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El laberinto de Ourense enreda al PSOE en una lucha interna sobre la elección entre el final de Jácome o el de los Baltar

Gonzalo Pérez Jácome, alcalde de Ourense.

Gonzalo Cortizo

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Una vez más Ourense se ha convertido en un laberinto. La victoria que ha situado a Gonzalo Pérez Jácome en la lista más votada y, de nuevo, en la llave que permitirá elegir el color del próximo presidente de la Diputación ha puesto patas arriba las estrategias de Partido Socialista y Partido Popular. Por el momento, los socialistas de Ourense han apostado por un pacto con el polémico alcalde a cambio de hacerse con el ente provincial y darle finiquito a la era de la familia Baltar. El PSOE gallego ya ha dicho que de negociar nada, aunque están dispuestos a recibir el apoyo de Jácome en la Diputación, siempre y cuando no parezca que hay un acuerdo detrás.

El Partido Popular, mientras tanto, se niega a confirmar a Baltar como su candidato a presidir la Diputación y ensayan un acuerdo a tres con PSOE y Bloque Nacionalista Galego (BNG) que convertiría en papel mojado los cantos de Feijóo sobre las bondades de apoyar a las listas más votadas.

Empecemos por la pelea que ese laberinto ha generado en casa de los socialistas. El candidato impuesto por la ejecutiva gallega, Francisco Rodríguez, no quiere saber nada de un acuerdo con Jácome. La ejecutiva provincial está en la posición contraria: este lunes aprobó el inicio de negociaciones para permitir la investidura en el Ayuntamiento a cambio de la presidencia en la Diputación y propiciar lo que calificaron como “un cambio histórico”. Entre ambas posturas ha mediado la dirección gallega para resolver el entuerto con un oxímoron: veto a la negociación con el líder de Democracia Ourensana pero luz verde a recibir sus apoyos sin acuerdo ni conversaciones previas. Para que Jácome sea alcalde los socialistas solo tienen que votarse a sí mismos, desechando un acuerdo a tres con PP y BNG, única fórmula que lo impediría. No es la primera vez que el PSOE de Ourense tiene problemas con la ejecutiva gallega. El pasado mes de noviembre la dirección suspendió las primarias para elegir a su candidato e impuso a dedo a Francisco Rodríguez como cabeza de lista: esa candidatura obtuvo seis concejales, frente a los nueve de las elecciones anteriores.

De presidente de la Diputación a concejal electo por Esgos

Ourense también está rompiendo cosas en el Partido Popular. La primera es la seguridad con la que durante décadas se ha afirmado, sin género de dudas, que su candidato a la Diputación siempre sería un Baltar, primero José Luis y, después, su hijo José Manuel. Ahora, esa certeza ya no lo es tanto y hasta el presidente de la Xunta y líder del PP, Alfonso Rueda, deja eso en el aire y afirma que Baltar es tan sólo un concejal electo en el Ayuntamiento de Esgos. Nada más. Otra cosa que al PP se le está rompiendo en Ourense es el discurso de Alberto Núñez Feijóo sobre la necesidad de dejar gobernar a la lista más votada. Jácome, con 10 concejales, ha sido el vencedor indiscutible en las urnas, pero los populares le quieren cortar el paso. El candidato popular, Manuel Cabezas, ha pedido una reunión formal con PSOE y BNG para armar un entendimiento que le quite a Jácome el bastón de mando en el Palacio Municipal. El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, está a favor de ese plan y asegura que hará todo lo posible para evitar otros cuatro años más de Jácome al mando.

Los principales partidos valoran además las intenciones de Jácome de dar el salto a la política autonómica. En una entrevista con elDiario.es, el regidor aseguró que su objetivo es presentarse en las elecciones autonómicas, previstas para dentro de un año, y convertirse en la llave de la gobernabilidad de Galicia. Trasladando los resultados de las municipales al escenario de autonómicas, y con todas las salvedades que ese ejercicio ofrece, Jácome tendría entre uno y dos asientos en el Parlamento de Galicia. Ese peso podría definir algo tan crucial como el nombre del presidente de la Xunta.

El laberinto ourensano aún está por transitar para todos y en el centro de ese enredo Partido Popular y parte del PSOE ven a Jácome como quien ve a un monstruo. La tensión y la incomodidad parecen evidentes para PP y PSOE y no tanto para un Jácome que sigue, como si nada pasara, con su festival de tuits y mensajes excéntricos allí en donde su teléfono encuentra cobertura. Algunos deberían recordar lo que dijo el poeta serbio Charles Simic: “El monstruo ama su laberinto”.

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