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El inventario del interior del Pazo de Meirás confirma el expolio continuado de los Franco sobre el patrimonio público

Imagen de la biblioteca del Pazo de Meirás, con un fondo de unos 4.000 volúmenes

Paola Obelleiro

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El Pazo de Meirás, la emblemática propiedad que la familia de Francisco Franco deberá entregar este jueves al Estado tras ocuparla durante 82 años, atesora innumerables piezas históricas y artísticas de procedencia desconocida y antigüedad por determinar. Patrimonio Nacional reconoció, durante la visita que hizo junto a arquitectos, un arqueólogo y una historiadora del arte de la Xunta, blasones en muebles, alfombras y tapices que demostrarían que están catalogados como bienes públicos. El expolio de los Franco fue continuado. Hasta los muebles están tapizados con “tejidos históricos”, destacan los técnicos enviados por el Juzgado número uno de A Coruña para realizar un listado de todo lo que hay en el singular castillo y sus jardines, enclavado en Sada (A Coruña).

Los miembros de la comisión judicial que realizaron el inventario destacan que dada la premura con la que tuvieron que realizar el trabajo, a golpe de fotografías y vídeo, y las condiciones en las que están almacenados alfombras y textiles, no han podido hacer una catalogación pormenorizada de los múltiples tapices y reposteros. Pero sospechan que muchos son de alto valor. Y recomiendan que esas piezas sean “objeto de un trabajo separado realizado por especialistas”. Es otra de las múltiples sorpresas que se descubrió en la catalogación realizada por orden judicial, en cuanto saltó la noticia de que los herederos de Franco estaban planificando la mudanza en múltiples camiones para vaciar el dominio antes de entregarlo a patrimonio público.

En el informe realizado por Patrimonio Nacional, destaca, con fotografía a modo de prueba, haber encontrado en hojas de cortina y en una galería tejidos que “vistieron la sala de recibir de la Reina Victoria Eugenia en el Palacio Real de Madrid”. En una gran alfombra, aparece “el detalle del metraje de tejido de la Fundación Generalísimo Franco, Industrias Artísticas Agrupadas” que está conservado en el taller de Restauración de Tapicería de Patrimonio Nacional. Cómo y cuando llegaron a Meirás es un misterio aún por desvelar.  

En cada esquina de la mansión ideada por Emilia Pardo Bazán a finales del siglo XVIII como refugio literario y luego reconvertido en escenario estival de 40 años de dictadura, hay muebles, lámparas, vajillas y cuadros muy valiosos. En los jardines también. Diseminadas entre la hierba, allí están reconvertidas en jardineras las dos pilas bautismales del siglo XII que Carmen Polo, la esposa del dictador, hizo retirar de la iglesia medieval de San Xulián de Moirame, en Muxía. En medio de la vegetación, a la intemperie, también aparecen colocadas cincos estatuas de piedra seculares representando a Santiago peregrino y los santos Cristóbal, Andrés, Pablo y Francisco. En otra parte de los jardines destaca un conjunto pétreo antiguo compuesto por banco, mesa, muro, dos pináculos y un mural, todos ellos con motivos xacobeos. Hay constancia de que un pazo señorial de Dodro, cerca de Santiago, fue desmantelado y trasladado a Meirás para embellecer el dominio entregado a Franco en su condición de autoproclamado jefe del Estado. Hay múltiples blasones, algunos simplemente tirados entre las hierbas, cuya procedencia se desconoce y habrá que determinar. La familia del dictador fue añadiendo la fachada del edificio o en murales de piedra ancestrales escudos del Ducado de Franco con el fin de incorporar su sello a un legado de muchos siglos.

Capítulo aparte es la gran biblioteca que alberga el pazo, repartida en tres estancias distintas y donde aún se conserva parte del legado literario de Emilia Pardo Bazán. Los Franco, en Meirás, atesoran entre 9.000 a 13.000 ejemplares, en la mayoría volúmenes de ediciones de los siglos XIX y XX. Las temáticas son muy variadas y diversas, destacan los técnicos, al mezclar literatura, historia, filosofía, arte y libros de viajes, que a buen seguro conservaba allí la ilustre escritora coruñesa, con textos sobre la historia militar o el “autodenominado Movimiento Nacional”. En la declaración que tramita la Xunta de Galicia para proteger como Bien de Interés Cultural lo que resta del legado de Pardo Bazán, tiene registrados 3.200 volúmenes, entre ellas primeras ediciones de Voltaire. Un inventario más complejo y especializado se impone para catalogar los fondos bibliográficos de las Torres de Meirás, subrayan los técnicos.

El pasado viernes la jueza que lleva la causa sobre la propiedad del Pazo ordenó que la entrega al Estado se haría el 10 de diciembre, incluyendo todos los bienes depositados en su interior. El listado de tesoros que ahora han aflorado demuestran que el expolio del dictador y su familia al patrimonio nacional fue constante y sucedido a lo largo de los años. Solo la orden de la titular del juzgado número 1 de A Coruña ha permitido conocer la profundidad del robo perpetrado durante la dictadura. Los historiadores avisan de que han visto tantas obras de valor que necesitarán mucho más tiempo para aclarar las autorías y etapas históricas de muchas de las piezas halladas entre unos muros de los que la dictadura sale para siempre 82 años después.

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