'Mi Vuelo ASÍ': la asociación extremeña que lleva la prevención del abuso infantil a los centros educativos
La historia de 'Mi Vuelo ASÍ' comienza en un lugar donde pocas veces asoma la luz. Su fundadora, Isabel Muñoz Hernando, insiste en conservar sus dos apellidos porque hablan de quién es y del camino que ha recorrido. Durante años sufrió abuso sexual infantil y vivió atrapada en un silencio que, reconoce, “la marcaría para siempre”. Sin embargo, ese mismo silencio fue lo que la impulsó, ya en la edad adulta, a cuestionarse qué podía hacer para que otras niñas y niños no vivieran lo mismo que ella. Tras un largo proceso de terapia, meditación, formación y autocuidado, decidió transformar el dolor en motor social. Y nació 'Mi Vuelo ASÍ'.
La misión de la asociación es directa y ambiciosa: prevenir el abuso sexual en la infancia, acompañar a víctimas y familias, y ofrecer herramientas a profesionales del ámbito educativo y social. Isabel detectó que a la infancia se le habla poco y tarde sobre consentimiento, límites o secretos que duelen. Por eso, su enfoque está centrado en un lenguaje claro, accesible y adaptado a cada etapa escolar.
En los colegios desarrolla un programa de intervención progresivo: talleres lúdicos para el alumnado de los primeros cursos de primaria; dinámicas de grupo a partir de cuarto para entender el consentimiento y la importancia del cuerpo propio; y charlas participativas en sexto, donde la madurez del alumnado permite abordar conceptos más complejos sin perder cercanía. “La participación de ellos y ellas es fundamental”, explica. “Educarles desde pequeños en el consentimiento, en conocer sus partes íntimas y en saber diferenciar entre secretos buenos y secretos malos. Enseñarles a decir NO si una situación les incomoda y fundamentalmente a saber pedir ayuda si lo necesitan”.
La implicación no termina en las aulas. Las familias reciben formación para acompañar a sus hijos e hijas de forma preventiva, sin infundir miedo, mientras que el profesorado aprende a detectar señales, interpretar cambios de conducta y actuar de forma segura ante cualquier sospecha de violencia. “No se trata solo de prevenir, sino de saber reaccionar”, apunta Isabel.
Hasta ahora, la mayor parte del trabajo se había desarrollado en la provincia de Badajoz, pero la asociación inicia ahora una nueva etapa en la de Cáceres. La reunión con Miguel Ángel Morales, presidente de la Diputación, ha sido clave. “Llegué muy nerviosa, pero en minutos me hizo sentir que este proyecto también es importante para ellos”, relata. De ese encuentro surgió un compromiso firme: llevar talleres preventivos a centros educativos, crear formaciones específicas para profesionales que trabajan con menores y reforzar la visibilidad del abuso sexual infantil como problemática social.
Una de las mayores barreras, según Isabel, sigue siendo el tabú. “De lo que no se habla no existe”, afirma con rotundidad. Ese silencio social, estructural y sostenido dificulta tanto la prevención como la detección. Para ella, romperlo es parte esencial del trabajo: contar su historia, compartirla, mostrar que la violencia puede nombrarse y abordarse desde la protección. “Hablar sana”, dice, aunque también reconoce que cada víctima tiene sus tiempos y que no hay un único modo de reconstruirse.
El impacto de 'Mi Vuelo ASÍ' ya es visible. Centros educativos que han participado en las actividades solicitan su regreso y familias agradecen los cambios que observan en sus hijos e hijas. Para Isabel, esa es la mejor evaluación posible: “La gratitud de las personas”.
Los próximos pasos pasan por ampliar los programas de prevención, sumar nuevas personas socias y voluntarias, y consolidar la formación dirigida a profesionales. La asociación también amplia sus canales de contacto: a través del correo mivuelo82@hotmail.com, en Instagram como @mivuelo, y en la web mivueloasi.org.
Una invitación a romper el silencio
'Mi Vuelo ASÍ' nació del dolor, pero también de la convicción de que la protección de la infancia es una responsabilidad colectiva. Cada persona que decide informarse, escuchar, formarse o acompañar se convierte en parte de una red que puede cambiar destinos. El abuso sexual infantil no desaparece por sí solo: se combate hablando, educando, visibilizando y apoyando a quienes aún no han encontrado fuerzas para alzar la voz. La llamada de Isabel es clara: sumarse, sostener, difundir. Porque cuando una historia se escucha, muchas otras encuentran el camino para ser contadas.
0