Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Puigdemont estira la cuerda pero no rompe con Sánchez
El impacto del cambio de régimen en Siria respaldado por EEUU, Israel y Turquía
OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

“Nos contagiamos juntos”: los pueblos de la frontera entre Galicia y Portugal intentan coordinarse frente al coronavirus

Puente internacional entre Tui (Galicia) y Valença do Minho

Daniel Salgado

1

De los 1.292 kilómetros de frontera que separan el actual territorio español del actual territorio portugués, algo más de 400 discurren entre Galicia y los distritos de Viana do Castelo, Braga, Vila Real y parte del de Bragança en Portugal. Pero la intensidad de los lazos entre el norte luso y el noroeste peninsular no tienen equivalente en el resto de la Raia, como se conoce popularmente a la frontera. Las medidas para frenar el coronavirus que han adoptado ambos Estados -y en el caso gallego, también la Xunta- revelan, sin embargo, que a la unidad socioeconómica gallego portuguesa no le corresponde una estrutura administrativa adecuada. Apenas los gobiernos locales se esfuerzan en mantener la coordinación, ante la pasividad autonómica y estatal.

Esta semana la cámara municipal de Vilanova de Cerveira, en Portugal, a orillas del Miño, cerraba su piscina municipal. Los efectos de la decisión cruzaban el río: según calcula la alcaldesa de Tomiño (Pontevedra), Sandra González, un 60% de los usuarios de la instalación son gallegos. Cerveira y Tomiño forman una de las cuatro eurociudades compuestas por municipios de Galicia y Portugal. “Compartimos servicios a través de un programa europeo transfronterizo”, explica González, del BNG, “ellos usan nuestra escuela de música, aunque ahora menos por un problema de horarios”. La vida en la Raia húmeda -donde el Miño marca la frontera- no atiende a los mapas.

La primera edil de Tomiño, un ayuntamiento rural de más de 13.000 habitantes, recuerda que algunas familias escolarizan a sus hijos en Portugal “para que aprendan un idioma más”. “Se verán afectadas por las medidas del Estado portugués, claro, que van un poco más alla que las de este lado de la frontera”, dice. El Gobierno de António Costa (Partido Socialista) declaró en la noche del jueves el estado de alerta, pese a solo haber 78 casos confirmados de personas infectadas. Clases suspendidas, centros comerciales y restaurantes limitados, discotecas y bares cerrados, y prohibición de desembarco de pasajeros no portugueses de navíos dibujan un país clausurado. “Es una lucha por nuestra propia supervivencia y por la protección de la vida de los portugueses”, expuso Costa.

“Nosotros vamos acatando lo que nos llega, y lo hablamos con el presidente de la cámara de Cerveira [figura equivalente al alcalde]”, añade González. Al ser zona de frontera estatal, las decisiones sobrepasan a las corporaciones locales. Unas horas después del anuncio de Costa, el Gobierno español aprobó también el estado de alarma, que permite limitar la circulación de personas pero no afecta a los derechos fundamentales.

“Nos contagiamos juntos”

Xoán Vázquez Mao es el secretario general del Eixo Atlántico. Este organismo sin ánimo de lucro “dedicado al apoyo de todas aquellas iniciativas que fomenten la cooperación transfronteriza” realiza labores de administración para la eurorregión Galicia – Norte de Portugal. Que existe oficialmente como resultado de políticas de la Unión Europea pero que, en palabras de Vázquez Mao, “no funciona administrativamente, solo para hacerse fotos electorales”. Durante la actual crisis sanitaria, denuncia, tampoco. “Nosotros proponemos el establecimiento de una coordinación permanente entre la Xunta y la Dirección General de Salud del norte portugués”, dice, “la interrelación entre Galicia y Portugal es tan fuerte que también nos contagiamos juntos”.

La eurorregión abarca seis millones y medio de habitantes y 51.000 kilómetros cuadrados. Eixo Atlántico mantiene programaciones culturales, torneos deportivos u oficinas como la de ecología urbana. “Ninguna de ellas va a caer”, afirma Vázquez Mao, “de momento estamos retrasando todo dos meses y después ya veremos”. La interlocución del organismo es fundamentalmente a nivel local, entre ayuntamientos de los dos países, pero continua e intensa. El peor de los escenarios que manejan implica el cierre de Portugal y España, “como en Italia”. “Echamos en falta una estrutura administrativa y que ni siquera haya coordinación a nivel estatal”, señala. La derecha dura portuguesa empieza a susurrar la necesidad de cerrar la frontera. “Puedes cerrarla con Italia, está el Mediterráneo por el medio. Pero ¿Galicia y Portugal? Imposible”, considera.

El gran temor de Xoán Vázquez Mao se encuentra en el día después. Una vez superada la crisis, o por lo menos sus picos, las consecuencias económicas son la conclusión lógica de la situación. “Y en países que aún nos estamos recuperando de la anterior. La unidad económica y comercial es muy grande. Entre Vigo y Viana do Castelo existe un continuo. Ahora sufrimos la falta de previsión y la falta de estructuras”, explica. Ni siquiera habrá que esperar a ese día después. En la Raia ya perciben síntomas.

“La gente anula reservas”

“La gente anula reservas, no entra en el bar. La gente no sale de casa”, señala Xocas, que regenta una casa de comidas en la parroquia de Oleiros (Salvaterra de Miño, Pontevedra), a escasos kilómetros del puente internacional que une esa zona de Galicia con Monção, en Portugal. “Hace unos días en el Modelo [hipermercado portugués] no quedaba carne empaquetada. Hay bastante psicosis. Aunque no creo que sea por estar en la frontera, es generalizada”. La furgoneta de los Guardinhas o, en su defecto, de la Policía española, en las antiguas aduanas -una imagen pertenciente a otra época- sí indiquen, tal vez, que estos días no son días normales.

Salvaterra de Miño e Monção también forman eurociudad. Igual que Chaves y Verín (Ourense), ya en la Raia seca, y que Valença do Minho y Tui (Pontevedra). El alcalde socialista de esta última villa, sede episcopal y con un hermoso casco antiguo, habla de “total coordinación” con su homólogo de la otra ribera del Miño. De hecho, Valença ha anulado sus famosas ferias hasta, por lo menos, Semana Santa. Tui ha hecho lo propio. “También cancelamos las actividades culturales y deportivas que organizamos gracias a un programa transfronterizo”, expone el primer edil, Enrique Cabaleiro, “notamos menos gente por la calle. Y algunos comercios privados ya han cerrado”. Tui se encuentra además en el Camiño Portugués de Santiago. “Recibimos 80.000 peregrinos anuales. Y somos un importante destino turístico”, señala el alcalde, quien asegura que el sector hotelero y de restauración han empezado a recibir las primeras cancelaciones.

Cuatro puentes internacionales suturan la eurorregión al paso del río Miño. En la demarcación provincial de Ourense, la frontera es terrestre. Algunos cálculos hablan de que el 49% de tráfico transfronterizo entre España y Portugal circula a través de Galicia. A esta realidad es a la que, consideran en una zona donde la frontera es menos realidad material que en cualquier otro lugar de Europa, deben responder las medidas adoptadas para frenar la expansión del COVID-19.

Etiquetas
stats