La magia del otoño en Extremadura
Hace 17 años el Valle del Ambroz inauguró su primer Otoño Mágico. Los gestores políticos, sociales y culturales de la comarca norcacereña querían ofrecer un atractivo suficientemente potente para atraer visitantes más allá del verano y que, además, sirviera para cohesionar los ocho pueblos de la zona y fomentar la participación social.
Lo que hicieron fue empaquetar su paisaje otoñal, un auténtico privilegio de colores y olores, de castaños y bosques, y convertirlo en telón de fondo de actividades de todo tipo.
Dieron en la diana y para demostrarlo están los datos de la Oficina Municipal de Turismo de Hervás que reflejan que en los últimos diez años los viajeros de otoñada se han triplicado. Y eso teniendo en cuenta que por los mostradores de información no pasa más que uno de cada tres.
El trasiego es tal, que hay fines de semana que no queda una habitación libre en Abadía, Aldeanueva del Camino, Baños de Montemayor, Casas del Monte, Gargantilla, La Garganta, Hervás y Segura de Toro, los ocho pueblos de la mancomunidad.
Programación
En ocasiones, incluso, las plazas para participar en actividades se agotan en un pispás, como ha ocurrido con las marchas de bicicleta de montaña y senderista de los días 16 y 23 de este mes. No importa. Quedan otras muchas propuestas en las que participar hasta que el 30 de noviembre acabe esta Fiesta de Interés Turístico.
Las hay para todos los gustos: culturales, gastronómicas, deportivas, de naturaleza y musicales, desde el recorrido por antiguas vías del tren en originales vagonetas preparadas para la ocasión hasta conciertos como los de Nacha Pop o Pilar Boyero; raids de aventura y carreras de montaña; talleres de astronomía o elaboración de quesos; charlas sobre el lobo, mercadillos...
Da igual la edad, porque la asociación DIVA que coordina el Otoño Mágico las ha incluido para todos los públicos.
Vender esta estación del año ha sido un auténtico revulsivo para la comarca. “La calidad de restaurantes y alojamientos se ha incrementado de manera muy importante y la fórmula no ha dejado de funcionar a pesar de la crisis. De hecho, tras la caída de los sectores de la construcción y la madera, la mayoría de los vecinos de Hervás viven del turismo”, dice Sergio Pérez, alcalde de la localidad que es cabecera de comarca.
Una larga otoñada
Cuando el Otoño Mágico llevaba cinco años funcionando el Valle del Jerte inauguró su primera Otoñada. La comarca veía cómo su Cerezo en Flor, Fiesta de Interés Turístico Nacional, llenaba sus pueblos de viajeros, pero querían verlos pulular más allá de la primavera.
“Queríamos poner en valor nuestro entorno el resto del año para ayudar al desarrollo de la zona y como el otoño en el Valle es pura poesía pues decidimos aprovecharlo”, indica Julián Elizo, alcalde de El Torno, pueblo considerado el mirador del Jerte.
Así fue como nació la Otoñada que ya camina por su XII edición. El programa coordinado por Soprodevaje es especialmente extenso, hasta el 12 de diciembre para aprovechar el tirón del puente de La Constitución. Ofrece oportunidades de disfrute que incluyen rutas senderistas y de BTT; jornadas gastronómicas, micológicas y pastoriles; mercados de artesanía; representación de tradiciones como la matanza; concursos de fotografía y pintura al natural o actuaciones de folklore.
Castañas al otro lado de la Raya
La Festa dos Castanheiros que se va a celebrar este fin de semana en Marvao es otra de las celebraciones más populares del otoño en el oeste peninsular. La localidad portuguesa lleva 31 años convirtiendo sus castaños en motivo de fiesta, una iniciativa bien asentada que se calcula les reportará hasta 25.000 visitantes este fin de semana.
Entre ellos repartirán 2.000 litros de vino y cinco toneladas de castañas. Buena parte irán a parar al estómago de vecinos extremeños, por la proximidad a Marvao través del paso de Valencia de Alcántara de donde apenas dista 20 kilómetros.
La fiesta registra un excelente nivel de participación que avala el éxito de una fórmula tan sencilla como efectiva: convertir el pueblo en un mercado gigante en el que se ensalzan los productos autóctonos, vendiéndolos directamente y empleándolos como ingredientes de jornadas gastronómicas. Todo ello se adereza con ambientación callejera que incluye música y espectáculos circenses.
Tres otoñales opciones, las del Ambroz, Valle del Jerte y Marvao, para dar la bienvenida a la nueva estación.