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El feminismo utilizado como trinchera

Marcha del 7 de noviembre contra las violencias machistas en Madrid.

Alicia Díaz

Los resultados de la elecciones andaluzas no han dejado indiferente a nadie. Bien por el hundimiento del PSOE en feudo históricamente socialista como por la irrupción inesperada de VOX con 377.556 papeletas asegurándose 12 escaños y representación en todas las provincias. 

Adelante Andalucía, coalición creada en torno a Podemos e IU, tampoco sale muy bien parada si tenemos en cuenta la pérdida de tres escaños respecto a las últimas elecciones autonómicas. No tardó en señalarse la desmovilización por parte de los abstinentes como una de las principales causas del debilitamiento de Susana Díaz al frente del PSOE-A. 

La baja participación del electorado fortaleció el bloque de la derecha mientras que la izquierda quedó seriamente malherida. Pablo Iglesias no dudó en hacer un llamamiento a los movimientos sociales, con especial mención al feminismo como fuerte de resistencia ante el fascismo y al espumoso ascenso de la ultraderecha. 

Pocos minutos después de la aparición de Pablo Iglesias, Clara Serra, portavoz del Grupo Podemos Comunidad de Madrid en la Asamblea de Madrid, decía en su cuenta de Twitter que “el feminismo tiene un reto” y hay que “movilizar a las mujeres contra quienes más amenazan nuestros derechos debido a la abstención ”mayoritariamente femenina“. Alberto Garzón hacía lo propio el día siguiente enviando una carta a la militancia donde solicitaba, como consecuencia de las reflexiones derivadas de los resultados en Andalucía, una llamada a la amplia democracia capaz de fortalecer el movimiento obrero y los movimientos emancipadores, especialmente el feminismo. –”Las feministas han demostrado en estos años que han sido capaces de enfrentarse con éxito al monstruo que aspira a limitar los derechos de las mujeres“ -, decía Garzón haciendo referencia al despiadado monstruo mitológico de la Hidra de Lerna -. 

No deja de ser curioso que se produzca un llamamiento al movimiento feminista y, a su vez, se culpe a la abstención femenina del ascenso de la derecha; o lo que es lo mismo: del declive de la izquierda. 

El movimiento feminista tiene su raíz en la lucha obrera desde mediados del siglo XX situándose en el mismísimo corazón del movimiento obrero y la lucha de clase dada su clara influencia marxista cuyo discurso se centraba en la desigualdad social como culpable de la subordinación de la mujer. En consecuencia, la emancipación vendría por su independencia económica, hecho que no puede darse bajo el capitalismo. 

Más adelante Simone De Beauvoir daba en el clavo en “El segundo sexo” afirmando que no es suficiente para la mujer la cuestión de clase si no se tiene en cuenta la biología como causa opresiva; digamos que ambas corrientes, la marxista y la radical, se complementan y son fuente de la que el feminismo seguirá bebiendo hasta derrocar al patriarcado. 

Si el fascismo está creciendo – no solo en Andalucía y España, sino en toda Europa- y el feminismo es un movimiento de izquierda, antifascista y anticapitalista que ha ido in crescendo en los últimos años, ¿cómo es posible que la izquierda no se haya fortalecido al mismo ritmo si ambos están unidos ideológicamente? Pues quizá la izquierda no sea tan izquierda, ni el feminismo tan feminista; es decir, el éxito de los partidos conservadores viene dado - entre otras muchas razones -  por la aceptación de la ideología neoliberal y su adaptación al capitalismo dentro incluso de los partidos progresistas y los movimientos sociales, de la misma manera que el crecimiento del movimiento feminista se debe al aumento del “feminismo neoliberal”. 

Las mujeres que abrazan este tipo de ideología mal llamada “feminista” votan a partidos que puedan ver representadas sus creencias; las feministas clásicas, en cambio, no tienen a quién votar. Pero, no nos rasguemos las vestiduras, precisamente desde Podemos se ha aceptado en muchas de sus áreas los vientres de alquiler y no ha habido un posicionamiento claro - aún hay dudas - hasta hace cuatro días. Recordemos que el partido más interesado en legalizar la maternidad subrogada es el de Albert Rivera. 

Con la prostitución pasa lo mismo, defendida por feministas liberales y muchos hombres de izquierdas a través de la postura regulacionista, ambas posiciones contrarias al feminismo ya que afecta mayoritariamente a mujeres económicamente precarizadas siendo favorable a la explotación sexual. Ningún partido de izquierda que se llame feminista puede defender la postura liberal y el que lo haga, está vendiendo a las mujeres. No se puede llamar a filas a un movimiento que sigue exigiendo a sus compañeros derechos que aún no han conseguido y que no están dispuestos a facilitarles. 

