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Extremadura espera la entrada oficial en la nueva normalidad y el final de las restricciones

Varias personas con y sin mascarillas pasean por la calle Santa Eulalia de Mérida (Badajoz)

Santiago Manchado

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Este miércoles, que la Junta de Extremadura celebra Consejo de Gobierno, podría llegar el anuncio de la ansiada nueva normalidad a la región, aunque antes deberá autorizarlo en Tribunal Superior de Justicia de la comunidad (TSJEx), por lo que el paso oficial a la nueva fase podría no ser oficial hasta el jueves, siempre y cuando ese mismo día se publique en el DOE.

La sociedad extremeña, y especialmente las empresas, esperan conocer en qué se traducirá esa normalidad nueva, puesto que en principio se puso sobre la mesa el final de las restricciones y, después las autoridades sanitarias hablaron de “casi todas las restricciones”. El consejero de Sanidad, José María Vergeles, se ha referido esta semana a este momento en sus redes sociales, donde ha explicado que se adoptarán flexibilizaciones “para que nuestra vida consista en protegernos del virus, pero vivir lo más normal posible”.

En otra entrada, Vergeles advierte de que la flexibilización de las medidas “no significará vivir como cuando no había COVID, el coronavirus está aquí y hay medidas como las 6M y la protección a los más vulnerables que tendremos que seguir incorporando a nuestra vida”.

El consejero se refiere con las 6M al uso de la mascarilla, el lavado de manos, la distancia de seguridad, minimizar los contactos estrechos, maximizar la ventilación de los espacios y “me quedo en casa”.

Por lo que, hasta el momento, se desconoce si la nueva normalidad se traducirá en el final de los aforos máximos permitidos y los horarios, sobre todo de cara a sectores sobre los que ha caído la mayor parte de las medidas anti COVID, como el comercio, el turismo, la hostelería, el ocio nocturno y también la cultura.

Indicadores a la baja

No obstante, hay comunidades autónomas que, en función del semáforo COVID actual, presentan peores indicardores epidemiológicos que Extremadura. La región tiene una incidencia acumulada (IA) de 55,36 casos, muy cerca del nivel de riesgo bajo, y a los siete días está en 25,94, prácticamente en nivel bajo. Pero si se consulta la incidencia por grupos de edad, hay diferencias que llegan a ser notables. Los menores de 11 años tienen la IA más abultada con 124 casos, seguidos por los mayores de 80 años, cuya tasa se encuentra en los 90,78 casos. Según los datos del Ministerio de Sanidad, el grupo de edad entre 40-49 años presenta una IA superior a 65 y los de 30-39 se quedan en más de 36 casos a los 14 días.

Los mejores indicadores se encuentran en la ocupación hospitalaria. Las camas COVID tienen una ocupación del 1,49% (2,36% de media nacional) y las UCI están al 4,79% frente al 8,47% de España. Es decir, en cifras de nueva nornalidad en base al semáforo COVID.

Los datos son igualmente buenos si se mira la positividad de las pruebas diagnósticas que se hacen en Extremadura. El 2,73% de ellas son positivas, es decir, pro debajo del umbral del 5% marcado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y en cuanto a la trazabilidad de los casos, en el 73,7% de los contagios se puede conocer el caso índice.

Por esto, Extremadura se abre a un nuevo escenario para el que ha pedido que se trabaje en un nuevo semáforo de alerta sanitaria donde no sea tan importante la incidencia acumulada, sino la gravedad de los casos y sus consecuencias en la ocupación de las camas de agudos y de UCI de los hospitales.

El consejero de Sanidad, también en sus redes sociales, ha afirmado: “Necesitamos por vivir libre de la COVID para poder afrontar de forma completa la crisis económica y social derivada de la crisis sanitaria. Y pasar el abordaje de la crisis sanitaria desde la vigilancia epidemiológica y de salud”.

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