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Inflación al galope

España soporta en estos momentos una inflación de 10,2%. EFE/ Chema Moya

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Se dice que la inflación es galopante cuando la tasa anual alcanza los dos dígitos, tal y como es el caso de nuestro país en la actualidad (10,2% en junio de acuerdo con el INE).

Sería mera anécdota si las previsiones nos hicieran pensar que podemos dejar de utilizar los dos dígitos para medir la inflación anual en breve, pero la realidad es que la Comisión Europea acaba de revisar sus previsiones de inflación para la Unión de manera considerable; elevando la prevista para 2022 al 8,3% y la de 2023 al 4,6%. Europa teme una crisis energética sin precedentes recientes el próximo invierno cuando haya que encender las calefacciones y, previsiblemente, no llegue el gas ruso.

Es cuando menos irónico que Europa no se atreviera a vetar las importaciones energéticas de Rusia en su totalidad y que ahora sea Putin el que decida, literalmente, cerrar el grifo y poner en un grave aprieto a la economía europea. Porque, de hacerse efectivo ese cierre, por un lado seguiremos viendo aumentar el coste de la energía y, por otro, de no encontrar alternativa y llegar a restricciones de consumo, nos veremos abocados a una importante recesión económica en Europa.

Una recesión que puede afectar en mayor grado al motor de la economía europea, Alemania, más dependiente de sus intercambios comerciales con Rusia que España, por ejemplo. Y como muestra un botón; en mayo la producción industrial se incrementó en España un 4,6% en términos interanuales mientras que en Alemania cayó un 1,4%.

Pero no debemos achacar esta inflación galopante solo a la factura energética, y es que en nuestro país tenemos que, por ejemplo, hoteles, hostales, pensiones y servicios de alojamiento similares (subclase 11201 del IPC)  incrementaron sus precios en junio de 2022 un 45% con respecto al mismo mes del año anterior de acuerdo con la publicación del INE.

Este tipo de inflación, principalmente dirigida por la demanda, sí es previsible que pueda ser atajada mediante la subida de tipos de interés prevista y anunciada por el Banco Central Europeo. La inflación debida a shocks de oferta, como el posible corte en el suministro de gas ruso, los problemas en la cadena de suministro global, o la imposibilidad de Ucrania de exportar sus granos, no solo no podrá ser mitigada por la subida de tipos, sino que sus efectos, menor crecimiento económico fundamentalmente, se verán agravados por la misma.

No obstante, hay un tercer tipo de inflación, la importada, que sí es de esperar que se vea reducida debido a la acción del Banco Central Europeo. Y es que, si al aumento de precios a nivel global le unimos la depreciación que ha venido sufriendo el euro en los últimos meses, obtenemos un cóctel que ha sido terrible para la balanza comercial alemana, que en mayo registró el primer déficit de su historia reciente.

Así, el temor a una recesión económica, tanto en Estados Unidos como en Europa, ha provocado el descenso en el precio de numerosas materias primas en el último mes, por lo que es de esperar que el impacto de esta caída de precios se pueda reflejar en los próximos meses en una suavización de las tasas de inflación de todo el mundo, y en particular de Europa si se consigue frenar la caída de nuestra moneda frente al dólar (no es lo mismo un barril de petróleo a 100 dólares con un euro cotizando a 1,18 dólares, que cotizando a 1 dólar).

¿Y sería oportuno subir los salarios con este panorama? Pues teniendo en cuenta que el alza en los precios no tiene su causa más importante en un incremento de demanda, si bien el crecimiento económico en nuestro país parece sólido (con un ritmo superior al 4% anual), sino al incremento en los costes de producción trasladado al consumo final, el riesgo de una espiral inflacionista no parece demasiado elevado, y, por tanto, un incremento de los salarios que mitigara la pérdida de poder adquisitivo sería necesario para poder garantizar un cierto dinamismo en el consumo y, por ende, un mayor crecimiento económico, y más en un contexto de subida de tipos en el que vamos a tener que destinar más al pago de préstamos e hipotecas.

*Francisco Sabido. Estadístico Superior del Estado

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