Baltar no optará a presidir la Diputación de Ourense tras más de una década en el cargo

En medio de los escándalos por sus excesos al volante y las multas que recibió él mismo y otras personas de su entorno por superar los límites de velocidad en vehículos oficiales, Manuel Baltar anuncia que no optará a continuar en la Presidencia de la Diputación de Ourense. En un comunicado, atribuye la decisión a que trabaja para “facilitar” que el ente provincial “tenga un presidente o presidenta del Partido Popular”. “No hay interés mayor que el interés general de la provincia. Por eso, la configuración de las corporaciones locales no es una cuestión de nombres, sino de siglas y de proyectos”, añade.

El político ourensano avanza que no va a tomar posesión del acta de concejal en Esgos este sábado. Pone fin así a más de tres décadas de control de la familia Baltar -primero el padre, José Luis, y, desde 2012, el hijo, Manuel- de la Diputación ourensana, desde la que desplegaron sus redes de poder por la provincia. Queda en el aire su futuro político, aunque sí está descartada una posibilidad, la de que diese el salto a Madrid, dado que no figura en las listas que el partido ha hecho públicas en su totalidad este miércoles. Tiene el cargo de presidente provincial del PP.

En su comunicado, defiende que la política es “responsabilidad y estabilidad” y que está trabajando por conformar gobiernos del PP “solventes”. Con su paso a un lado, dice, no se rebaja su “compromiso” con Ourense. Como presidente del partido asegura que luchará por “el futuro” de la provincia y por el “inminente reto de contribuir a la llegada del ourensano Alberto Núñez Feijóo a la presidencia de España”.

La figura de Baltar era uno de los elementos que enredaban la madeja poselectoral de Ourense. Su último mandato en la Diputación fue posible tras un pacto con la Democracia Ourensana de Gonzalo Pérez Jácome del que había renegado públicamente Alberto Núñez Feijóo antes de las municipales de 2019. A los varios desmanes del regidor a lo largo del mandato y a las dos rupturas con el PP se unieron en las semanas previas a las elecciones del pasado 28 de mayo una serie de audios publicados en el diario La Región en los que presumía de saber blanquear dinero.

Entretanto, en las filas del PP el problema a gestionar era que a finales de abril la Guardia Civil había parado a Manuel Baltar conduciendo un vehículo oficial un domingo por la tarde a 215 kilómetros por hora, como reveló elDiario.es. Los agentes primero lo multaron, pero tras hacer las comprobaciones sobre el margen de error del radar, le atribuyeron un delito contra la seguridad vial. Se iba a dirimir en un juicio rápido antes de los comicios, pero el político ourensano maniobró y el proceso pasó a ser convencional y a programarse para después de las urnas. La huelga de funcionarios de la Justicia obligó a suspenderlo y sigue pendiente de que se fije una nueva fecha. En todo este tiempo, el teórico superior de Baltar en el partido, Alfonso Rueda, dio por buenas sus disculpas y evitó, en lo que pudo, mencionarlo, aunque siguió presentándose en actos electorales con él.

En medio de los respectivos escándalos tanto del PP como PSOE declararon reiteradamente que no habría pacto con Jácome después del 28 de mayo. Pero, contra todo pronóstico, Democracia Ourensana no solo no acusó un desgaste en las urnas, sino que subió en apoyos y se convirtió en la fuerza más votada en la ciudad de Ourense. En la Diputación, en la que el PP está a un diputado de la mayoría absoluta, va a tener tres representantes.

Con estos resultados sobre la mesa, se planteaba el dilema en las formaciones sobre si intentar desalojar a uno o a otro. El PSOE provincial de Ourense optó en un primer momento por negociar con Jácome para acabar con los 36 años de la familia Baltar en la Diputación, pero fue desautorizado por la dirección gallega. En la ciudad, la oferta del candidato del PP, Manuel Cabezas, a PSOE y BNG para pactar un gobierno alternativo al de Democracia Ourensana no ha arrojado resultados. Pese a la decisión de Baltar de que su nombre no figure en la ecuación, el panorama sigue abierto, a la espera de que los partidos concreten sus candidatos y sus posturas en el nuevo escenario.