Jóvenes extremeños, despedidos por un call center de Lisboa tras reclamar derechos laborales
Cada día son más jóvenes los que buscan trabajo en otras regiones o países para obtener recursos y Lisboa resulta un lugar atractivo para muchos extremeños, de hecho la capital de Portugal suele demandar trabajadores españoles para servicios de atención telefónica en Call Center, por lo que jóvenes con formación como Jesús Díaz y Miguel Rueda no dudaron en hacer las maletas y trasladarse al país vecino a buscarse la vida y continuar su trayectoria profesional.
Estos extremeños, naturales de Almendralejo y Badajoz, respectivamente, ambos con estudios universitarios han estado trabajando como operadores en Konecta Lisboa, una empresa subcontratada por Vodafone-España para dar servicio a los usuarios españoles desde el país vecino. Y, según exponen a este diario, ambos junto a su compañera Raquel Sánchez, natural de Linares (Jaén), acaban de ser despedidos “ilegalmente” y de modo “amoral” tras tres años de prestar servicios a la empresa, la cual aduce finalización de cometido por obra y servicio, pero ellos aseguran que es en represalia por defender los derechos laborales de la plantilla.
Precisan que desde 2015, año en el que comenzaron a trabajar para este Call Center, han pasado por sus instalaciones más de 1.500 personas, el 30% de Extremadura, otro 30% de Andalucía, y el porcentaje restante conformado por extranjeros hispanohablantes de diferentes partes del mundo, que trabajan desde Lisboa para atender las llamadas procedentes de España.
Desde que comenzaron la actividad en Lisboa apreciaron que la gerencia utilizaba “amenazas” y sometía a la plantilla a través “del miedo” para que no reclamaran mejoras laborales, ni tan siquiera las condiciones indicadas cuando firmaron sus contratos, que según explican, ya reconocían el pago de los días festivos, que se han estado “ahorrando” durante estos tres años de sus nóminas, al no hacerlos efectivos.
Prácticas abusivas y amenazas
Los tres han confirmado a eldiario.es Extremadura que Konecta somete a la plantilla “a prácticas abusivas” y que “en todo momento actúan con amenazas” y presionan a los empleados que deciden reivindicar derechos como el abono de las horas extras , el tiempo de descanso, el reconocimiento de partes médicos que la empresa ha estado negando a los empleados hasta que no han recurrido a la Unión Europea, entre otras cuestiones y derechos que consideran incumplidos.
Es una situación “surrealista” que les ha llevado a constituir una unidad sindical, que ya cuenta con más de 50 trabajadores de los 300 que actualmente siguen en activo, y más de la mitad extremeños, según agregan.
Así Jesús Díaz, que fue despedido la pasada semana, quien además es representante del Sindicacto de los Trabajadores de Call-Center (STCC) en Portugal, hace hincapié en lo “oportunista” que es la empresa, la cual se aprovecha del limbo jurídico que existe en el país luso con los trabajadores de atención telefónica, puesto que no está reconocida esta profesión y por tanto no cuentan con convenio propio.
Asegura que son muchos los casos en los que ha hecho firmar despidos a personas que “ignoraban” lo que estaban haciendo, y censura la “falta de escrúpulos” de la gerencia que se aprovecha del “desconocimiento de las normativas portuguesas y en muchos casos del idioma” de las personas recién contratadas para actuar como quieren y sin respetar los derechos laborales.
Anuncio del mismo puesto tras el despido
En su caso, relata que le indicaron que prescindían de él porque se había acabado la campaña, pero ese mismo día Jesús comprobó a través de un portal de empleo que la subcontrata de Vodafone buscaba trabajadores para el mismo puesto y campaña. Es más, sin dudarlo, llamó a la dirección facilitada y fue él mismo quien trasladó que pocos días antes lo había despedido.
Por tanto, no duda, que el motivo del despido sea que es una de las personas que está movilizando al resto de compañeros para que se cumpla la ley. Así que está dispuesto a seguir luchando para que lo reincorporen a su puesto, junto a sus otros dos compañeros, que también dejaron en la calle un día antes; y para alcanzar un incremento salarial de 50 euros mensuales; contratos indefinidos a partir del primer año de servicio; el pago íntegro de las pagas extraordinarias; así como el abono los festivos con carácter retroactivo, y un día libre en compensación.
Jesús, Miguel y Raquel indican que por nueve horas de trabajo reciben una media de 600 a 700 euros, en función de los incentivos, “muy por debajo” de lo que se gana por el mismo puesto en España, que se sitúan en los 1.000 euros por la misma jornada aproximadamente. Y los tres coinciden en explicar que desde que han comenzado a organizarse han sufrido las primeras consecuencias en forma de despidos.
En todos los casos, se produjo el mismo detonante para dejarlos sin empleo, ya que al exigir el abono del último día festivo de Portugal, el 25 de abril, la empresa les dio la razón y en el caso de Jesús hasta ingresaron el dinero correspondiente pero al día siguiente de hacerlo los echaron a la calle.
Paro- protesta este jueves en Lisboa
El pacense Miguel Rueda adelanta que lucharán desde todos los frentes posibles, tanto a nivel sindical como en los tribunales si la empresa no depone su actitud y no accede a las peticiones que realizarán este jueves en Lisboa, en una parón- protesta programado para “visibilizar” la injusticia, apoyar a los despedidos y exigir mejoraras laborales para toda la plantilla.
Esta semana también se reunirán con la empresa y grupos políticos portugueses para alertar de lo ocurrido y ante el riesgo que “corran más cabezas” y se produzcan más despidos por las movilizaciones de la plantilla.
Miguel explica lo “flagrante” de su caso, ya que tras ocupar puestos de responsabilidad en la empresa, un día se enteró de que cobraba la mitad que otra trabajadora a la que él mismo estaba enseñando.
Su compañera Raquel, que ha impulsado la afiliación sindical de parte de la plantilla e iba a ser elegida delegada sindical en Konecta, fue despedida dos días antes de poder representar a sus compañeros. Al igual que a Jesús le dijeron que era por fin de campaña, pero ya en el despacho tras pedir explicaciones le reconocieron que la echaban por “reclamar” sus derechos y “ser la cabecilla”, según la empresa, de las movilizaciones sindicales. “Tú, de esto, te vas a arrepentir”, asegura que le indicaron en tono amenazante.
Tras una semana “angustiosa”, los tres y parte de la plantilla, según agregan, están decididos a “ir a por todas”, ya que “no tienen ”nada que perder“ y muchos derechos que ganar por lo que continuarán movilizándose y tratando ”de quitar el miedo“ a la gente que trabaja para la empresa y no levanta la voz por tener cargas familiares.
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