La Galicia prevista por Feijóo para 2014 choca con la realidad
La recuperación económica, la senda de la recuperación, la luz al final del túnel. Son algunos de los clichés que, durante los últimos años, han acompañado a la población desde los gobiernos con independencia de sus circunstancias económicas personales y que se intensifican en la actualidad, con la mejora de algunos de los indicadores macroeconómicos como el crecimiento del producto interior bruto. Este discurso llegó a Galicia un poco antes que al resto del Estado. Fue, concretamente, en junio de 2010, cuando Alberto Núñez Feijóo presentó, en un acto solemne, su Plan Estratégico 2010-2014: Horizonte 2020, un proyecto lleno de objetivos económicos que, a la luz de los datos oficiales, está notablemente alejado de la realidad una vez terminado su primer período de referencia, esto es, el año 2014.
Mientras, por encargo de los votos del PP en último debate sobre el estado de la autonomía, el Gobierno ya tendría que estar trabajando en la revisión del plan, un vistazo a sus principales indicadores permite concluir que el la Xunta erró en sus previsiones y que, por lo tanto, la fotografía trazada por el presidente en aquel multitudinario acto de 2010 en el Palacio de Congresos de Galicia tiene poco que ver con el país real. El plan, había proclamado Feijóo en aquel evento, “nos convoca en 2010, nos cita continuamente para evaliarnos, nos examina en 2014 y nos emplaza hasta 2020”. Aunque no todos los datos disponibles están actualizados en el año que acaba de terminar su evolución indica que lo definido por el presidente como “segunda modernización de Galicia” no se ha producido como había previsto.
La primera distorsión entre previsiones y realidad tiene que ver con uno de los lugares comunes más reiterados en la política económica de los sucesivos gobiernos autonómicos: la convergencia con la Unión Europea. En su plan el Gobierno preveía que Galicia continuara progresando para conseguir en 2014 el 100% de la riqueza per cápita de los miembros de la UE. El punto de partida era el 90% y, según Eurostat, la oficina comunitaria de estadística, un año después -último dato disponible- el indicador no sólo no había avanzado, sino que había retrocedido tres puntos, hasta el 87%.
Más actualizados están dos de los datos que fueron protagonistas de aquel acto de 2010: la ciencia y el empleo. Cuatro años después de que el presidente formulara el objetivo de un “crecimiento inteligente” basado en el “conocimiento” la inversión en I+D+i ha pasado del 1% del PIB, referencia durante la elaboración del plan, al 0,88%, todo esto en un contexto en el que la previsión para 2014 era superar el 1,5% entre el sector público y el privado. Además, según acredita el Instituto Galego de Estatística, ocho de los doce indicadores de la innovación han retrocedido durante los últimos años en Galicia.
En lo referente al empleo el resultado es, si cabe, aun más desalentador. El plan preveía que más del 65% de la población de entre 20 y 64 años tuviera trabajo en el final del pasado año. Lo hacía partiendo de un 63% y, en el momento del “examen” al que aludía Feijóo, el indicador había retrocedido al 58,18%, según la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre del año -la del cuarto se conocerá durante este mes-. Además, los datos del paro registrado, que el Gobierno gallego suele preferir, indican que Galicia lideró el crecimiento del paro en diciembre aunque lo redujo ligeramente en términos interanuales.
En este contexto, también existen algunos indicadores del plan que han mejorado durante los últimos años, aunque sin conseguir completamente los objetivos previstos. El que más se ha aproximado a la meta fijada ha sido el abandono escolar prematuro, que la Xunta preveía tener en 2014 por debajo del 20% y que, según el IGE, está ya en el 20,1%. También ha habido progresión en el número de patentes registradas y en el consumo y en la producción energética procedente de fuentes renovables, si bien los resultados están muy por debajo del previsto.