La ambigüedad de Feijóo sobre el aborto exaspera a la oposición
Impotencia. Era lo que destilaban las caras de los miembros de la oposición parlamentaria, especialmente las de las quince diputadas que se integran en ella, durante las respuestas ofrecidas por el presidente de la Xunta sobre la contrarreforma de la ley del aborto que impulsa el Gobierno central. En una práctica poco habitual, la confluencia temática de las preguntas de PSdeG y BNG derivó en su acumulación y, así, José Luis Méndez Romeu y Francisco Jorquera formularon en el mismo turno sus cuestiones y su defensa del actual marco regulatorio de la interrupción voluntaria del embarazo. Enfrente se encontraron con un presidente asentado en la ambigüedad y en el empleo de herramientas dialécticas polivalentes para hacer frente a una cuestión tan específica como esta.
Tanto Romeu como Jorquera le exigieron a Feijóo que fijara una posición abiertamente sobre este “reaccionario” proyecto que, dice el socialista, parte de una política “cínica y farisaica” para implantar un sistema “lleno de condiciones disuasorias y vejatorias para las mujeres”. Feijóo, según afirma por su parte el portavoz del Bloque, “sigue haciendo política en clave madrileña” para “cultivar la falsa imagen de persona centrista y sensata ante los medios de comunicación de Madrid, como ya la cultivó Gallardón hasta llegar a ministro”. Pero no solo no hace nada para “impedir” que el aborto vuelva a la clandestinidad, sino que ni siquiera aclara si “piensa que tiene los mismos derechos un óvulo fecundado que una mujer”. “¿Qué piensa hacer para que no tengan que ir a Portugal a abortar?”, cuestionó.
Con las preguntas sobre la mesa, Feijóo comenzó por reducir el proyecto del Gobierno central a la categoría de “texto inicial”. Acto seguido, y como viene haciendo desde hace semanas, su argumentario transitó desde la equiparación entre el proyecto de Ruiz-Gallardón y la ley del aborto de 1985 –la misma que Alianza Popular rechazó y recurrió en el Constitucional– a pesar de que existen notables diferencias hasta el reproche al PSOE por reformarla en 2010. “Ni ustedes lo llevaban en el programa electoral ni consiguieron el consenso de las Cortes”, afirmó, aunque la propuesta de reforma sí estaba en ese programa y aunque la ley salió adelante por mayoría absoluta. En todo caso, asegura, “si quieren confrontación con el presidente de la Xunta no la van a tener”.
De Paco Vázquez a Bildu
Con la irritación reinando ya en los bancos de la oposición, llegó el segundo turno de Romeu y Jorquera. “Vamos a volver al nacionalcatolicismo más rancio de la historia de España”, alertó el portavoz del PSdeG, quien reprocha que Feijóo “mienta” al asegurar que “quieren volver a la ley de 1985” cuando “lo que pretenden es obstaculizar el derecho de las mujeres a la libre elección”. “Quieren mujeres dependientes”, pero estas “ni son enfermas mentales ni están disminuidas”. Tampoco, advierte, “existe” la “demanda social” a la que apelan los de Rajoy. Lo único que “defienden” es “una postura ideológica y patriarcal” porque “lo que temen es la libertad de las mujeres”.
Los murmullos iban en aumento en los escaños populares cuando Jorquera intentó hacerle frente a la “psicodélica” interpretación que lleva a equiparar a una mujer con un “nasciturus”. “No estamos ante un problema de cruce de morales”, sino ante la “imposición de una determinada moral” que olvida que “no hay mayoría legitimada para imponerles una decisión a las mujeres”, imposición que responde a la “verdadera cara” de Feijóo, “clavadita a la del señor Gallardón”.
Ni PSdeG ni BNG consiguieron que Feijóo aclarara si “va a seguir apoyando este ataque sin precedentes”, pero sí consiguieron una batería de respuestas marca de la casa. A Romeu Feijóo intentó fustigarlo con la posición sobre el aborto del ex alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, porque “los derechos de los gallegos también pasan por la información”. Para Jorquera reservó las consideraciones sobre “cuestiones éticas”, porque él “nunca asumiría ir en una coalición electoral con Bildu” y “sobre la vida hay distintas concepciones”. Con todo, afirma, su intención no es abrir una “confrontación sobre la interrupción voluntaria del embarazo”. “¿Las mujeres no vais a decir nada?”, clamaban diputadas de la oposición hacia sus homólogas del PP que, por su parte, saludaron el discurso presidencial con una cerrada ovación.
Yolanda Díaz pide cuentas por la corrupción y el presidente la acusa de querer “ajusticiar a los adversarios”
La tensión creada por las respuestas presidenciales sobre el aborto condicionaron el turno de preguntas de la viceportavoz de AGE, Yolanda Díaz, que comenzó su intervención recomendándole a Feijóo la lectura de El contrato sexual, de Carole Pateman, recomendación que le costó el enésimo apercibimiento por parte de la presidenta de la Cámara. “No sé si es pecado hablar de sexualidad”, ironizó Díaz antes de pedir cuentas por la “ola de corrupción” que afecta al país y reclamar medidas concretas al respecto, tales como la “modificación de los tipos penales” vinculados a las prácticas corruptas o de la “financiación de los partidos” y de las “donaciones privadas”.
Con medio gobierno local de Santiago a un paso del banquillo de los acusados, el presidente de la Xunta aseguró que su postura es invariable en el sentido de rechazar las “irregularidades” en la vida pública y destituir a quien reciba medidas cautelares o deba comparecer en juicio oral. Esto, dice, en velada referencia al caso de Compostela, lo hace “aunque nos cueste a veces ver cómo se puede imputar a concejales por seguir informes preceptivos de la intervención y de la asesoría jurídica”.
El debate de guante blanco remató aquí. Acto seguido el presidente optó por echar mano de declaraciones de miembros de *Izquierda Unida como Gaspar Llamazares a respeto de la necesidad de dimitir o no en caso de imputación, así como de casos de presuntas irregularidades que afectan a la coalición de izquierdas en Andalucía o Asturias. “Por que no dimiten?”, llegó a cuestionar a Díaz, que insistió infrutuosamente en la necesidad de“diferenciar las responsabilidades políticas de las *xudicais” y de conseguir un pacto contra la corrupción. Con la tensión dialéctica Feijóo remató entre acusaciones de grueso calibre: “yo creo en la justicia, ustedes quieren ejecutar sus contrincantes”, que es tanto como decir que AGE desea matar los adversarios políticos. En este caso, la presidenta no intervino.