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Feijóo mantiene su dominio gracias a Baltar

Feijóo a su llegada a la sede del PP gallego

David Reinero

Mismo número de escaños pero más votos y más porcentaje sobre el total que en 2012. Sus casi ocho años de gobierno y los casos de supuesta corrupción que rodean al PP estatal y también al gallego no parecen haber debilitado a quien volverá a ser por tercera vez presidente de la Xunta con mayoría absoluta, Alberto Núñez Feijóo. Sus 41 escaños están lejos de los 43 que obtuvo Manuel Fraga en 1993 en su segunda candidatura, y ha perdido unos 100.000 votos con respecto a los 790.000 con los que se hizo con la Xunta en 2009, pero sus dificultades han sido mucho menores de las que pronosticaban los propios populares durante la campaña. Ha sido así fundamentalmente gracias a Ourense, donde el partido lo controla el imputado José Manuel Baltar.

Los resultados del PP en estas autonómicas hay que analizarlos teniendo en cuenta que la provincia de A Coruña ganó un escaño a cuenta de Lugo por los cambios poblacionales registrados en ambas en los últimos cuatro años. En A Coruña ese escaño a mayores va a parar a la izquierda, que suma 12, lo que no impide que el PP siga teniendo mayoría con los mismos 13 asientos que en 2012. Lo mismo ocurre en Pontevedra, donde los populares mantienen los mismos 11 diputados que en 2012 y se repite, como entonces, la peculiaridad de que esta sea la única provincia, precisamente en la que Feijóo era cabeza de lista, en la que la izquierda es capaz de empatarle a la derecha. Así que es en Lugo donde los populares salen perjudicados por la pérdida de escaños de la circunscripción y bajan de 9 a 8 diputados. Una caída que compensan con el incremento de un diputado en Ourense, donde el PP acapara 9 de los 14 diputados totales.

Estos resultados se producen después de que tanto Feijóo como el presidente estatal del PP, Mariano Rajoy, hayan avalado en persona a Baltar, imputado por prevaricación y cohecho por supuestamente ofrecer trabajo a cambio de sexo a una mujer también investigada en la misma causa. A pesar de ese hecho y de las numerosas denuncias de caciquismo que pesan sobre la saga Baltar, en Ourense el PP supera ligeramente los 90.000 votos que obtuvo en 2012, pero dispara cuatro puntos su porcentaje sobre el total al pasar del 49,17% de hace cuatro años a más del 53% ahora. Con este resultado, Baltar ve incrementado su peso en el PP de Galicia tras una campaña en la que él mismo destacó ante Feijóo y Rajoy el poder que ya acumulaba el partido provincial. Sin embargo, el voto emigrante aún podría dar la vuelta a la situación ya que el último escaño en juego en la circunscripción lo tiene actualmente el PP con el PSdeG a poco más de un centenar de votos de podérselo quitar. Si quiere mantener el noveno escaño, en el voto de la emigración el PP de Ourense tendrá que obtener tres veces más sufragios que los socialistas, una diferencia similar a la que ha obtenido este domingo en el voto en urna.

Por otra parte, estas eran las primeras elecciones a las que se enfrentaba en persona Feijóo tras conocerse su amistad en los años 90, cuando era el número 2 de la Consellería de Sanidad, con el narcotraficante Marcial Dorado, cuestión en la que la oposición hizo especial hincapié pero que el candidato despachó como un error de juventud.

Tampoco se cumplió el mal augurio que barajaban los populares de que los votos que pudieran escapárseles hacia Ciudadanos acabaran haciéndoles perder la mayoría absoluta. La formación naranja captó cerca de 50.000 votos, unos 10.000 más que los que sumaron en 2012 UPyD y el partido de Mario Conde (Sociedad Civil y Democracia), que ahora no se presentaban y que también intentaban captar parte del electorado popular.

En clave estatal, Feijóo ve reforzada aún más su posición en el PP al convertirse en el único presidente autonómico que gobernará con mayoría absoluta. Al tiempo, el resultado le serviría a Rajoy para reforzarse internamente, igual que en 2009, cuando también se había volcado en la campaña gallega. En clave parlamentaria, en los últimos días había incluso quien, en las filas del PP, esperaba que la mayoría absoluta que ya daban por hecha no fuera mucho mayor para evitar que sus diputados se excedieran aún más que en la pasada legislatura en sus formas por veces soberbias. Si es o no así se comenzará a comprobar el viernes 21 de octubre, cuando se constituirá el Parlamento de Galicia de la décima legislatura.

“Galicia seguirá siendo nuestro compromiso”

Puede que para acallar las voces que ya lo situaban en Madrid antes incluso de comenzar esta campaña electoral o puede que como simple frase hecha, en su comparecencia ante la prensa al conocerse los resultados electorales Feijóo reiteró en la noche de este domingo lo que lleva diciendo desde hace años: “Galicia seguirá siendo nuestro compromiso”. E insistió en que se siente un “servidor” de los gallegos y “eso seguiré siendo hasta finales de 2020, cuando finalice esta legislatura”.

Feijóo compareció en público después de recibir la felicitación telefónica de sus rivales y de que la primera foto suya que distribuyera su equipo fuese con su madre. En su intervención el popular aseguró que los gallegos hablaron en las urnas “con una respuesta: en Galicia sí”, frase con la que ha venido contraponiendo la situación política gallega con el bloqueo existente a nivel estatal. Feijóo agradeció el trabajo de los cuatro presidentes provinciales del PP y dio también “muchísimas y sentidas gracias” a Rajoy por acompañarlo en la campaña gallega, asegurando a continuación que el suyo es también un “resultado del PP de España”.

El aspirante a la reelección en la Xunta aseguró a los que le votaron que cumplirá “todos y cada uno” de sus compromisos, y a los que no lo hicieron que gobernará “para todos”. “Mañana es un día de trabajo”, añadió.

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