.000 euros para que Cáceres sea capital gastronómica es el último de los despilfarros en la gestión de nuestros gobernantes. Gastar dinero público para que los “ricos” puedan comer, pero no gastar dinero para que los cacereños puedan comer. Gastar o no gastar, esa es la cuestión.
Mientras Elena Nevado monta con el beneplácito de Monago un montaje majestuoso con una capitalidad gastronómica hecha a su medida, el Banco de Alimentos calcula que unos 11.000 cacereños acuden a recoger alimentos de primera necesidad en cada reparto.
Desafortunadamente el capricho antojadizo de la alcaldesa por ser capitalidad gastronomía no es el único de los casos de despilfarro que estamos sufriendo. Notoria es la suma de 600.000 euros destinada para la peatonalización de una famosa calle céntrica de Cáceres. “Casualmente” Elena Nevado tiene allí su despacho de abogados. “Casualmente” más familiares suyos disponen allí de inmuebles. Maldita casualidad.
Parece desorbitado gastar esta cantidad de dinero público en estos momentos. Con esta cantidad se podrían generar numerosos empleos para nuestros convecinos. O bien se podrían abonar numerosas rentas básicas. Se podría cubrir por ejemplo a la familia que me visitó.
La ciudadanía no debe ser desmemoriada. Si no sufrimos esta situación en primera persona, conocemos a algún familiar, amigo o vecino sin trabajo, sin prestación, a la espera de cobrar la renta básica, con una ejecución hipotecaria a sus espaldas, víctima de un desahucio. Una situación demasiado frecuente, mientras que continúa el despilfarro de Elena Nevado y del Partido Popular, responsables de la situación de miseria de la ciudadanía.