Tedio y hartazgo
Cuentan que las autoridades de un pequeño pueblo en la época franquista, ante la visita del gobernador civil y frente a la falta de medios para darle la bienvenida tiraron de lo poco que tenían, que resultó ser una celebración mariana, con lo que el prócer provincial se encontró con estupor a la entrada del pueblo con una colgadura que decía: “Bendita sea tu pureza”.
Es lo que nos falta por ver a la entrada de la Asamblea de Extremadura en la nueva ocurrencia del Sr. Monago, suponiendo que sea suya y no del ejército de publicistas que están dedicados día y noche a elevar a los altares a su jefe. En un nuevo ejemplo de adanismo, esta comparecencia denominada con rimbombancia de evaluación del cumplimiento del programa, nos la venden como un ejercicio de transparencia, de rendición de cuentas, de responsabilidad, cuando de lo que se trata es de un nuevo show. No han bastado los consejos extraordinarios de Gobierno para aburrir con tamaña retahíla de autobombo y de vender proyectos a años vista, es necesario copar más titulares en los medios para hastío de los extremeños.
Se utiliza la Asamblea de Extremadura para buscar fotos de portada, minutos de radio y televisión con los que intentar convencer a los potenciales votantes de las cualidades del líder, no ya del proyecto político, sino de los méritos del profeta, en un nuevo paso en el culto al líder al más puro estilo chavista.
Extremadura es más que Monago, y espero que el Partido Popular en Extremadura también lo sea, porque tener a este señor y su coro de aduladores hasta en la sopa puede ser contraproducente por empacho. Como en un programa televisivo casposo, chapa por aquí, chapa por allá, lo importante es el entretenimiento, la gestión puede esperar.
Con este acto en la Asamblea se pretende poner la traca final a cuatro años de pasarelas, besamanos y trapacerías. Ha sido esta la legislatura fallida de la alternancia. Cuatro años de millones de gestos, pero de pocos hechos. Un cuatrienio de campañas publicitarias en el que se atraganta la utilización de la administración pública para el beneficio partidista y personalista, mercantilizando al máximo todo lo público. Lo que no se puede vender mediáticamente no existe y, por tanto, no interesa. Constituye el tema para una tesis: “El Gobierno de Extremadura como agencia de marketing”.
Sólo falta que a la llegada del líder toquen las campañas y entre bajo palio envuelto en la bandera el rescatador de una región que, desgraciadamente, sigue en el furgón de cola del desarrollo. Sólo falta que diga aquello de yo o el caos.
Los extremeños tampoco estamos para bromas y para perder el tiempo en timbas de taberna. La cuestión es muy sencilla y no hacen falta comparecencias. ¿Está Extremadura y la mayoría de sus habitantes mejor o peor que hace cuatro años? Ese es el único balance que interesa. Lo demás son artificios de cara a la galería.
¿Para qué hablar del paro, de la pobreza, de la deuda, del déficit, de la desigualdad, de los recortes, del raquítico tejido industrial? Lo importante es el vano triunfalismo exacerbado, el espectáculo desvergonzado. Como dicen los americanos: “the show mustgoon”. Y aún quedan dos meses. Átense los machos.
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