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Crónica

Luis Pastor, el emperador de la pequeña Rusia

Luis Pastor, tercero por la derecha en una imagen de los años 80
4 de mayo de 2023 12:39 h

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Aquella mañana de noviembre en la taberna vallecana el frío anticipado se combatía a golpes de aguardiente, sol y sombra, y acaloradas discusiones sobre el último partido perdido por el Rayo .

Un tipo enjuto, barba y rostro sereno, leía el Marca: Luis Suárez Rufo. Su aparente fragilidad le retrataba más como un colega de barra que como un management agresivo dispuesto a enfrentarse a desaprensivos empresarios de salas de conciertos. 

Al poco apareció otro barbudo, también espigado y de mirada inquietante: Luis Pastor. “Cinco mil pesetas, y cama en mi casa y en la de unos amigos, no puedo ofreceros más”.

El acto de fe se firmó con unos quintos de Mahou por medio en una casita baja de la barriada Sandi, en Vallecas, cuna de la pequeña Rusia, el nuevo hogar que la familia Pastor hizo suyo tras abandonar Berzocana hostigada por el hambre y un incierto futuro. Aquel inquieto chaval que dejó su puesto de botones en una aseguradora para dedicarse a la música ya era por entonces un cantautor comprometido que escrutaba las entrañas de la fábrica inactiva.

El “Pacto de Vallecas” proclamaba el primer recital de Luis Pastor en Extremadura, su tierra. El lugar elegido no fue otro que un recinto con olor a naftalina franquista: el salón de actos de los sindicatos verticales en Cáceres. Corría el invierno de 1975. Hacía frío, pero la reciente muerte del dictador invitaba a descamisarse para recibir aire fresco.

Con expresión confusa el funcionario de la delegación de Información y Turismo dejó claro que, pese al fallecimiento de Franco, el chacal seguía hambriento. Sobre cualquier recital pesaba la amenaza de la censura. Un sello, colocado sobre el papel, explícitaba si la canción era autorizada o prohibida.

 “Y todo porque a unos hombres les parece diversión lanzarle a la bola roja disparos al corazón..”. El fatídico “Prohibido”, con tinta azul, cayó justo encima de este verso de “Parábola sobre el billar”, de Carlos Álvarez. “Y que sepas rojo que como cante algunas de estas canciones prohibidas la multa os va a crujir”.  

Aquel triste y lamentable funcionario me entregó la lista de canciones prohibidas, pero ese papel convirtió en un canon cancrizante las palabras de Dickens: “...era el peor de los tiempos y el mejor...”. Porque el recital fue un éxito rotundo y el censor no apareció por ninguna parte.   

Luis cantó la prohibida “Parábola sobre el billar”, y “Ser flor de mi pueblo”(Alberti), y “Por tu cuerpo ”(Octavio Paz), y “Fidelidad” (Blas de Otero), y “Extraña era la fábrica ”(Neruda) y hasta una curiosa polka del compositor chileno Ángel Parra: “La televisión”, que nunca más le volví a escuchar, aunque sigue tan vigente, incluso más que entonces.

Este viernes Luis Pastor actúa nuevamente en Cáceres...!48 años después de su debut ! Pues, bienvenido cantautor, amigo y hermano. Pero,sobre todo, un hombre fiel a sí mismo.

*Jeremías Clemente Simón es periodista

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