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Entroido político en la campaña gallega: pachanga sobre la amnistía, los pellets y recambios para “Rueda pinchada”

Os Maracos y su carroza sobre Feijóo y las "cagadas" del año.

Paola Obelleiro

A Coruña / Ourense —

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“¡Mamita, qué pachanga!”. Era inevitable que la política se colara en el Entroido, cuya celebración coincide este año con la campaña electoral. Con mucho cachondeo y retranca, en el fin de semana grande del carnaval gallego hubo mofas y disfraces sobre la amnistía, el follón de las investiduras presidenciales o la crisis de los pellets, ese vertido de bolitas de plástico en las playas que protagonizó la actualidad gallega en la precampaña de enero. Mientras arrecia en la esfera estatal la controversia por las confesiones del PP sobre sus ofertas de “indulto condicionado” a los independentistas catalanes, el fugado Carles Puigdemont anduvo de tabernas por el carnaval de Noia (A Coruña). El grito de una señora enfundada en una bandera de España que se hizo viral durante una manifestación contra la amnistía revivió en Xinzo de Limia (Ourense).

En las calles de A Coruña, bajo el lema 'Unha cagada máis', se pasea estos días un artefacto con el rostro de Alberto Núñez Feijóo entrando y saliendo de una tarta de excrementos rodeada de moscas. Es una alegoría carnavalesca ideada por Os Maracos, una de las comparsas coruñesas más veteranas, que tiene en la política y sus protagonistas su mejor fuente de inspiración. Este año, disfrazados de perros, decidieron dedicar sus coplas y su carroza a las “cagadas” del año: en clave local, las de origen canino que embadurnan las aceras de la ciudad, y en el plano político, la del follón de las elecciones generales, la investidura y la amnistía.

“Mamita, ¡vaya pachanga se armó! / Como son muy buenos amantes, / el Feijóo y el Abascal/ juntos fueron al Congreso / porque se querían casar. / No hay padrinos y la boda / no se pudo celebrar”, cantan Os Maracos. La copla, que se llevó el primer premio de letra y música en el concurso local de este carnaval, relata que el “casamiento” fue finalmente “con el fugado Puigdemont”.

“Con la nueva ley de amnistía / ya no ingresa en prisión. / Pero el menú del banquete / no a todos les gustó / y armados con banderas / salieron en procesión. / ¡Vaya belén se montó!”, continúan. Y para reforzar la carroza escatológica, un gran cartel acompaña la comparsa coruñesa. Aparecen, sobre una deposición, las caras de Feijóo y su sucesor en la Xunta, Alfonso Rueda.

Colocarse a modo de capa una bandera de España, como se vio en múltiples protestas contra la amnistía, resultó ser un disfraz recurrente en el Entroido. La Cayeborroca, con el lema de “por puto defender España”, se manifestó con guasa e ingenio por las calles de Ferrol.

El famoso “me gusta la fruta” de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, también alimentó sátiras. En el gran desfile de comparsas y carrozas de Ourense, el pasado domingo, un hombre se valió de una camiseta con la frase burlona de Ayuso y un carrito para mofarse de “las cosas chulísimas” que hace el Gobierno de España, como el paro, la Agenda 2030 o la jubilación a los 67 años. Una Ayuso caracterizada como Blancanieves desfiló por las calles de Pontevedra tirando de un carrito y un cartel en el que aparece ofreciendo una manzana a un Pedro Sánchez disfrazado de bruja malvada y recreando la ya célebre expresión que usó para enmascarar el insulto al presidente del Gobierno.

Pellets con retranca

La denominada crisis de los pellets que protagonizó el arranque del año, así como un desfile de políticos en las playas polemizando sobre las competencias para la limpieza, también fueron reiteradamente escenificados en estos carnavales en múltiples localidades. En Vigo es incluso el Meco de este año, el símbolo satírico de estas fiestas que durante cinco días preside la Praza do Sol. En una tarima están representados dos voluntarios con buzos blancos y convenientemente dotados de guantes y rastrillos para recoger bolitas de plástico en la arena. Y en otra peana, se erige la figura del presidente de la Xunta y, por primera vez, candidato a la presidencia del Gobierno gallego, Alfonso Rueda. Vestido de traje negro con corbata azul y una gaviota posada en el hombro, parece acudir al rescate armado con una escoba y una bolsa de basura.

El Entroido se hizo un hueco en las agendas electorales. Rueda, disfrazado de Gandalf El Gris, el mago de El señor de los anillos, participó en la fiesta del Xoves de Comadres de Verín, una de las grandes citas de las celebraciones en Ourense. Transformado en cosmonauta recién desembarcado del espacio, el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jacome, abrió el carnaval de la ciudad recordando que el domingo hay elecciones. “Lo último que haría en un pregón sería pedir el voto para nosotros, sería lo último pero no quiere decir que no lo haga”, dijo el regidor cuya formación, Democracia Ourensana, tiene expectativas de entrar en el Parlamento gallego.

Más cauto, el socialista José Ramón Gómez Besteiro se limitó a enfundarse un mandilón para retratarse junto a su compañero catalán Salvador Illa haciendo orellas, el dulce más típico de los carnavales. La jefa de la oposición, la nacionalista Ana Pontón, se disfrazó en una visita a varias de las localidades con más tradición de Entroido en Ourense. Y también inspiró muchos disfraces.

En Xinzo de Limia, una de las citas más multitudinarias y popular del Entroido, la campaña electoral está muy presente en las burlas carnavalescas, con disfraces como el de un mecánico que publicita los “recambios Pontón” para sustituir a “Rueda pinchada”. Las celebraciones se prolongarán en muchas localidades aún toda la semana, hasta el mismo día de acudir a las urnas, este domingo de Piñata.

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