No poder coger vacaciones, ni tener ordenador, entre los índices de carencia material en la región
Los ruidos causados por los vecinos o que vienen del exterior, y la escasez de luz natural son las dos quejas principales de habitabilidad de sus casas por partes de los extremeños, especialmente la falta de luz ya que duplica la media española, según el estudio de condiciones de vida actualizado por el Instituto Nacional de Estadística.
En él se han analizado la situación de los hogares a escala nacional y por comunidades autónomas, en la detección de problemas como esos del ruido o la falta de luz solar, la contaminación ambiental, o la delincuencia e inseguridad.
Mientras los hogares extremeños presentan mejores datos que la media nacional en cuanto a percepción del riesgo por delincuencia (un 8,3% de las familias frente al 9,8% en España) o la contaminación, tres puntos menos que la media nacional que es 9,9%, destaca en la queja las malas condiciones por iluminación de luz natural, que sufren un 8,8% de los hogares de la región (hay en total 432.000), más del doble de la media española que es el 4%.
Un porcentaje aún mayor, el 18,15%, tiene molestias de ruidos procedentes de los vecinos o de la calle, casi tres puntos más que la media nacional donde es el 15,5%; las comunidades del Mediterráneo y las islas, lugares de abundante turismo, y regiones de interior como Madrid, Navarra, o Extremadura, concentran el mayor problema de ruidos.
Carencias materiales
Esta encuesta de condiciones de vida revisa también las carencias materiales de las familias en algunos aspectos como son el no poder permitirse al menos una semana de vacaciones al año; comer carne o pescado con frecuencia, o no tener dinero como para tener la casa a una temperatura confortable, la llamada pobreza energética.
Las peores posiciones las presenta Extremadura tanto en la disponibilidad de vacaciones como la existencia de un ordenador; en ambos casos, con un 49% y un 11,1% de las personas con ese problema respectivamente, es la segunda peor situada mejorando únicamente los datos de Andalucía o Baleares también respectivamente.
No hay grandes carencias materiales como para no tener coche –es la cuarta mejor comunidad y solo en un 3% de los hogares no lo hay-, o en la ingesta frecuente de carne o pescado, mientras que se coloca en la zona media en pobreza energética con un 9,2% de las familias en esa situación (media española, 9,4).
Llegar a final de mes
Un 38% de los hogares de la región, según esa encuesta de condiciones de vida, tiene dificultad o mucha dificultad para llegar a final de mes, frente al 34% de la media española.
La renta familiar, sumando la de todos los miembros del hogar, es de 21.092 euros con los últimos datos de 2014, una renta que tras alcanzar su tope en 2008 con 24.054, descendió luego con la crisis, y llegó al nivel más bajo en 2013 con 19.364 euros.
En Extremadura, según el Instituto Nacional de Estadística, hay 432.000 hogares de los que en 297.000 hay al menos una persona en situación de activa, es decir, en edad y disposición de trabajar. El último dato, de 31 de marzo pasado, indica que en un 18% de esos hogares, por tanto 53.000, todos sus miembros activos están en paro.
Esa tasa se ha multiplicado por más de cuatro veces desde la cresta de la ola de la burbuja económica, en 2008, cuando estaba en el 4,15%; en España estaba algo más alta, el 6,74%, pero no ha escalado tanto y en estos momentos está en el 12,01%.
En el otro extremo, donde se encuentra una casa en la que todos tienen trabajo, tenemos a una Extremadura donde la tasa alcanza al 61% de los hogares (71% en la media española), una cifra que mejora la de hace un año pero que está 18 puntos por debajo de la que había al principio de la crisis, 2008, que era el 79%.
En la media de España el índice, por el contrario, no ha variado tanto, solo en ocho puntos, del 79% de 2008 al 71% actual.