Feijóo exige “consecuencias políticas” para Catalunya durante su mensaje de fin de año
Catalunya fue en octubre la protagonista del principal discurso parlamentario anual del presidente de la Xunta, el del debate de política general, y Catalunya ha vuelto a ser un sujeto transversal en la última intervención pública de Alberto Núñez Feijóo en 2017, el tradicional mensaje de fin de año. Grabado en esta ocasión en la sala del Museo do Mar de Vigo donde se expone el 'Pergamiño Vindel', que “da fe de una realidad llamada Galicia”, el jefe del Gobierno gallego lo ha aprovechado para desgranar lo que define como “modelo gallego de convivencia”, que “adopta diferentes formas” pero que “siempre se fundamenta en la cohesión”.
Como hace doce meses, el dirigente popular hace resumen de su propia gestión en una positiva clave económica. El PIB, la deuda o el déficit muestran mejores indicadores que en el final de 2016, destaca Núñez Feijóo, y las “cuentas saneadas” de la Administración autonómica permiten seguir afrontando el desempleo que aún provoca “malestar” en la sociedad. “Quedan necesidades sin atender, marginaciones sociales que reclaman medidas”, pero el “autogobierno intacto” de Galicia, asegura, permitirá abordarlas.
En un contexto de “previsibles debates sobre la reforma constitucional, la revisión del modelo territorial y la financiación autonómica”, Feijóo asegura que Galicia tendrá “presencia singular”. Él, afirma, va a confrontar el mencionado “modelo gallego” con el independentismo catalán y advertirá de que “los pasos que se den” tengan que “incorporar las amargas lecciones de los recientes acontecimientos en Catalunya”.
El soberanismo catalán, acusa, “atentó gravemente contra la Constitución y, por lo tanto, también contra nuestro Estatuto de Autonomía” y por eso “además de las inevitables consecuencias jurídicas que esos hechos pudieran producir, debe haber consecuencias políticas”. Según el presidente de la Xunta, “la deslealtad no puede ser premiada mediante financiaciones a medida o proyectos que no garanticen el respeto a la ley”.
Mientras que Catalunya representa, según el líder conservador, “un patrón de conflicto permanente”, la Galicia cuyos habitantes son “bienvenidos en cualquier lugar del mundo” y que disfruta de un “año histórico para el turismo” ofrece “un modelo” en el que “se puede confiar”. Es “un país de palabra”, uno “de los más antiguos y característicos de España y de Europa” que “garantiza la unidad, el bienestar y la solidaridad en momentos dramáticos” como el de la ola de incendios de octubre, que sigue atribuyendo al “terrorismo incendiario”. “Si la intención de esa forma de delincuencia era sembrar la división social, Galicia supo dar una respuesta admirable”, resuelve, “la misma que merecen otras execrables manifestaciones de violencia, como la violencia machista”.
Hacia el 2018 el titular de la Xunta echa mano de las elegidas como palabra gallega del año en este año y en el anterior para desear que “irmandade” -hermandad- y “afouteza” -fortaleza- sean nuestra divisa en el año que comienza“. ”Ojalá Galicia siga siendo una gran familia unida“, resalta.