Sembrar comunidad en tiempos de individualismo: el encuentro nacional de 'Entidades que acogen' llega a Carcaboso
Carcaboso, una pequeña localidad cercana a Plasencia, se convirtió el pasado fin de semana en un lugar de encuentro, reflexión y afecto compartido. Allí, la Asociación EducaTierra organizó el 6º Encuentro Estatal de Entidades que Acogen, una cita que se celebra semestralmente y que en esta ocasión reunió a más de quince asociaciones y colectivos procedentes de distintas comunidades autónomas.
Durante dos intensas jornadas —del sábado 25 al domingo 26 de octubre—, asociaciones, fundaciones y grupos de todo el país compartieron experiencias, estrategias y desafíos en materia de acogida, integración y voluntariado, unidas por un mismo propósito: crear redes y cooperar en torno a modelos sostenibles de convivencia, educación transformadora y alternativas rurales frente a la crisis climática y social.
El encuentro, dirigido por los coordinadores de EducaTierra, Alberto Cañedo Carpintero y Lorena Rodríguez Lucero, tuvo un marcado carácter participativo y reivindicativo. En palabras de sus organizadores, se trataba de “reflexionar colectivamente sobre los retos del voluntariado y fortalecer el trabajo en red”, un compromiso que EducaTierra mantiene vivo desde hace más de dos décadas.
Una red diversa que siembra inclusión y comunidad
Las organizaciones participantes expusieron el estado actual de sus proyectos, mostrando la diversidad de enfoques y realidades que conviven en el territorio español: desde comunidades rurales hasta barrios urbanos que resisten el abandono institucional con creatividad y apoyo mutuo.
Entre ellas, Lurre Hurre, un proyecto de inclusión social mediante la formación en la profesión agraria que se desarrolla en el País Vasco, en Bermeo. Su propuesta combina la recuperación de tierras abandonadas con la creación de oportunidades de vida digna para personas migrantes, persiguiendo un doble objetivo: facilitar la inclusión social y reactivar el sector primario.
Lurre Hurre trabaja sobre cuatro ejes fundamentales: formación agrícola, con un programa de un año para aprender la profesión; vivienda, mediante la habilitación de una residencia diocesana en el barrio de Almike para entre 8 y 12 personas; empoderamiento, con apoyo en legislación, cultura, igualdad y euskera; y emprendimiento social y cultural, generando espacios de sensibilización, intercambio y colaboración en zonas rurales.
Por su parte, Mujeres Sembrando (Mérida) acudió al encuentro con una delegación de cinco integrantes y reafirmó su compromiso con el cuidado de la tierra, los animales y, sobre todo, de las personas. Durante las jornadas, participaron en la reflexión abierta titulada 'Lo comunitario, colectivo y comunidad', donde compartieron la esencia de su proyecto: una forma de militancia cotidiana basada en la cooperación y el respeto mutuo.
La cita comenzó con un café, más tarde una comida agroecológica extremeña y un entrañable espacio llamado 'café con magia y solidaridad', con actuaciones musicales como la del camerunés Dominique Atsama, afincado en Villasbuenas de Gata. Ya por la tarde, las participantes disfrutaron de una tertulia y espacios de escucha, donde pudieron profundizar en los proyectos de cada grupo, muchos con décadas de trayectoria.
El segundo día concluyó con una visita a la finca agroecológica Huecos del Arroyo, sede del Proyecto Escuela de la Tierra, centrado en la cría y engorde de vacuno exclusivamente a pasto y en la transmisión de saberes agroecológicos.
El fin de semana también contó con el apoyo y la colaboración del centro cultural La Jaimita, un espacio emblemático de Plasencia que cedió sus instalaciones para el desarrollo de las actividades. Se disfrutó de un espectáculo de mentalismo social diseñado especialmente para la ocasión por el mago 'El Magiadero“, un show que hablaba de valentía, arraigo, transformación y memoria. ”Fue un día maravilloso —aseguran desde la organización, rodeada de gente que dedica su vida a los demás, compartiendo comunidad, convivencia, acogida y transformación. Trabajar para un colectivo así fue pura felicidad“.
Tejiendo alianzas para un país más humano
El encuentro también reunió a entidades como Volviendo al Campo (Palencia), impulsora de la inserción laboral rural; Bizirun (Irún), que acompaña a familias vulnerables en el acceso a derechos sociales; y La Garma (Cantabria), que compartió su experiencia de vida comunitaria y educación agroalimentaria. También participaron África Cerca (Plasencia), Martin Etxea (Gallarta), GHI (Navalmoral), Artea Sarea (Valle de Arraia), Banco de Alimentos de Plasencia, Fundación Ecca, Adesval, la Asociación de la Comarca de Carrión de los Condes y el colectivo Las Moreras de Carcaboso. La parroquia San Carlos Borromeo de Vallecas puso sobre la mesa su compromiso con la acogida incondicional desde la espiritualidad.
Todas coincidieron en un diagnóstico compartido: la urgencia de reforzar el trabajo en red y la colaboración entre organizaciones para afrontar los desafíos sociales del presente, con especial atención al voluntariado, la vivienda y la inclusión laboral.
EducaTierra: 23 años sembrando futuro
La jornada sirvió también para visibilizar la trayectoria de EducaTierra, entidad organizadora que cumple 23 años de compromiso con la educación ambiental y social. En los últimos años, su actividad se ha centrado en la formación de más de un centenar de jóvenes migrantes a través de la agricultura y la vida comunitaria, con un enfoque que combina sostenibilidad, aprendizaje colectivo y arraigo al territorio.
Su iniciativa 'Hogar de Bienvenida', que acaba de cumplir dos años, se ha consolidado como un espacio de aprendizaje, autonomía y convivencia intercultural, donde cada proceso personal es también una historia de dignidad y esperanza.
Desde EducaTierra subrayan que este encuentro no cierra un ciclo, sino que abre nuevas líneas de trabajo y cooperación que se desarrollarán en los próximos meses. “Seguiremos movidas por la misma convicción que ha guiado nuestra historia —afirman—: transformar el territorio desde la educación y la solidaridad”.
Un encuentro que deja huella
El 6º Encuentro Estatal de Entidades que Acogen deja tras de sí una sensación de fuerza colectiva, una red que se teje desde el compromiso y la ternura política. Carcaboso se ha convertido, durante un fin de semana, en el reflejo de otra manera posible de habitar el mundo: más justa, más comunitaria, más humana. En un contexto de discursos xenófobos y políticas que precarizan la vida, proyectos como estos recuerdan que la acogida también se cultiva, que el campo puede ser un lugar de futuro y que la solidaridad se sostiene con las manos, el cuerpo y la palabra.
“Pese a las noticias pesimistas que nos abruman y a los discursos de odio que acechan, se mantiene viva la llama de la resistencia y la solidaridad”, resumían los organizadores al cierre del encuentro.
En Carcaboso, esa llama se encendió con fuerza. Y cada taller, cada conversación y cada semilla plantada fueron también una forma de decir: seguimos aquí, sembrando comunidad.
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