Llamada urgente a la bajada del IVA veterinario: “Han convertido la sanidad animal en un lujo”
Acaban de recuperar a una perrita de caza abandonada en Mérida tras ser atropellada. Con las dos patas traseras heridas y malherida, las operaciones veterinarias y los cuidados han sumado una factura de 800 euros en el veterinario.
Para Animaex , la Asociación Animales Maltratados Extremeños, la subida del IVA veterinario del 8 al 21 por ciento ha complicado su trabajo altruista al extremo.
Con la temporada de caza los casos de perros abandonados se multiplican, y hasta el 90 por ciento de los casos que atienden en su refugio de Montijo son animales que vienen enfermos o heridos, explica Fátima Carretero, voluntaria. Y todo sin recibir ni un céntimo de subvención.
Esta semana se ha aprobado en el Congreso de los Diputados una proposición de Esquerra Republicana (ERC) que insta al Gobierno a rebajar el IVA de los servicios y medicamentos veterinarios del actual 21 % al 10 %. La iniciativa ha sido aprobada con el apoyo de todos los grupos excepto Ciudadanos, que se ha abstenido, y PP que ha votado en contra.
“Hay que cambiar esto cuanto antes”
Virginia Iniesta, representante en Extremadura de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal (AVATMA), advierte el ‘sinsentido’ que de que un gobierno diferencie dos tipos de sanidad a través del gravamen del IVA: el humano y la animal, cuando deben existir una sola salud.
La legislación sobre protección animal en España apunta que los dueños y dueñas deben garantizar la salud y el bienestar de sus animales, de manera que se trata de una bien de primera necesidad y no un lujo.
Al igual que transmite la asociación ANIMAEX, explica que ahora cuando no se puede costear el tratamiento de una mascota aumentan los abandonos y los sacrificios de animales. Lo que ocurre ahora es que se acude al veterinario cuando la enfermedad de la mascota ha empeorado, no de modo preventivo, y por lo tanto aumentan los riesgos para el animal y para la salud pública.
La representante de AVATMA centra su mirada en las ONG y asociaciones que atienden animales desamparados y que llevan cuatro años soportando a sus espaldas una subida de 13 puntos en los costes de los servicios veterinarios; “cuando están supliendo altruistamente una labor que le corresponde a las administraciones”.
“Es una cuestión urgente el cambio, no solo por una cuestión moral, sino por una cuestión moral”. Se refiere además Virginia Iniesta a todos esos hogares donde la mascota juega un papel protagonista, por el bienestar que aportan a mayores que viven solos o personas enfermas. Se trata de gente que no puede costear el gasto veterinario, y sin embargo su animal es indispensable.
También explica que la repercusión de la medida ha supuesto un ingreso de 16 millones al Estado según sus estimaciones, y sin embargo ha generado el cierre de clínicas veterinarias y una pérdida en el empleo.
“Una subida abusiva e injusta”
Carmen Ibarlucea, de Equo Extremadura, comparte que los datos constatan cómo ha habido un aumento de personas que alargan el momento de llevar a su mascota al veterinario, por su elevado coste. Algo que supone un riesgo para la salud pública.
“La realidad es que la gente se queda sin trabajo, renuncia a bajarse el sueldo para seguir trabajando, y encima soporta más gastos para que sus mascotas estén sanas”.
Equo apunta que ha descendido de forma alarmante la atención preventiva a los animales domésticos y de compañía, lo que pone en peligro el control de las enfermedades, muchas de las cuales pueden afectar al ser humano. Entre ellas la rabia o la leishmaniosis canina, una enfermedad parasitaria grave en el perro.
La formación verde en Extremadura ha colaborado en el argumentario de Juan López de Uralde, diputado de Podemos y coportavoz federal de Unidos Podemos, que expuso en el Congreso en el pleno que la subida del IVA veterinario afecta a la sociedad en su conjunto porque la mitad de los españoles tiene una mascota en casa.
“Estamos ante una subida abusiva e injusta que convierte a los animales en victimas silenciosas de una política profundamente errónea, y obliga a las personas que tienen animales a su cargo a un esfuerzo económico que, en ocasiones no pueden asumir, provocando la renuncia a su cuidado, o incluso llevándolos al condenable abandono”.