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Un espacio ideado para mujeres vulnerables que sueñan con transformar su propia realidad

El Sitio de las Mujeres abrió sus puertas hace tres años en Mérida con el convencimiento de sacar del túnel de la desigualdad a personas vulnerables

Jesús Conde

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Se llama el ‘Sitio de las Mujeres’ y desde hace tres años atiende a familias sin recursos en Mérida. Realizan toda serie de actividades para sacar del túnel de la desigualdad a personas vulnerables.

Es un espacio ideado por mujeres activistas y personas en situaciones de pobreza o riesgo de exclusión. Por mujeres que no llegan a final de mes y a las que la crisis ha golpeado con crudeza. Otras se sumaron convencidas de organizarse de otra forma para mejorar sus condiciones.

Aclaran que no son un colectivo asistencial. Sus integrantes trabajan juntas en un ejercicio colectivo en talleres en los que aprenden oficios y gestionan sus propias vidas. No esperan la llegada de la ayuda externa, se organizan para buscar una solución en un ejercicio de apoyo mutuo.

Mujeres libres, 'empoderadas' y valientes que han dado una vuelta de tuerca a los convencionalismos y que son responsables de sus propias vidas. Parten de la base de que ellas, las mujeres vulnerables, nunca han participado en su desarrollo y se han conformado con ser meros sujetos pasivos receptores de las ayudas.

“Siempre han estado en la puerta donde se daba la comida, en la fila de la asistencia social, siempre han estado ahí. Pero nunca han hecho de asistentas sociales o han realizado las dinámicas para organizarse”. Así lo explica Marisa Prudencio, una de las cabezas visibles de este proyecto que encabeza el colectivo feminista Mujeres Sembrando.

Destaca que todas juntas son personas inteligentes, capaces de aportar y transformar. “Cuando nos juntamos nos convertimos en un colectivo que puede cubrir nuestras propias necesidades”.

Esta es la realidad de un centro cedido por el Ayuntamiento de Mérida, la antigua sede de Infancia y Familia, en el que poco a poco se ha ido conformando un hogar abierto a todas las mujeres que quieran unirse al proyecto.

Diferentes etnias y culturas juntas

Existen muchos colores, muchos sabores y olores en este centro. Hay diversidad de realidades y continentes representados. Desde mujeres de etnia gitana o residentes en las barriadas limítrofes hasta paradas de larga duración. Mujeres con cargas familiares y que sacan adelante a sus hijos solas.

También han llegado desde el exilio de América Latina, huyendo de situaciones de violencia y conflictividad en sus países de origen. Mujeres con una alta cualificación entre las que hay abogadas, periodistas o médicas, y que tuvieron que cruzar el charco con una ‘maletita’ de 10 kilos y sus hijos en brazos.

¿Qué ofrece el sitio?

Se definen como un proyecto de autoayuda para aquellas mujeres que sueñan con un mundo mejor. Cada una aporta a la comunidad sus conocimientos, su sabiduría.

Ofrecen clases de alfabetización y comprensión lectora. También clases de apoyo a niños y niñas. Se suma de un taller de aprovechamiento de ropa en la que le dan una segunda oportunidad a los retales y las prendas que han llegado hasta el ropero colectivo gracias a la solidaridad de cientos de personas.

Disponen de un taller con máquinas de coser, abierto a que todas aquellas que quieran aprender el oficio. En otro de sus habitáculos resuenan martillos y taladros entre quienes desean aprender a conformar muebles con viejas maderas. Todas están invitadas a desenvolverse en el arte del bricolaje y fabricarse los muebles que necesitan para sus hogares. Otras montan puertas y ventanas para otras compañeras que lo necesitan.

Su biblioteca, conformada también con la solidaridad colectiva, está diseñada como un espacio de sabiduría abierto a todas las mentes inquietas, a niños y mayores. En sus despensas guardan los alimentos donados por personas y entidades alejadas de la gestión de los bancos de alimentos. Defienden un reparto más horizontal, fuera de jerarquías, donde sean las propias beneficiarias las que se organicen y hagan el inventario entre las familias.

También ofrecen asistencia jurídica y acompañamiento en los procesos burocráticos entre aquellas que lo necesiten. Son un grupo autogestionado y trabajan en red, de modo que recurren a otros colectivos feministas que disponen de recursos con los que dar respuestas a las necesidades que necesitan las mujeres para vivir dignamente.

La pobreza tiene rostro de mujer

Como asociación centran su mirada en las mujeres porque siguen siendo ellas las cuidadoras y las cabezas de familia en muchas ocasiones. Son también ellas las que sufren la desigualdad, que sigue teniendo rostro de mujer. Las estadísticas muestran que las mujeres desarrollan trabajos más precarios. Sufren más desempleo y temporalidad. Además de trabajar tienen a su cargo a la familia y los cuidados.

Para Mujeres Sembrando la ayuda no es el fin en sí mismo, sino un medio. Bajo el concepto de justicia social entienden que el objetivo último es acabar con las desigualdades, y mientras tanto hay que tener también cubiertas las necesidades básicas de las mujeres y las de las criaturas que llevan a cuestas.

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