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El regadío de Tierra de Barros, la ampliación de Barajas y los 30 grados en enero

Imagen de archivo del canal de Orellana

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Esta semana batimos récord de temperaturas de nuevo. Somos campeones en alcanzar la mayor temperatura que se ha registrado nunca en el mes de enero en Europa y aún hay gente que piensa que llegar a los 30 grados en pleno invierno es “buen tiempo” y no la señal de que vamos hacia la extinción inexorable de miles de especies y ello compromete nuestra propia supervivencia. Lo que más me alarma es que sean nuestros gobernantes los primeros en negar la evidencia y en plantear políticas que no hacen más que profundizar en un modelo de desarrollo que es el culpable de habernos traído hasta aquí. 

Ampliar Barajas para aumentar el número de vuelos mientras nuestros campos se agostan por las sequías o nuestras casas se derrumban por las riadas fruto de los cambios extremos del clima causado por el aumento de las emisiones es un sinsentido y la muestra de que seguimos sin entender nada, o lo que es peor, que los poderes lo saben pero vale más la avaricia de una minoría que el bienestar de la mayoría.

Huelga decir que cualquier euro en movilidad y transporte que no vaya destinado prioritariamente a hacer justicia con el tren extremeño y con el oeste peninsular me va a parecer siempre un agravio.

Aquí en Extremadura el gobierno del PP y Vox no se cansa de demostrar que lo de la emergencia climática para ellos son paparruchas (seguramente sean de los que este fin de semana estén en Marbella aprovechando el “buen tiempo”). Sus propuestas son las recetas de siempre: más carreteras, más aeropuertos (en nuestro humilde caso aeródromos), más regadíos y más agricultura intensiva. 

Esta semana conocemos cómo la Comisión Europea en 2021 mostró serios recelos sobre el proyecto de nuevo regadío en Tierra de Barros y el gobierno de entonces del señor Fernández Vara no dijo nada públicamente sobre la posición de Europa y siguió alimentando la ilusión de la viabilidad de un proyecto que a todas luces era y es insostenible. Vox y PP han puesto el grito en el cielo pero la realidad es que el PP era plenamente conocedor de que un proyecto de regadío sin agua tiene poco futuro, y por ello le dieron las competencias de regadío a la extrema derecha. Sabían que era un caramelo envenenado y que Vox iba a ser incapaz de llevar a cabo las promesas que tanto PP como PSOE han hecho siempre en torno a este proyecto, engañando a los regantes. 

Vox por su parte sigue pensando que haciendo más embalses y trasvases esto se soluciona en un periquete. Alguien debería explicarles que eso solo beneficiaría a Florentino Pérez (dueño de una de las mayores constructoras de este país) y que lo que tenemos que hacer es gestionar mejor el agua que tenemos, modernizar con efectividad nuestros regadíos para ahorrar y no para seguir aumentándolos, y sobretodo, fortalecer con él a la agricultura y ganadería familiar sostenible y no a los fondos de inversión que esquilman nuestros recursos. 

Nosotros por nuestra parte, llevamos años denunciando que este regadío no tenía futuro, que era un engaño y que, además, generaría que la tierra acabara concentrada en manos del agro-negocio cuando la insostenibilidad económica y ambiental expulsara a los pequeños y medianos productores. Por decir esto se nos ha llamado de todo pero sabíamos que el tiempo nos daría la razón.

Hace 15 días les dije en este mismo espacio que el 2024 se me estaba haciendo bola. Hoy les digo, y perdónenme el exabrupto, que como sigamos con esta ceguera política nos vamos definitivamente a la mierda. 

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