La directora general de la TVG defiende los chistes machistas de Miguel Lago como libertad de expresión
Concepción Pombo, la actual directora xeral de la CSAG —la heredera de la CRTVG— lleva cuatro meses en el cargo. Antes, durante ocho años, estuvo al frente de los informativos, una etapa durante la que sindicatos y partidos de la oposición la consideraron la máxima responsable de una manipulación informativa que ejercía con mano férrea. Sin embargo, en la comisión de control parlamentario de este jueves, fue ella la que acusó al PSOE de tratar de promover un “filtro ideológico”, una “censura selectiva sobre la creatividad” después de que los socialistas criticasen un monólogo “casposo, trasnochado y machista” del presentador Miguel Lago, que Pombo defendió basándose en el “derecho de un creador de expresarse libremente dentro de los marcos de la legalidad vigente”.
Los hechos datan del pasado mes de abril. Lago abrió el segundo programa de O rei da comedia —un talent show que triunfó a principios de siglo pero que fracasó estrepitosamente en su resurrección— respondiendo a quienes habían criticado su escaso dominio del idioma gallego, donde los pronombres suelen ser un desafío para los neófitos. “Cuidado, Miguel, que yo-tu-él no son pronombres gallegos, Yotuel es un cantante cubano”, leyó en un supuesto mensaje que le habían enviado. “Aquí tienes que colocar bien los cho-che-te”. “Hablaré mal el gallego, pero de chochetes, lecciones ninguna para mí, ¿eh? De otra cosa no sabré, pero... hahaha”. Además de la del presentador, las únicas otras risas fueron las enlatadas.
Para los socialistas, con esta “zafiedad” que el diputado Aitor Bouza pronunció pasando “vergüenza ajena”, Lago conseguía, a un tiempo, vulnerar la dignidad de las mujeres y mofarse del idioma gallego. Sin embargo, en su respuesta leída, Pombo no lo vio así. Comenzó citando a clásicos del humor galaico, como Siro López o Xaquín Marín para acabar realizando una apología de la libertad de expresión. Eso sí, todos los intentos de Bouza para que, más allá de generalidades, diese su opinión sobre el gag concreto, cayeron en saco roto.
La directora xeral obvió el fondo de la cuestión y prefirió tirar de discurso victimista: “la libertad creativa sólo causa irritación cuando se emite en la TVG” o “el problema no es la dignidad de la mujer y la lengua, con las que estamos de forma irrenunciable: el problema es cuando un creador concreto hace humor en la TVG”. Después, fue incluso más allá: “Si lo que se pide es el silenciamiento, el apagón o el despido de un creador de contenidos, no es control de calidad: es censura, es cancelación y es una forma de apalear la libertad de expresión. Un terreno peligrosísimo”, advirtió.
Ese tono apocalíptico no convenció a su interlocutor. “No se puede amparar el machismo bajo el paraguas del humor”, contestó Bouza, quien consideró una “lástima” que Pombo no aplique ese mismo criterio al resto de la parrilla: “intentemos evitar esa censura y cancelación en el resto de ámbitos que existen en la televisión”. Y aunque argumentó que el que lo que hagan otros no va a justificar que lo haga la TVG —“no podemos compararnos con lo malo, comparémonos con lo bueno”—, le aseguró que “si puede poner un ejemplo de comentarios machistas en otros canales, serán censurados igual”.
Era lo que Pombo esperaba y Bouza se lo había servido en bandeja. Sin nombrarlo, la directora xeral se refirió a las palabras de Gonzalo Miró, el presentador de Directo al grano en TVE, sobre Carlos Mazón: “La emisión, la semana pasada, en un canal público estatal, en la que un presentador se preguntaba si el presidente de una comunidad autónoma llevaba los pantalones puestos en una comida con una periodista”.
“Una expresión casposa, vejatoria contra esa mujer que, además, hace menos de un mes había denunciado el estado mental en el que se encontraba por todos esos ataques humillantes y terroríficamente machistas que estaba sufriendo”, continuó antes de concluir que eso “no preocupaba” a los socialistas.
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