El paro en las extremeñas mayores de 45: una brecha difícil de superar
La historia de Mayte es parecida a la otras muchas madres, todoterrenos capaces de llevar adelante una casa, a sus dos hijos, y aportar gran parte del dinero que sustenta la economía familiar.
Mayte tiene 46 años y tres empleos, todos en el mundo de la economía sumergida, por los que cobra unos 800 euros. Vive en Mérida y trabaja en torno a 62 horas semanales. De hecho, excepto los sábados, siempre está trabajando. Lo hace sin descanso, corriendo de un lado a otro, y sin perder la sonrisa. “Lo peor de todo es que no puedo renunciar a ninguno de los trabajos, porque si no, no llegamos a final de mes”.
Tiene un hijo universitario que no ha recibido este año beca, mientras que su marido cobra un subsidio por desempleo de 400 euros. Es por ello que si no fuera por la ayuda de su familia muchos meses no llegaría a final de mes.
Las mujeres que se incorporan al mundo laboral son precarias
La historia de Mayte se parece a la de miles de extremeñas que, tras años buscando un empleo, logran engancharse al mercado laboral. Pero lo hacen con trabajos temporales, precarios y mal pagados, según explica el sindicato CCOO.
De hecho esta madre, maestra de profesión, ha estado cuatro años en en el paro antes de encontrar los empleos que tiene. “La mayoría de las ofertas laborales que encuentro son para chicas jóvenes, de no más de 30. A medida que vas cumpliendo años se complica para mí la búsqueda de un empleo”. Y en sus sector, el mundo de la educación, la situación está aún peor.
La realidad es que las mujeres tienen más dificultades para acceder a un empleo. De hecho el 56% de las 140.000 parados registrados en Extremadura en noviembre son mujeres). Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), la tasa de desempleo de las mujeres está por encima del 35 por ciento, una de las más altas de España. Además el 63% de la población desempleada de larga duración en Extremadura son mujeres. Una cifra que, sin duda, preocupa a expertos y sindicatos.
Perspectiva de género en las polítcas de empleo
En la práctica, cuando la mujer sale de casa para trabajar se tiende a pensar que su dinero supone una aportación económica subsidiaria, secundaria a la que recibe el hombre. Aunque la realidad es que en muchas ocasiones son las únicas proveedoras del dinero que entra en casa.
Según resalta Teodora Castro, de CCOO, cuando se habla de parados de larga duración el imaginario colectivo tiene en su mente a un hombre. Pero un gran porcentaje de las mujeres mayores de 45 son paradas de larga duración, mucho más que el colectivo de hombres. Y ahí reside el problema: cuando se hacen políticas de empleo no se tiene en mente que muchas son mujeres, se sigue gestionando bajo la mentalidad masculina.
Así advierte de que visibilizar esta diferencia constituye un elemento clave para permitir la introducción de la perspectiva de género en las políticas activas de empleo, con el objetivo de incidir en las desigualdades entre los hombres y mujeres en el mercado laboral.