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22.000 hectáreas quemadas convierten 2016 en el segundo peor año de la década en los montes gallegos

Un brigadista trabaja en una zona arrasada por el fuego en Arbo (Pontevedra)

David Lombao

El balance de los incendios forestales de 2016 no va a ser bueno para el monte gallego. Todo apunta a que será el segundo peor desde la gran ola de fuego de 2006, que a su vez había sido la más intensa en dos décadas. Todavía no son públicas las cifras totales, pero ya es posible avanzar, al menos, dos conclusiones más: Se superarán las 20.000 hectáreas arrasadas por las llamas por segunda vez en diez años y, sin embargo, la tendencia seguirá siendo más favorable que en las décadas anteriores, cuando cruzar este umbral y acercarse a las 30.000 e incluso a las 40.000 hectáreas quemadas era una circunstancia relativamente habitual.

Este repaso a los incendios provisional está, necesariamente, condicionado por la política de comunicación de las dos áreas gubernamentales que manejan los datos de incendios: la Consellería de Medio Rural y el Ministerio de Agricultura. El departamento del Ejecutivo gallego, a quien le corresponden las competencias directas en este ámbito, tiene como norma desde el verano de 2009 no informar de los incendios que no superan las 20 hectáreas excepto casos excepcionales -acercamiento a zonas habitadas, por ejemplo- a no ser que un medio de comunicación determinado pregunte, específicamente, por un incendio del que tenga constancia. Además, no ofrece una relación completa del impacto del fuego hasta que finaliza la campaña y los últimos detalles llegan al año siguiente, con la presentación del plan anual de defensa frente a los incendios, el Pladiga.

Más allá de la información que difunde directamente a medios y ciudadanía -en los últimos años, también con una cuenta de Twitter-, la Consellería suministra datos también al Ministerio que, no obstante, tampoco son de utilidad para conocer lo que ha ardido en cada comunidad autónoma hasta el año siguiente. Esto sucede porque Agricultura ofrece avances informativos para todo el Estado (60.098,76 hectáreas hasta el 30 de septiembre, en este caso) y sólo los territorializa en cuatro grandes áreas: Mediterráneo, Canarias, Comunidades Interiores y Noroeste, área en la que ubica a Galicia junto a Asturias, Cantabria, Euskadi y las provincias de León y Zamora. En esta ocasión, por ejemplo, indica que casi el 50% de esas más de 60.000 hectáreas han ardido en el “Noroeste”, sin más detalles.

Más de 22.000 hectáreas

Con todas estas cautelas, ya es posible obtener una cifra más o menos precisa de la superficie que ha ardido en los montes gallegos durante este año. De la suma de todos los incendios de los que ha informado la Xunta desde el pasado enero resulta un total de 22.314,43 hectáreas, sin posibilidad por el momento de distinguir entre superficie rasa y arbolada. Esta cifra ha crecido, sobre todo, en las dos principales oleadas de incendios registradas en lo que va de año: la de principios de agosto, cuando en dos días ardió más de la mitad que en todo 2014 -un año excepcionalmente bueno- y la de mediados de septiembre, cuando en pocos días ardieron unas 7.000 hectáreas en la provincia de Ourense.

El verano más seco y caluroso de los últimos años ha sido terreno propicio para unos incendios que, como muestra el gráfico sobre estas líneas, destruyeron superficies semejantes a las quemadas en años como 2003 o 2013. Las semanas con más calor y viento fueron las peores y los peores episodios fueron interrumpidos por las escasas lluvias. Cuando el tiempo seco regresó, volvieron también los incendios, tal y como sucedió por ejemplo en los primeros días de octubre, cuando Medio Rural informó de sendos incendios en Carballeda de Valdeorras (27,9 hectáreas) y en el ayuntamiento lucense de Carballedo (26,53).

Recuperación de los montes y permisos de quemas

Mientras se registraban los, hasta ahora, últimos incendios del año la Consellería de Medio Rural informaba del inicio de algunos de los trabajos de recuperación de las zonas quemadas. Es el caso, por ejemplo, de varios montes de Porto do Son en los que se ha empleado la técnica del helimulching, mediante la cual el suelo de los entornos quemados es cubierto con paja “para protegerlo de la erosión y así evitar que los arrastres puedan afectar a los lechos de los ríos y al mar”. Adicionalmente, indica el departamento autonómico, se desarrollan en diversos puntos de Galicia labores como “sembrados regenerativos” o reparación de taludes, así como el restablecimiento de cierres para el ganado, entre otras acciones.

En este contexto, el fin del período de mayor riesgo implica también la reapertura de los permisos para realizar quemas agrícolas y forestales. Será, concretamente, desde este viernes, 14 de octubre, cuando Medio Rural vuelva a tramitar los permisos “debido a la merma del riesgo de incendios forestales por condiciones meterolóxicas”, dice la Xunta en un comunicado. “Las autorizaciones y comunicaciones -resalta la Consellería- dejan de tener validez en los días en que hay viento y altas temperaturas”.

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