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Monago, el Polo Norte y Vergeles ‘Marshall’

José Juan González Gómez

Cuando se acaba de publicar una reciente encuesta de valoración del CIS, acerca de la estimación de los líderes políticos autonómicos, y en la que el expresidente Monago queda en último lugar, opino que nuestro anterior “César” está errando una y otra vez en sus comentarios acerca de los distintos temas de actualidad.

Y es que se encuentra desorientado, brujuleando, sin su consejero en la sombra, Iván Redondo, y su equipo de asesores, que le guiaban en ese tortuoso camino al que se enfrentan todos nuestros políticos. Está sólo, a la deriva, sin un bloque fuerte que pueda hacer una verdadera oposición ante el claro avance del PSOE, que parece consolidarse con la mejor valoración de su líder Guillermo Fernández Vara. Se encuentra en lo que algún consultor político definiría como “Polo Norte”, donde hace frío, mucho frío.

Los que le conocen dicen que está como ausente, ha perdido el fuelle del político triunfador, resuella y dice auténticas barbaridades. Por ejemplo, sobre un reciente derrumbe del techo en el Hospital Infanta Cristina, ha contestado que a otros se les queman nueve mil hectáreas en Sierra de Gata, y se ha quedado más “ancho que Pancho”. Esta contestación, si se analiza detenidamente, más sería propia de una charla distendida en una taberna, que otra cosa; y por supuesto, de sus profundidades emana un rancio olor a quejumbre vengativa, dañina y poco inteligente, propia de una rabieta que anula los sentidos del intelecto. Parece que a Monago no se le han quemado las nueve mil hectáreas, sólo al resto de los extremeños, ya ven.

Hay que reconocer que la gestión del otrora consejero de Sanidad, el maestro Carrón, ha sido tan nefasta que está dando mucho juego a la nueva Junta. No hacen más que crecerle los enanos que plantó y caérsele los techos de hospitales que no arregló. Eso sin contar con la reapertura de los Puntos de Atención Continuada, aprovechados por el Consejero de Sanidad Vergeles “Marshall”, rebautizado así por Monago en honor a la película “Bienvenido Mr. Marshall”, y que ha sabido atraer a las masas locales e inmortalizar sus hazañas en placas conmemorativas con gran ironía, nunca vistas, y que serán estudiadas por las futuras generaciones.

No creo equivocarme al afirmar que le quedan al PP cuatro años a la sombra en absoluta soledad, al menos en nuestra tierra, y dada la escasa capacidad de reestructuración y autocrítica que está demostrando, muy posiblemente sean más. Cuando ocurre un descalabro electoral como el que sufrió en mayo pasado, y no se reacciona cambiando estructuras, generando nuevas corrientes de opinión y cambiando candidatos, la conclusión que saco es que todavía no se han enterado del “mamporrazo” que se han dado, ante el cual nadie ha asumido la responsabilidad. Y tras la confusión inicial, llega el vacío y la inacción, que ha hecho enrocarse a un equipo político, Monago, Manzano y CIA, que está amortizado, aunque todavía no lo saben.

Por el momento, la nueva Administración está cumpliendo con algunas de sus promesas, aniquilando las ocurrencias heredadas por el extinto Gobex, como las ayudas de trescientos euros a las “abuelas de la guerra” nacidas antes de 1941, o la deplorable “ESO de los mil euros”. Y devolviendo algunos derechos hurtados en la legislatura del recorte, como el transporte público de Bachillerato y Formación Profesional, la ubicación del Hospital de Vegas Altas y la mejora en la gestión de las listas de espera sanitarias.

No obstante, las encuestas tampoco son el “santo grial”, y quien hoy está arriba mañana podría estar en los infiernos, y al revés. Vamos por ciclos, dando bandazos, y a Guillermo Fernández Vara el pueblo extremeño le ha dado una segunda oportunidad. Así es nuestra querida Extremadura, tierra de gentes sensatas a las que no les gustan los teatros, las farsas ni las comedias que Monago escribió en sus cuatro años de gobierno. Que no se repitan en boca de otros.

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