“En Galicia hay bases para el acuerdo de una mayoría progresista”
Xoaquín Fernández Leiceaga (Noia, 1961) recibe a eldiario.es a bordo de su furgoneta de campaña, una especie de cuartel general sobre ruedas en el que el candidato del PSdeG a la Presidencia de la Xunta aprovecha para atender los innumerables mensajes que esperan respuesta en su teléfono móvil, echarle un vistazo a la prensa o repasar la intensa agenda de campaña.
Hoy le esperan varios actos con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, quien, dice, está siendo recibido con verdadero fervor entre la militancia más veterana, la que lo anima al no a Rajoy. El primero es en Lugo, donde Leiceaga recuerda que Feijóo prometió hace más de media década un tren que nunca llegó o servicios sanitarios que aún están llegando a cuentagotas. Son promesas que después recordará desde el atril de aspirante a la Xunta, donde como cada día hasta el 25S “hay una idea central: que el cambio pasa por nosotros”.
Las encuestas no acompañan, admite, pero una movilización de la izquierda puede tumbar la permanencia de un Feijóo “a la defensiva”: “Intenta meter el dedo en las heridas de los otros mientras no es capaz de decir 'este es mi proyecto ilusionante para los próximos cuatro años'. Su proyecto acaba en él mismo”, reprocha. [Entrevista realizada originalmente en gallego]
Acabamos de ver encuestas que generan titulares en los que el PP figura con una mayoría absoluta prácticamente intacta. ¿Cómo han impactado en la campaña del PSdeG?
Preferiríamos, sin duda, que los titulares fueran otros. Si esto fuera hace cuatro o cinco años tendría más impacto, pero en los últimos años en el Partido Socialista estamos acostumbrados a que el CIS y otros lancen unos resultados que después son muy diferentes. Por eso el impacto está sensiblemente amortiguado. Después, hay cuestiones técnicas importantes, por ejemplo en el CIS. La toma de datos fue hecha en agosto, un mes atípico para una muestra fiable.
¿Qué les diría a quienes dicen durante la campaña eso de que “Leiceaga sería mejor presidente que candidato”?
[Ríe] No sabía que existía ese comentario. Pues que lo que tienen que hacer es pensar en cuatro años de gobierno y no en quince días de campaña.
La batalla en esta campaña es, en el campo de la izquierda, también del ánimo. ¿Percibe muchas voces en el entorno de la izquierda y, en particular, en el del PSdeG, que dice que Feijóo ya lo tiene hecho y que poco hay que intentar?
No. Frente a lo que sucedía en 2012, la sensación ahora es que todo está muy abierto. Es cierto que el PP es una maquinaria potente y que en Galicia tienen una gran capacidad para llegar a la población y movilizar a sus votantes. Pero la sensación en nuestro campo es que todo va a depender de la movilización de nuestro votante potencial. El CIS dice que hay un gran deseo de cambio, que se refleja en que el 57% de los preguntados desean un cambio de gobierno y un 30% quieren continuidad. En el PSdeG creemos que la cuestión es llevar ese deseo de cambio al voto, esa es la clave.
El PP mantiene un mantra en campaña: que frente a Feijóo sólo hay “lío”. Entre los partidos de la izquierda, pero también dentro de los partidos.
Hay que contrastar esa visión, muy periodística y de papel couché, con las prácticas de gobierno. En casi todas las comunidades autónomas hay gobiernos de coalición encabezados por el PSOE. Y en todos ellos hay estabilidad a pesar de estar apoyados por varios partidos o ser de coalición. ¿Por qué Galicia va a ser una excepción? Y también en Galicia tenemos esa experiencia, con gobiernos absolutamente estables frente a gobiernos del PP con mayoría absoluta que en Galicia, en algún momento, fueron mucho más inestables por sus divisiones internas.
Internamente la clave está en que hay partidos democráticos de verdad, en los que hay debate interno y el candidato se elige en primarias de verdad, como en el PSdeG, que provocan transparencia, porque hay debate abierto. Y hay partidos-empresa en los que el jefe, en este caso Feijóo, decide continuar con una decisión unipersonal.
En cualquier caso, sobre todo en precampaña, usted no lo ha tenido internamente muy fácil para ejercer como candidato.
Ya. Eso también ocurre con En Marea, por ejemplo. En los partidos democráticos hay transparencia, debate y posiciones. Y en el PSdeG hay una fuerte presencia municipal, hay posiciones de poder y presencia en los medios de estas posiciones.
Sobre la indecisión y la necesidad de movilizar a la que se refiere, el CIS dice que el PSdeG es potencialmente el que puede acceder a una mayor bolsa de electorado indeciso. Y también que se juegan un buen número de votos con En Marea. ¿Por qué deberían apostar por el PSdeG y no por En Marea?
Nos jugamos voto con En Marea y también con el BNG e incluso con el PP. Nos lo jugamos en una amplia franja. Es nuestra ventaja y nuestra debilidad. En el caso del porcentaje que nos jugamos con En Marea, deben ver en el Partido Socialista la solidez y capacidad de llevar adelante un proyecto de país definido. Tenemos propuestas concretas, verificables, que sabemos cuánto cuestan. Esa es la diferencia: tenemos experiencia de gobierno, tenemos candidatos que fueron y pueden ser buenos gestores. Mientras, En Marea tiene un proyecto más borroso, todavía por forjar, y menos capacidad de gestión, al menos demostrada. Nosotros somos más confiables.
¿Teme que cuaje en el electorado que el bloqueo del Congreso puede suceder en Galicia, aunque aquí los números lo hagan, a priori, mucho más difícil?
Nosotros vamos a hacer un gran esfuerzo, si hay una mayoría progresista alternativa al PP, por que esto acabe en un Gobierno presidido por el PSdeG. Y lo vamos a hacer porque si se da ese resultado, habrá un mandato claro tras ocho años de Feijóo. Y ese mandato será reforzar los servicios públicos, impulsar el retorno de la juventud, un modelo económico basado en la innovación, facilitar la creación de empresas tecnológicas, una política social más activa... Estas son las cosas que creemos que la sociedad demanda, y sobre estas bases podemos ponernos de acuerdo.
Esta campaña se desarrolla en un contexto de tensión territorial en el Estado y mientras el Gobierno gallego ha venido dando por “agotado” el proceso de traspaso de competencias. ¿Cuál es su agenda en este campo?
Hay traspasos que tienen consenso en el ámbito parlamentario que deberían dar lugar a una posición fuerte frente al Gobierno central. Y aquí tenemos que hacer algo de mea culpa, porque también en el PSOE ha habido posiciones más rígidas cuando gobernaba que las que había en el PSdeG. Por ejemplo, con el traspaso de la AP-9. Pero también la gestión del tráfico, que está funcionando en el País Vasco y Cataluña con total normalidad. O la inspección de trabajo, o la inspección marítima; no entiendo por qué teniendo plenas competencias sobre el litoral, no tenemos su inspección.
¿Y tendría ahora en la dirección federal del PSOE el apoyo que faltó en otros momentos para hacerlas efectivas?
Yo veo una posición más abierta, más comprensión de las posiciones específicas de los territorios. En ese sentido, hay más facilidad.