No se puede señalar a las mujeres como las responsables de la abstención en las autonómicas en Andalucía cuando el voto de la ultraderecha es mayoritariamente masculino. Podemos es el partido que está dispuesto a sacrificar el sujeto político del feminismo y el mismo que pide a las mujeres  - el sujeto político del feminismo-  movilizarse y salir a la calle.  Las mujeres llevan siglos en la calle luchando por los derechos y las libertades con gobiernos de derechas y de izquierdas. Las mujeres siguen siendo asesinadas por ser mujeres y a los niños y las niñas se les sigue violando por ser menores; cada día mayor número de mujeres pobres están en la calle vendiendo su cuerpo porque hay hombres que los compran. 

La mujer sigue siendo considerada incubadora porque ha pasado de ser paridora múltiple a ser un vientre que se alquila. Todos los partidos y todos los gobiernos han sido responsables y cómplices de las miserias que han sufrido las mujeres; desde ser tratadas como “mujeres consuelo” en conflictos bélicos, hasta en cada asesinato donde un menor ha perdido la vida a manos de un padre imputado o condenado por violencia machista. Todos. Sin excepción. 

El mismo día que la socialista Susana Díaz fue a firmar el decreto de convocatoria de elecciones en Andalucía, se dio a conocer el informe de la Guardia Civil que elevaba hasta los 32.000 euros el dinero público gastado por altos cargos de la Junta de Andalucía durante 13 visitas distintas a cinco prostíbulos de Cádiz, Sevilla y Córdoba entre 2004 y 2009. Me pregunto: ¿De verdad no tienen idea del motivo por el cual los votantes de izquierdas no se siente representados? ¿De verdad creen que el feminismo ha tenido algo que ver? 

Ustedes no tienen en cuenta ni el feminismo de clase ni el radical, porque no tienen en cuenta la desigualdad social ni la biología femenina, ergo, no existe el feminismo. ¿De verdad creen que todas las mujeres que salen en las manifestaciones son realmente feministas? Cómo no van a creerlo si han hecho un feminismo donde todo vale menos lo que molesta de verdad: el feminismo que exige la modificación de la estructura. 

Pablo Iglesias dice que la posición de su partido respecto a la prostitución será la que digan las feministas ¿Qué feministas, las liberales? ¿Por qué la prostitución es un tema de las feministas siendo una cuestión política y, sin embargo, no duda en pronunciarse respecto a Cataluña?

IU da voz desde diferentes espacios a Mar Cambrollé, líder de la Asociación de Transexuales de Andalucía, abanderando un lema feminista nacido por el derecho a la Ley Orgánica de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, ahora utilizado por los movimientos a favor de la defensa de los vientres de alquiler. - Mi cuerpo es mío - dice Cambrollé bajo un cuerpo que jamás podrá gestar -. No lo dice la izquierda porque es transfobia señalar la biología y es políticamente incorrecto. 

Este es el problema de la izquierda actual; el populismo, la doble moral, la utilización del feminismo en beneficio propio y la falta de ética. Otro problema de la izquierda es la polarización de los movimientos sociales. El llamamiento no debería ir dirigido al feminismo - las mujeres de izquierdas estarán ahí sin duda- sino un llamamiento a la clase trabajadora, a los demócratas y progresistas, porque el fascismo se combate como el machismo, leyendo; evolucionando, empoderando y modificando el sistema. 

Pablo Iglesias sabe muy bien lo que supone que el feminismo abandere la lucha antifascista: una guerra abierta contra VOX. Lo que no sabe Iglesias es que la publicidad es contraproducente porque las afiliaciones a los partidos que se sitúan a la derecha irán en aumento debido a que la izquierda sigue desarticulada. Mientras no exista un partido de izquierda habrá una derecha engordando sus políticas extremistas. Esa guerra, la de VOX contra el feminismo tiene un ganador, y claramente no serían las mujeres. 

El feminismo no se va a callar, ni va a dejar de salir a las calles, ni va a tener miedo al enfrentamiento; eso sí, que dejen hacerlo cuando corresponda, porque la estrategia que propone Iglesias es justo la que desea VOX, al que veremos lanzar mensajes de odio contra el feminismo para provocar el conflicto. La hidra del feminismo sigue siendo la misma: el machismo, el capitalismo y el patriarcado. Las tres están presentes en los programas electorales de todos los partidos.

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