“La noticia no es una carga policial, es que los marineros luchamos por nuestro trabajo”
La Praza Roxa de Compostela era al atardecer de este martes una mezcla de indignación, lucha y desesperanza. Un heterogéneo grupo humano formado por marineros, armadores y parte de sus familias esperaba por la liberación de los cuatro trabajadores detenidos tras los enfrentamientos con los antidisturbios de la Policía Nacional. En uno de las márgenes de la plaza Andrés García, portavoz de la Asociación de Armadores y una de las caras visibles de la movilización, lamentaba que su lucha llegara por fin a los titulares pero no para explicar los problemas de la flota gallega, sino para recoger las violentas cargas policiales.
“La noticia no es un contenedor quemado o cuatro porrazos, parece mentira”, dice, invitando a poner el foco en que “los marineros, por primera vez en la historia, estamos en la calle para reivindicar nuestro trabajo”. “Sólo queremos que nuestra manera de vida siga hacia adelante” y esto implica poder seguir pescando. “No somos guerrilleros ni nada, somos trabajadores” y además, “honrados”. “Si no fuésemos honrados nos iría mejor”, ironiza, justo después de confesarse “abatido e indignado”, como la mayoría de sus compañeros.
Minutos después la plaza explotaba en gritos, esta vez de alegría, para recibir a los cuatro marineros detenidos durante la mañana. Mario, uno de ellos, explicaba cómo los antidisturbios “entraron en el bar” en el que se había refugiado durante la carga y “me llevaron a mí sólo”. “No te resistas”, cuenta que le decían. “¿Cómo me iba a resistir si tenía a cuatro policías encima?”, se pregunta, al tiempo que explica que él fue uno de los que había estado advirtiendo sus compañeros más exaltados de que “no tiraran botellas”. Isaac, por su parte, se levantaba la camiseta para mostrar las marcas de los porrazos en su espalda y gritar por “un reparto justo” de las cuotas de pesca. Porque esta, como recordaba Andrés García, es la cuestión.
Un reparto basado en derechos históricos y no en barcos
Ese reparto al que aludían Isaac y Andrés es el que se pergeñó en una reunión en el Ministerio de Agricultura el pasado 20 de diciembre. Según ese principio de acuerdo la flota vasca se podrá quedar con el 48,6% de la caballa del Cantábrico, Galicia con el 24,8%, Cantabria con el 23,6% y Asturias, con el 3%. El acuerdo no satisfacía en exceso a los profesionales de Galicia, que lo rechazaron por completo al conocer la letra pequeña, esto es, lo que le tocaría finalmente a cada barco. Esta distribución, explican desde la asamblea de Portosín, implica que un puerto como el de Malpica, con 14 barcos, se quede con 92 toneladas de caballa y 846 de jurel mientras que el vasco de Getaria, con solo dos barcos más, dispondrá de casi 1.400 toneladas de caballa y 2.200 de jurel.
Propuesta de reparto de cuotas de caballa
La distribución que defiende el Gobierno central y contra la que lucha la flota gallega se basa en los datos históricos de capturas de entre 2002 y 2010, un período en el que los barcos gallegos apenas faenaban en el Cantábrico porque las cuotas de las que disponían en aguas gallegas eran suficientes. “Antes la historia era nuestra, no de las flotas del Cantábrico, porque quien pescaba la xarda éramos nosotros”, subraya el portavoz de los armadores, quien reitera que la propuesta gallega no es otra que un reparto “lineal” de la mitad de la cuota del cerco tanto para la xarda como para el jurel y la otra mitad, basándose en criterios como el número de barcos y tripulantes y los derechos históricos de cada embarcación.
Estas reivindicaciones serán las que pongan sobre la mesa los marineros en su reunión con el Gobierno gallego, encuentro que lograron concertar tras regresar en la mañana del miércoles a la sede del Parlamento autonómico. Tras rechazar reunirse con la conselleira del Mar, Rosa Quintana, por denominarlos “vándalos”, el Ejecutivo les comunicó a través del portavoz de pesca del PP, José Manuel Balseiro, que el vicepresidente Alfonso Rueda estaba dispuesto a recibirlos.
